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sábado, 17 de agosto de 2013

ALGO MÁS QUE PAYASOS

No sé si os pasa a vosotros también, pero cuando veo un rostro de alguien y estoy convencido de que le conozco de algo, mi mente inmediatamente juega a situarlo en algún lugar, en alguna circunstancia. Y, además, lo que veo es un alejamiento de ese rostro para intentar recordarlo en un ambiente, en un momento. En el argot cinematográfico pasaríamos de un primerísimo primer plano a una panorámica, con lo cual ya tendríamos más datos para recordar a esa persona, y en el momento que la conocí, y cómo.
Con el verano, la sensación déjà-vu es total, especialmente cuando has pasado los doce últimos agostos en el mismo lugar: Torrevieja.
Se puede decir, y nunca mejor dicho, que no hay nada nuevo bajo el sol. Tampoco es eso lo que este vecino del mundo busca, sino estar tranquilo en un lugar ya conocido, y cada vez más conocido, por gente de todo el mundo.
Últimamente, con tanto ruso al rededor, tengo la sensación de que en cualquier momento me voy a topar con el Doctor Zhivago mismo, con el rostro de un Omar Sharif inmenso.
¡Es curioso!, porque mientras al pueblo llano hace tiempo que se le puso mirando a Cuenca, con perdón por Cuenca que no tiene la culpa de nada, el gobierno se ha puesto por motu proprio, mirando a Gibraltar. Lo del pueblo, desgraciadamente, se entiende, porque ha llegado un momento en que entre impuestos anteriores, nuevos impuestos, aumento del I.V.A., choriceo administrativo tanto en directo como en diferido, la única opción que nos queda es mirar, y mirar a Cuenca hace tiempo que tiene connotaciones sexuales no consentidas sino impuest-as.
Sin embargo, lo de mirar a Gibraltar es periódico y tardío, amén de que no deja de ser un intento de cortina de humo para cambiar de tema, y lo triste es que ni quieren hacer nada, ni van a cambiar nada, en un grano que hace mucho tiempo que nos salió a todos los españoles, y por enquistarse, cada vez es más grande, y ya pronto tendrá hasta un puerto deportivo.
Este vecino nunca ha entendido como los británicos, que no quieren abandonar su espíritu isleño, y que trasladarse al continente es ir a Europa, porque ellos son continente aparte, con moneda propia, sin embargo, luego, tienen tanto apego a la geografía del sur de España, e intentan “mover” a las instituciones europeas por una supuestas irregularidades del gobierno español, cuando ellos, los ingleses, y los británicos en general, se han pasado siempre por el forro de sus caprichos las leyes internacionales, moldeándolas a su antojo.
Con las actuaciones de Gran Bretaña también tenía sensación de déjà-vu, hasta que un día me acordé de que lo mismo había visto hace muchos años en el circo.
Una vez viendo la actuación de un trío de payasos, uno de ellos atizaba unos tortazos impresionantes al otro, mientras el payaso listo de rostro blanco estaba despistado, y además, el mismo payaso que atizaba, luego empezaba a llorar estruéndosamente, mientras se acariciaba el moflete en el que supuestamente había recibido el monumental tortazo. El supuesto agresor, mientras tanto, se miraba las manos con ojos desorbitados, y cara de no comprender nada. Lo mismo que está ocurriendo ahora, y seguirá ocurriendo en el siglo que viene, a no ser que Gibraltar ya ocupe toda la península ibérica.

*FOTO: DE LA RED