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domingo, 26 de abril de 2015

INTENTANDO OCULTAR EL SOL CON LA YEMA DE UN DEDO


Eso de que estemos ya metidos en plena campaña electoral, hace que al cortijo que es España le hayan colocado una carpa de circo en el centro, y eso que este vecino del mundo no tiene nada, vaya por delante, sino muy al contrario, con ese manera tan bonita de vivir y de sentir un arte tan antiguo. Y un día sí y el otro también, tengamos que asistir obligados por los medios de comunicación, especialmente por la televisión, al más difícil todavía de un político desatado en plena campaña.

Si el otro día teníamos que sufrir a una Esperanza Aguirre tarareando canciones en inglés y francés, y bailando el “No estamos locos” de Ketama, ayer, sábado, y en el mismo programa, QUÉ TIEMPO TAN FELIZ, de María Teresa Campos, tuvimos, a pesar de nuestro estupor, que “sufrir” el descubrimiento de un nuevo showman, Antonio Miguel Carmona, que canta y baila, y todo sea, también, por la alcaldía madrileña. En este caso además, con el agravante de que no puede disimular con la excusa de que fue algo “improvisado”, sino que ya hasta la canción, Everybody loves somebody sometimes, estaba preparada. Por cierto, y quizás sin pretenderlo, con el título de la canción elegida ya ha dado carnaza a los que quieran meterse con él. Ese “Todo el mundo ama a alguien algunas veces” es muy fácil de malearlo y ponerlo en su contra, al tiempo.

Cuando entenderán nuestros políticos que lo de sorprendernos lo tienen ya muy difícil, con todos los casos de corrupción y choriceo general que saltan a los periódicos, para ser buenos, “casi” todos los días. Porque a más de uno, entre los que este vecino se incluye, seguro que cuando hacen estas cosas, cuando menos, "tan peculiares", nos hacen acordarnos de ese célebre "ande yo caliente, y ríase la gente".

Con eso de que dos nuevos partidos han aparecido en nuestro panorama electoral, muchos están comparando este tiempo con el final de los setenta y comienzo de los ochenta. Pero aquella España que aprendía a ser democrática, tras muchos años de opresión, solo era sorprendida por algunos políticos del PSOE que en plena campaña electoral iban sin corbata, e incluso los más osados fueron Felipe González y Alfonso Guerra, con algún pantalón y chaqueta de pana. Pero lo de ahora no es una cuestión de pana, sino de pena.

No sé si dan pena los candidatos forzados a hacer, según ellos mismos o sus diseñadores de campaña, el más difícil todavía, o damos pena nosotros, por tener que sufrir a unos candidatos operados y extirpados de autoestima.

Este vecino nunca ha osado hablar por boca de los demás, porque bastante tiene con intentar representarse así mismo, pero cree pensar que al decir lo que va a decir puede resumir el sentir de una gran mayoría de españoles:

Si quieren sorprendernos a partir de ahora, y no solo en campaña electoral, sino siempre, sería de agradecer que se limitaran a presentarnos su programa electoral limpio, claro y sin mentiras, y cumplirlo sin cambios de última hora, una vez que han ganado las elecciones, aduciendo que las circunstancias les obligan a ello. Y por supuesto, como un punto central y especialmente importante, evitar el choriceo, el amiguismo, y el “a dedo” dentro de su partido, y su futuro gobierno. Lo demás, es intentar ocultar el sol con la yema de un dedo.

*FOTO: DE LA RED