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domingo, 8 de febrero de 2015

GALA DE LOS GOYA 2015: LLUVIA DE IMÁGENES Y UN BESO


Antes de nada, este vecino del mundo tiene que decir que el que pretenda encontrar una crítica, sobre si las películas premiadas o no premiadas merecían tal honor, o ha sido una gran equivocación, es mejor que buscan en otros medios, porque aquí se van a encontrar unas cuantas anotaciones, pensamientos, sensaciones, tomadas a vuela pluma, durante la Gala de los Goya 2015, que tuvo lugar ayer por la noche.

No entraré a valorar los modelitos tanto de ellas como de ellos, solo diré que en la mayoría de los casos siempre sirven para definir más a la persona/personaje. Y ante el desfile de famosos, odio decir “celebrities", este vecino siempre se hace la misma pregunta ¿En muchos casos las ropas/joyas/zapatos serán prestados por las mismas casas? Y es que ante el oropel del cine, ser famoso no significa estar forrado, y dudo que muchos/as se puedan permitir el lujo de estrenar un traje nuevo para tantas galas como muchos van. Sino a más de una o de uno deberíamos de cantarle ese famoso cuplé, “La chica del diecisiete”, que dice “de dónde saca pa tanto como destaca”.

Este vecino es un gran aficionado al mundo del espectáculo, y uno de los fundamentos de toda gala que se precie es que debe de ir “in crescendo”, y sin embargo, ayer, en la gala de los Goya, ocurrió lo contrario.

Tras el popurrí inicial de canciones, se acabó con esa especie de himno que ya es “Resistiré”, con todos los que iban de alguna manera a intervenir en el acto. Una especie de carta de intenciones ante ellos mismos, y al representante del gobierno, el Señor Wert, que dejó a los mismos académicos totalmente impresionados y callados. Todo lo que viniera detrás, solo iba a hacer bajar la intensidad del acto.
Este vecino del mundo cree, y quedó patente ayer, que esa canción, ese himno, tiene que ser adoptado para todas las Galas de los Goya, y se debería de cantar de pie y a capela al final del acto.  No hay un broche de oro mejor.

Por lo demás, en la gala ocurrió lo de siempre, demasiadas dedicatorias y tiempos muertos por parte de los agasajados, que dieron al traste con las buenas intenciones del maestro de ceremonias, Dani Rovira, que estuvo muy bien, demostrando con cada gesto lo buena persona que debe de ser, mimando en cada segundo a cada uno de los nominados.

Aunque el Señor Rovira, en un alarde de humor interpretativo, demostró que un minuto da para mucho, y que muchos nos lo llegamos a creer, la cabra tira al monte, y los premiados siempre se miran y se mirarán al ombligo. También quedó patente que al Señor Rovira no le importa arriesgar  en todo lo que sea espectáculo, y quedó más que claro en ese trio de claqué, junto a un auténtico profesional y cuyo nombre se me escapa, y a Adrián Lastra, otro joven talento curtido en más de un musical.

Dos momentos muy importantes de la ceremonia, y ambos plasmados en una “lluvia de imágenes” fueron el resumen de películas del Señor Antonio Banderas, Goya de honor a toda una carrera, y las imágenes de la gente relacionada con el séptimo arte que ha fallecido en este último año. Salvo los más conocidos, y que en su momento la noticia de su fallecimiento nos pudo impresionar, el mismo hecho luctuoso es una metáfora de lo que es el cine, un remedo de la vida en la que el actor solo es una herramienta al servicio de una trama, y que una vez terminada ésta, el actor/maquillador/técnico desaparece en el mejor de los casos tras el telón de cualquier cine de barrio.

Todo el mundo se estará quejando hoy, de lo largo que fue el discurso del Señor Antonio Banderas, y estoy de acuerdo, pero hay que añadir que quedó patente la seriedad con la que el actor de Málaga se lo había tomado. Hizo una especie de testamento cultural propio, más digno de un premio Príncipe de Asturias, que de un Goya,  pero es un signo de la seriedad con la que el Señor Banderas se toma cada paso que da.
En la Gala de ayer me ocurrió lo mismo que en la final del mundial de fútbol de Sudáfrica, que estaba más atento a un posible beso, que a la mayoría de lo premios. En Sudáfrica fue entre Casillas y su novia Sara Carbonero,  a los que se les había dado todo tipo de palos, y que parecía que si no se ganaba el mundial era por su culpa. Ese beso fue una especie de varapalo a todos los agoreros que intentaban curar una herida que todavía no se había producido.

El beso esperado de ayer, y que también se dio, fue entre Clara Lago  y el presentador del acto, Dani Rovira, cuando esté fue premiado como “Mejor actor revelación”. Y me gustó, y mucho. Porque siempre se les ha tachado de, digamos, que “estrechos” con la prensa, intentando no expresar sus sentimientos, y muchas veces tildándoles como auténticos bordes. Y, ayer, en ese beso quedó patente que son dos personas que se quieren, pero que no quieren vender sus  vidas con algo que es ajeno a su “negocio”, que es el de ser dos cómicos, y muy buenos, por cierto.
Por lo demás en cuanto al reparto de premios, quedó claro que este vecino estuvo muy acertado en el momento de hacer el comentario a la película “Ocho apellidos vascos  (http://patxipe.blogspot.com.es/2014/03/euzkadi-tiene-un-color-especial-estas.html), hablando de que tanto Carmen Machi, como Karra Elejalde, pudieran tener muchas posibilidades ante unos Goya que entonces todavía estaban muy, muy, lejanos.

El Goya a Nerea Barros es totalmente merecido, por su actuación contenida y más que mostrada sugerida, de una madre ante un drama familiar en “La isla mínima”.

Aunque este vecino del mundo no ha podido ver todas las películas nominadas a la mejor película, he de decir que en mi opinión, “La isla mínima” es un peliculón,  y tiene el poder de dejar un regusto amargo, un poso inquietante que no deja que la olvides. Mientras, “El niño” es un buen ejemplo de película taquillera, bien hecha, resultona, y técnicamente perfecta. Dos muy buenas películas y dos maneras diferentes de ver el cine.

Resumiendo, una Gala muy, muy larga, pese a los esfuerzos de un maestro de ceremonias, Dani Rovira, que estuvo excelso, para comérselo, como presentador y como persona ¿Para cuándo un late show en televisión, para una persona, Dani Rovira, que tiene una gran credibilidad? Por lo demás, los premiados bastante acertados, y que servirán de publicidad para que más de uno vea películas que no vio en su momento.

*FOTO: DE LA RED