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martes, 7 de julio de 2020

...POR NO LLORAR



Hace un rato estaba, a l lado mismo de mi casa, en el bar de cabecera (si hay farmacias con esa denominación también debe de haber bares o tabernas con esa función, se lo merecen). Y mientras este vecino del mundo tomaba un cafelito, ha entrado un señor de mediana edad, que en su día se aburrió y todavía le dura. Y esperando por un chupito de whisky, sin prisas, y sin mucha menos ilusión, ha comenzado a hablar sólo, mientras miraba más allá del espejo que tenía en frente.

“…Y Bolsonaro ha dado positivo –decía para sí mismo, y para todos.- Pues debe de ser lo único positivo, que ya es algo, que ha aportado a su país. Y además, seguro que sin querer. Le ha pasado como al británico, al Boris Johnson ese, que no creían en la potencia de ese bichito, el corona. ¿No querían café? Pues toma dos tazas. Ya solo falta que el Donald americano ese, el ricitos de oro, el naranjito de La Casa Blanca,  lo coja también, y ya tendremos otro tipo de “Santísima Trinidad” porque también éstos están en sus altares además…”

Ya le he dicho al camarero, mientras le guiñaba un ojo, que no sabía que habían reconvertido el negocio en un club de stand up comedy. Y me ha contestado  que esperaba que me gustara la primera actuación, que es un nuevo valor.

Algunas veces, la mayoría, una mezcla de aburrimiento y desidia, puede lograr lo que en otros momentos lo conseguiría un buen pelotazo. Ese comentarista de barra estaba en el límite entre el aburrimiento y la desgana de ver, quizás sin ser muy consciente de ello, el presente que estamos afrontando.  Y en el que puedes encontrar de todo, especialmente nada bueno, y mucho menos un reducto de esperanza.

*FOTO: DE LA RED


miércoles, 11 de marzo de 2020

... QUE NO SALGA NADIE...



Pues sí, va a ser difícil olvidar por solo un momento el concepto “coronavirus”. 

De todas maneras y para tomárnoslo con humor, este vecino propone que desde este momento adoptemos como himno de cabecera, durante muchos días, o mientras dure todo esto al menos, esa canción tan sanferminera que dice “…y ha dicho el alcalde que no salga nadie, que no anden con bromas, que hay muy mal ganao, riau Riau…” Y es que a todo un bicho como ese ya tan famoso, “coronavirus”, se le podrá confrontar otro  de unos quinientos kilos y unos cuernos que  no son “honoris causa”, sino de verdad de la buena.

Pues eso, que Pedro Sánchez, el alcalde, como el de la canción, de nuestro municipio llamado España, ha dicho que no salga nadie y que no andemos con bromas. 

En realidad, todas las medidas que ya se han dado no pueden prevenir nada, sino que más bien hacen que vayamos pasando todos por la enfermería de la plaza, pero más lentamente. El fin último, y me parece lógico, es que nuestro sistema sanitario, y en eso los americanos, los hijos de Trump, nos tienen que tener mucha envidia, no se colapse enfermando todos a la vez.

Como en aquel famoso chiste, y no lo voy a contar ahora porque estaría fuera de tono incluso en este blog, lo importante es ORGANIZARSE. Y como ponerse enfermo por estricto orden alfabético va a ser imposible, lo importante es que nos distanciemos en el tiempo lo máximo posible.

Más de un yerno y nuera díscolos, o asesinos en serio, utilizaran la estratagema de que el gobierno ha hecho bien en suspender los viajes del Imserso para que así se hagan cuidadores non-stop de sus nietos, y así los padres de las criaturas, no pierdan horas de trabajo ya que los suyos no se pueden realizar desde sus casas vía digital y cual…

Tengo un amigo, de bar, filósofo de txikito en ristre, que ayer me preguntaba si veo peligrar el Olentzero del próximo Diciembre. Como a este vecino le gusta bacilar, pero serio, siempre serio, tras unos segundos haciendo que estaba sopesando la cuestión, le contesté, quizás demasiado secamente, y acordandome de todos aquellos que están dejando limpios los supermercados: Creo sinceramente que el fin del mundo tiene una fecha mucho más corta. 

Tras mirarme fijamente por si iba en serio o en broma, cogió su txikito, y antes de desaparecer por completo el vino de su vaso, la campanilla, la de su gaznate, ya estaba recibiéndolo con un tintineo un tanto fúnebre esta vez. Un minuto después, Txomin, mi amigo de barra, ya había desaparecido. Espero verlo antes de las próximas navidades… será una buena señal, para los supervivientes al menos.

*FOTO: DE LA RED

martes, 3 de diciembre de 2019

LO CARGA EL DIABLO...



Ahora vivimos en lo reiterativo. Es la única manera de explicar lo que me pasó ayer por la noche. 

Me había quedado traspuesto como una Santateresa cualquiera, pero en lugar de rezando, viendo la tele, y al irme a continuar el empalme con el reino de Morfeo, pero ya en plan homologado con cama y todo, pasé un momento por el frigorífico de cabecera, porque junto con la Farmacia es lo único que está abierto las veinticuatro horas.

Al abrirlo, salió José Luis Perales, con la mejor de sus sonrisas, ofreciéndome el triple disco que acaba de sacar para así anunciarme además su última gira. Detrás, por el runrún debía de haber mucha más gente, todos hablando de lo suyo, pero acerté a ver en segundo lugar a un Carlos Arguiñano tan campechano como te puedes ofrecer en un hueco de cincuenta por cincuenta con su último libro de recetas. Y detrás de su nuca adiviné, más que acerté a ver, a Cayetano Martínez de Irujo, la clase desde luego resalta aunque solo le dejen unos centímetros, con su libro de “Cayetana a Cayetano”.

Ya he dado orden en casa: hasta que no pasemos estas fiestas navideñas no debemos abrir el frigorífico, y menos por la noche, no sea que nos acusen los vecinos de organizar fiestas ahora extrañas.

Ahora dirán que ha sido internet el que ha acercado el comercio  a las casas… Hace tiempo que nuestra televisión es el nexo de unión  con el comercio, y creándonos vinculaciones con todo tipo de fiestas y similares con  lugares hasta ayer extraños, e internet nos ha evitado quitarnos las zapatillas, y que podamos seguir restregándonos con candidez la entrepierna en la intimidad de nuestra familia o así.

Va a llegar un momento, si no estamos ya en él, en el que primero compremos algo, y luego nos inventemos la excusa. Un San Porque Sí, que unos lo vestiremos con kaiku vasco, sin pompones mejor, que ya nos tocan otras cosas sin que demos tantas facilidades, y otros, por ejemplo, de traje de faralaes, o de corto.

Lo dicho, cuidado con el frigorífico que estos días lo carga el diablo, que alguien lo ha desatado.

*FOTO: DE LA RED