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jueves, 23 de mayo de 2013

SEGUNDA VIDA



Muchas veces el simple hecho de salir de compras, si no pierdes ripio de lo que te rodea en cada momento, puede valer por una graduación en psicología.
Al lado mismo del supermercado en el que hago la compra. hay una especie de chiringuito montado de compra/venta de joyas. Hoy estaba que no lo reconocía nadie. 
Ninguna referencia ni a “compra-venta”, ni a joyas. Un gran letrero en cada una de las caras, cuatro, del citado quiosco, en el que ponía en inglés “2nd life”, más o menos se adivina que puede querer decir “segunda vida”, y echándole imaginación “segunda oportunidad”. A ésto acompañaba en el mostrador mismo, un pequeño letrero en el que se recalcaba en castellano “reciclamos tus joyas”. Ninguna referencia a la posible humillación que supone vender o revender nuestras cosas. Todo muy higiénico y muy “verde”, reciclar. Nada que sugiera término, acabar, sino nueva vida, nuevas posibilidades.
Esa escena me ha recordado la cantidad de eufemismos que se emplean últimamente. No se lucha por acabar con los problemas, solo se le das otro nombre, para cambiar la apariencia, y no seamos conscientes de la gravedad de las cosas.
Hace mucho tiempo que por parte de Estados Unidos se dio orden en los asuntos bélicos de mostrar imágenes del campo de batalla, pero sin que se vean los muertos, pues lo mismo ocurre con todo.
Siempre hay que atraer la atención del espectador hacia otra cosa.
Cuando la presión hacia el Presidente de la nación es insufrible, aparece como por arte de “birlibirloque”, el presidente de la liga de los muertos vivientes diciendo que si hace falta él se postula cómo nuevo representante para llevar los asuntos de Dios en la tierra, mientras reescribe de nuevo la historia.
Al Señor Aznar le fueron en su momento bien las cosas, porque por casualidad todo iba bien, pero entonces mismo se pusieron las bases para la burbuja inmobiliaria, y entre los invitados de la boda de su hija, se puede encontrar un florido catálogo de presuntos chorizos con pedigrí ibérico.
Parece que lo mismo que a un actor le mueve, en parte, el reconocimiento de los aplausos, a un político también le pone el ser recordado.
El problema subsiste cuando sus recuerdos le nublan el panorama de lo que un día fue, no teniendo por qué ser lo que en realidad pasó.
Quizás lo que a primera vista pueda parecer un enfrentamiento de dos gallos en el mismo corral, en el mismo partido, solo sea una maniobra de distracción para darle al Señor Rajoy, un tiempo de relajo y de, sin parecer, quitarle parte de la presión, que se la lleva quien cree estar más allá del bien y del mal, y solo está pasado de rosca.

*NOTA: DE LA RED