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jueves, 26 de septiembre de 2019

GEOGRAFÍA HISTÓRICA INVENTADA...



Todas las épocas tienen sus clichés, sus tics,  y uno de los más importantes de ahora sería eso del “relato”, o de contar no  cómo le va a cada uno en su feria particular, sino cómo desea que los demás crean que le va.

Se acaba de terminar una legislatura, desgraciadamente muerta al nacer,  y aparentemente al menos, todos los partidos han estado más preocupados en distribuir su relato de cómo fue todo, a realmente hablar con un hilo directo desde el corazón.

En realidad eso del relato viene  muy ligado a otro concepto, o tic, muy de la época también, el tuneo de las cosas, y que no tiene que ver nada con la tuna universitario, aunque hay un mucho de cantarte coplas e incluso de cantos de sirena, sino precisamente con darle cuerpo, en cierta manera, al relato de cómo deseas que sean las cosas, los objetos, que tienen la suerte de rodearte. Porque hay un mucho en el concepto de "relato" de hacerse un selfish, otro cliché, con el paisaje deseado de vender en torno a tu persona, y no con la realidad a convivir en tus veinticuatro horas diarias. 

Y aquí quizás llegamos ahora a una de las piedras angulares de nuestro día a día, la famosa, tristemente, posverdad, o disfrazar a la mentira con un camuflaje de sabor a verdad verdadera. Lo que vendría a ser intentar borrar tus huellas en el desierto de la realidad para que no se viera ni se sintiera la urdimbre, o la tomadura de pelo si solo fuera una humorada, y no disfrazar la verdad de lo que fue para seguir chupando de la teta de la que quieres seguir mamando. 


La posverdad es hija de su tiempo, y tiene un mucho de “photoshop” y de jugar con la estética de lo políticamente correcto. De hacer que huelan bien los armarios donde guardamos los cadáveres de las promesas incumplidas. La posverdad tiene un mucho de tristeza y de timo, de disfrazar las cicatrices que nos han traido hasta aquí para ponerle un precio, siempre más alto, a lo que va quedando de nosotros mismos. Y hay que seguir viviendo, que no es fácil.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED




jueves, 8 de agosto de 2019

MADRID LA VIEJA, Y EL ABUELETE BAILARÍN


Hay imágenes que te hacen creer que todavía hay esperanza. En un día, en pleno agosto, en el que el Informativo de las 3 de la tarde más parecía un concurso de adivinar la noticia verdadera entre todas las demás que eran claramente carne de "fake news"o noticias falsas. 

Entre descerebrados al volante o en el capó del coche, que además  graban sus fechorías por aquello de un segundo de fama en las redes aunque luego acaben en la trena, fríos pirómanos o asesinos de paisajes, sentimientos y recuerdos, el hueco de las noticias del mes veraniego por antonomasia se rellena, por ahora al menos, sin recurrir a ninguna serpiente veraniega. 

Esa imagen comentada al principio es la de ese "abuelete", este vecino del mundo prefiere, con mucho cariño, definirle así, que "anciano", como muchos periódicos de la red se han referido a él, que no se puede resistir, ni evidentemente quiere, y utiliza una de las principales calles madrileñas, Gran Vía, como telón y fondo del arte y manera de ver y sentir la vida que lleva dentro, al son de "My baby just cares for me", de Nina Simone.

Este señor, porque sin duda lo es, ha hecho ya solo con su gesto una declaración de amor a la vida, y ha convertido, sin pretenderlo ni quererlo, a Madrid en una especie de La Habana de este lado del charco donde se vive la vida en la calle, y no se pretende ser sólo políticamente correcto, o simplemente aburrido.

A destacar por supuesto el toque que le da esa señorita, con su imagen, su voz, y el gusto por cantar y contar sentimientos. A este vecino que desde niño ha amado el cine y la música, siempre ha soñado con el “musical de la vida”. Aquel en el que todos cantan y bailan en unión y armonía, bailando sin haber ensayado, y coincidiendo en los pasos, como vecinos bien avenidos.

En estos días de “quítate tú para ponerme yo”, pero sin que se note que quiero,  aquí los dos, ella y él, está claro que están haciendo lo que les pide el cuerpo, y además en forma de arte.

¿Para cuándo un tango arrastrado entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias cruzando sus piernas y sus miradas? Una legislatura da para mucho, especialmente si todavía no se ha empezado.  

*FOTO Y VIDEO: DE LA RED