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viernes, 6 de mayo de 2016

MÁS DE DOS MIL CHINOS JUNTOS, Y NO ES UN CHISTE



El post de hoy se podría comenzar a modo de chiste:
¿Qué hacen dos mil quinientos chinos a la vez, y todos juntos, en Madrid?


Pues nada más y nada menos, y esto ya no es un chiste, que disfrutar de unas vacaciones, excelentes y a todo detalle, pagadas por su jefe, que es presentado para nuestra información como “el empresario y filántropo chino Li Jinyuan, presidente del Grupo Tiens”.


Nuestros tutores legales y mentes pensantes, es decir, tanto nuestros jefes como políticos de turno, cada vez que nos quieren introducir, normalmente para mal, un cambio en nuestras vidas, dicen eso tan manoseado de “pues en el extranjero desde hace años que se lleva a cabo”.


Esperemos que en más de uno de nuestros jóvenes empresarios, porque los de la vieja escuela ni quieren ni podrán cambiar, cunda el ejemplo y se acuerde de sus empleados no solo para abroncarlos sino para decirles que “también es culpa suya” de que su empresa vaya también. Vamos, el otro lado de lo que normalmente suele ser el comportamiento del empresariado y de una manera de ver el negocio en el que siempre prima, a la hora de surgir un problema, el preguntar “quién ha sido” en lugar de “por qué ha ocurrido”, para evitar ese problema en un próximo futuro.


Los deseos de empresarios de los lugares (Madrid, Toledo, Barcelona, además de una corrida de toros, visita a varios museos, y copiosos ágapes) a los que les ha tocado la lotería de ser visitados por el grupo proveniente de China, y que deben de ser ávidos compradores de productos de alta gama, serán muy parecidos, salvando las distancias de la época, a aquellos de “Bienvenido Míster Marshall”, aunque en realidad el cuento ha cambiado y mucho.  



Ya los “salvadores”, en este caso, no vienen del capitalismo puro y duro, de unos Estados Unidos, que para los personajes de la película de Luis García Berlanga representaban una especie de Reyes Magos de la abundancia, y ahora vienen, visto precisamente con los ojos de entonces (mediados de los cincuenta), de los rojos, de los comunistas.  Aunque quizás hace tiempo que aprendimos que el dinero no tiene padre ni madre, mientras venga y mucho.


En momentos así, recuerdo detalles de la empresa en la que trabajé por casi treinta años, que por no dar no daban ni la lotería de Navidad (gentilmente te la descontaban de tu nómina), y que al cumplir los cincuenta años de su fundación nos "agasajaron", a las mujeres con un perfume y creo recordar que alguna cosa más; y a todos los varones, y dice mucho de la manera de pensar de la empresa, con una caja de herramientas. Pero eso sí, como la empresa nunca daba puntada sin hilo,  tanto en el caso de los hombres y mujeres, se aprovechó para darlo por orden de satisfacción del empresario con respecto al que recibía el “regalo”, y a medida que fue bajando el grado de satisfacción del contratante, y tras varios días de “goteo de premios”, a los últimos se los dio su encargado, a última hora del día, del día que ellos quisieron, en fila india, con prisa, y malos modos.



Quizás, y visto desde Occidente la imagen que se pueda captar de este nuevo Rey Midas, de China,  no coincida en nada con la que tendrá para sus empleados, por su cultura y por diferentes maneras de ver la vida. 


A nosotros, buenos somos también,  si nuestro jefe tiene la idea de organizarnos un viaje de vacaciones, por ejemplo a Suecia, la mayoría pensaríamos, como mínimo: ¿por qué  mi jefe me organiza la vida?, ¿qué se me ha perdido a mí en Suecia?, o ¿no me podrá dar el valor del viaje en dinero? 


Y es probable que tengamos razón, porque dónde queda la libertad de ir o no. Huele a que esos días, unos diez, el trabajo, porque el jefe lo ha querido así, es estar de vacaciones.


Quizás, en el fondo, el destino nos hace un favor de no estar en esa tesitura...

*FOTO: DE LA RED