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martes, 15 de marzo de 2016

INDIANA JONES EN BUSCA DE SU AUTÉNTICO YO


Sorprendido por la confirmación de Disney, o mejor dicho de sus representantes aquí en la tierra, de que habrá una quinta parte de las aventuras de Indiana Jones, en Julio del 2019.


De primeras, y aunque el tiempo no pasa sino vuela, se me antoja una fecha tan lejana que estoy seguro que para entonces España ya tendrá un nuevo Presidente, eso si dura el mandato del presumiblemente "nuevo" unos añitos.


Cuando un personaje, ya se convierte en franquicia, da cuando menos ganas de practicar el humor negro por no llorar. Este vecino del mundo, en cuanto se ha enterado, ya ha brindado una idea para el próximo argumento, y además gratis.


El malo de turno será “Al Zheimer” (el título provisonal: "Al Zheimer contra el Doctor Jones"), y el tesoro a encontrar por parte de Indiana Jones (con esa edad ya me parece una falta de educación llamarle “Indy”) será, naturalmente, sus recuerdos, que en cierta forma ya son los nuestros.


Steven Spielberg ha debido de decir que Harrison Ford va a ser el único actor que va a interpretar ese personaje. Aunque está claro que Mister Spielberg, ya ni pincha ni corta en cuanto al destino del personaje, sino la productora antes mencionada. 


Aunque siga rodando el "único", el "original", Harrison Ford, obviando los dobles que ya ha tenido en muchas escenas, y que tal como pasa el tiempo hasta la próxima entrega a lo mejor en la primera escena, por exigencias del guión, el Doctor Jones se pone su sombrero, y  esta vez también una bufanda, y no se quita esos complementos hasta el final de la película, con lo cual será mucho más fácil escamotear al actor original. Y, como hubiera dicho mi padre,  lo demás son pamplinas.


Seamos serios, Mr. Harrison Ford, tiene ya la nada despreciable edad de 73 años. Pongamos que ruede la película un año antes de su estreno estimado, eso sería en el 2018, ya llegaría a los 75 años. Y estos americanos que son tan meticulosos en todo, especialmente tratándose de dinero, a lo mejor le hacen firmar un documento en el que no puede tener la desagradable idea de morirse hasta haber rodado la película, e incluso una vez terminada, que cada vez es más importante, hasta su promoción.


El mismo guionista, David Koepp, que firmó la cuarta entrega, ya debe de estar preparando las siguientes aventuras. Y en opinión muy personal, precisamente la cuarta película, por mucho, es la peor de la serie, y a mucha distancia de las otras, con lo cual las expectativas no tienden a ser tranquilizadoras. ¿No hay quinta mala?


Este vecino del mundo por muy diversas causas quiere mucho a este personaje, porque entre otras cosas tuvo la suerte de ver la primera sesión, sobre las cinco de la tarde, de la primera película, en Londres, el día de su estreno, no en Leicester Square, sino en la zona de Cromwell Road, cuando nadie sabía nada del personaje, aunque durante mucho tiempo antes ya se habían gastado mucho dinero en promocionar la película.


En la humilde opinión de este vecino del mundo, una vez que un personaje, o una historia, cae bajo la influencia de Disney, como en este caso, o en el de “La guerra de las galaxias”, es difícil encontrar más valores que los originales, pero sí muchas más películas. Quizás, y si son valientes, deberían hacer sagas de “sus personajes de toda la vida”, que también los hacen, pero normalmente destinados para video y televisión,  y ya podríamos estar hablando con respecto a Bamby de su “biznieto”, o de la vida oculta de su madre, aunque esta ya sería para adultos.



Lo mismo que hay un organismo, y ahora voy a brindar otra idea, también gratis (hoy estoy que derrocho) como por ejemplo, la Unesco que vela por espacios y monumentos, y los declara Patrimonio de la humanidad, para vigilarlos y salvaguardarlos, debería de haber otro organismo que vigilara por el futuro de personajes e historias que ya son de todos, y que convendría, cuando menos, no estropearlos ni contaminarlos por ordeñarlos crematísticamente hasta la extenuación.


¡Suerte Doctor! Y que no le pase nada.


*FOTO: DE LA RED