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sábado, 4 de abril de 2015

LA PEQUEÑEZ DEL SÁBADO SANTO, O LA GRANDEZA DEL MINUTO DE GLORIA



Hoy, el denominado Sábado Santo, es uno de esos días que está no por sí mismo, sino apoyando a otros de su familia pero más famosos, como el Jueves y el Viernes Santo, y para culminar con el Domingo de Resurrección.

Lo que en la vida corriente denominamos famosos por familia: como, por ejemplo, la saga de los Iglesias, y con ello este vecino no quiere hacer un chiste entre los días anteriores, y que además pertenecen a la Iglesia. Sino que los hijos de la Familia Iglesias – Presley han sido tocados por la barita de la suerte, y mejor para ellos. Ya en sí es una suerte que te paguen un riñón por anunciar unos bombones de chocolate, cuando el común de los mortales tiene que pagar por ellos. O por anunciar unas baldosas, que antes las baldosas eran eso, baldosas, y ahora tienen pedigrí.

Como se suele decir hay quien nace con estrella, y luego quienes nacemos estrellados. Que somos los sábados santos, que estamos porque tenemos que consumir y para que nos consuman, naturalmente.

Como este vecino del mundo hace mucho tiempo que asumió su papel, pero no por eso se conforma, sí tuvo claro desde el principio que si él no es su mejor amigo…, mal andamos. Por eso en lugar de dar trabajo a psicólogos y similares, cada día que siente que tiene que andar con cuidado, más que nada para no pisarse la moral, no se encarga de buscar a otros que están peor que él, sino al contrario, busca ejemplos a los que la vida aunque sea en una décima de segundo les ha sonreído.

Internet, como toda arma poderosa puede usarse para bien o para mal. Personalmente este vecino del mundo la utiliza para muchas cosas, los que me siguen habitualmente ya saben que tengo dos blogs (el otro es de pintura) y que este blog personal está creado para eso, para evitar tener que tumbarme en una camilla y contar mi vida, pagando por ello, y eso que soy el protagonista. Y si con ello, con este blog, consigo hacer sonreír y pensar a alguien, mejor que mejor.

En momentos bajos utilizo “Youtube” para disfrutar de ejemplos en los que personas humildes alcanzan ese minuto de gloria, o más. El ejemplo más conocido puede ser el de esa Susan Boyle  (https://www.youtube.com/watch?v=Ifc4a1X5vAo), que mientras todos se reían al verla aparecer en el escenario diciendo que quería ser como Elaine Page, toda una estrella de los escenarios en Gran Bretaña, les dejó no solo con un palmo de narices, sino que al poco tiempo cantó con la propia Mrs. Page (https://www.youtube.com/watch?v=r0ogG9_FBWI), no como un regalo sino como un derecho bien ganado.

Otro ejemplo, que incluso merecería el hacerse una película sobre su vida, tenemos el de Pablo López, un mejicano, sin hogar, sin familia, que se presenta a un concurso mejicano, quizás para sentir la prueba de que está vivo, y a todos sorprende con esa gran voz de roquero viejo (https://www.youtube.com/watch?v=XneqOrjFtFI)


Ya para terminar, para que esa moral no solo se levante sino que levite, otro ejemplo, que éste si de un cuento se tratara bien pudiera ser el de “La bella y la bestia”, y en el que las dos personas (Charlotte and Jonathan) que intervienen no son bellas, sino bellísimas, aunque una de ellas solo lo sea por dentro, y dependa claramente de la confianza que le da la otra (https://www.youtube.com/watch?v=cMIXQgMMdDU).

Los sábados santos, no son unos sábados cualquiera, aunque en teoría no tengan la brillantez de otros días, y se tengan que ganar su razón de ser cada vez que aparecen. Por cierto, si con ninguno de los tres ejemplos afloraron a sus ojos aunque sea unas tímidas lágrimas, es mejor que se lo haga mirar, porque realmente tiene un problema, o muchos, vaya usted a saber.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 29 de agosto de 2014

CREER EN EL PARAÍSO

A medida que uno se va haciendo más viejo, que este vecino del mundo va cumpliendo años, se va haciendo también más sensible o, al menos, va quitando barreras que le impidan expresarse como él realmente siente.
Eso de que “los hombres no lloran” siempre me ha parecido, personalmente, una majadería, pero era mejor lamerse las heridas en casa.
Los seguidores de este vecino ya saben que el cine, la música, y el arte en general, le encantan. Pero quizás no sepan que en los momentos en que el vecino alcanza destellos de felicidad puede llorar como una María Magdalena cualquiera.
Al comienzo cuando ésto ocurría, concretamente viendo la película “Cinema Paradiso” (en la escena en que el protagonista descubre unas bobinas de celuloide con escenas de su primer amor y, especialmente, de los besos que había robado la censura a los usuarios de aquel cine de pueblo), intentaba no llorar, con lo cual le dolía el cuello inmensamente del esfuerzo que hacía. 
Desde hace unos años, sin embargo, y la experiencia es un grado, en momentos así, este vecino se deja llevar, y que los ojos expresen lo que sienten todo el tiempo que ellos quieran, o que el corazoncito, mi corazoncito, se lo dicte.
¿Películas o canciones que le hacen llorar a este vecino?
La verdad es que no muchas, pero los dos ejemplos que voy a comentar tanto de películas como de canciones, en la mayoría de los casos cada vez que las veo o las oigo, no me puedo, ni quiero, por supuesto, reprimirme, y…¡Que sea lo que Dios quiera!
En películas, la ya comentada “Cinema Paradiso”, y la muy traicionera. porque desconocía la temática hasta que la vi: “Siempre a tu lado, Hachiko”.
Con esta última, no es que llorara, sino que creo que todavía no han terminado con las obras de reparación del cine en cuestión, y de eso ya unos tres años.
Respecto a canciones que me tocan la fibra sensible, hay dos clarísimas.
Por un lado, tenemos una, prohibida, al menos en su momento, en los hospitales británicos, porque decían que por su temática podía desmoralizar a los pacientes. Se trata, de ese gran existo, cantada por muchos entre ellos Ojosazules Sinatra, “My way” (A mi manera). Una bellísima canción, en la que el protagonista está haciendo una recapitulación final de las cosas que hizo bien o mal en su vida, que se pudo equivocar o acertar, pero de lo que está seguro es que, siempre, siempre, lo hizo “a su manera”.
Por el otro lado, está esa exquisita canción, del musical “Los miserables”, “The dream I dreamed”, en castellano “Tuve un sueño”, y que todo el mundo recordará como motivo de descubrimiento (existo viral en internet, con una desconocida, hasta entonces, Susan Boyle). En sí, este suceso, una desconocida juzgada solo por su aspecto físico, y que al cantar, deslumbra, es en sí, bellísimo.
Esa canción, "The dream I dreamed", es algo así como la descripción del Edén en un pentagrama. El compositor al terminar tranquilamente pudo decir: -Bueno, yo ya me puedo ir, ya he cumplido con la humanidad.
Solo por momentos como los descritos, amén de los vividos, por supuesto, con las personas queridas, es una delicia estar en este mundo, y pertenecer a la especie humana, capaz de sentir y reflexionar, aunque, muchas veces, hagamos otras cosas que nos debieran avergonzar…

Por eso, si a este vecino alguna vez le preguntaran si cree en el Paraíso, no tiene ninguna duda en contestar: -Sí, creo, pero no es un lugar, es un sentimiento.

*VIDEO: DE LA RED