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viernes, 8 de agosto de 2014

DIAS DE "SOL Y SOMBRA"

-Que no, que no queda más remedio que reírte- le he comentado a Andrés, un conocido de mi época vacacional, porque llevamos varios años coincidiendo bajo el sol torrevejense.
Y es que ayer salió, bueno, es un decir, porque la prensa se enteró del lugar en el que se encontraba el otrora Muy Honorable, ahora simplemente ¿Señor? Pujol, y se despachó con lo siguiente: "Estoy a disposición de la justicia. Si en algún momento, alguna instancia jurídica o alguna instancia tributaria quisiese hacerme alguna pregunta, yo asumo el compromiso, evidentemente, de contestar a las preguntas que se me hagan”.
Y este vecino del mundo se ha imaginado en la época en la que él tenía que ir “obligatoriamente” a cumplir el servicio militar, “la mili” de toda la vida, y cinco minutos antes de que le avisaran que tenía que ir al ayuntamiento a tallarse, ir, desprendiendo chulería al cuartelillo de la Guardia Civil, diciéndoles eso, de que “si tengo que ir a la mili, voy”.
Que me perdonen mis lectores, pero, para ser claro, “al Señor Pujol no le va a quedar más cojones que actuar como la ley quiera, o mejor dicho sus servidores se atrevan". 
Y es que hoy es el día en el que las autoridades correspondientes, incluyendo las del “Tesoro”, que diría un americano, no les debe ir bien “el llamarle para investigar”. Ya se sabe, el veranito, el calor…ya en septiembre si eso… ¡Vamos! Como al-entonces-muy-honorable, que no le dio tiempo a declarar ese testamento…
Sin embargo, como le he seguido comentado a un cada vez más indignado Andrés (que se ha tomado el casi olvidado, al menos por este vecino, “sol y sombra” para ir pasando su mala leche), al  Gobierno español, o al menos a alguno de sus representantes, no le ha faltado tiempo en “informar” a la orden de San Juan de Dios a la que pertenece el repatriado, que deberá correr con los gastos. Y lo más indignante es, no solo que nunca se ha cobrado por repatriar a un español, sino que este vecino está seguro que lo hacen, porque en estos días las miras  del españolito de a pie, se han vuelto muy estrictas, y el encargado de turno, del Gobierno de turno, ha dicho eso de “no quieres taza, pues toma taza y media”.
Buenos mal que en estos días veraniegos, y muy cerca del azul del mar, ahora sí y luego también, te alegras con esos cuerpos esculturales que justo a tu lado se comen unos cuantos “panchitos”…
Sin embargo, este vecino no ha dejado de mirar lo que quedaba del “sol y sombra” de Andrés, como metáfora de estos días, que más que invadirnos, directamente nos violan.

*FOTO: DE LA RED

martes, 1 de abril de 2014

Y PARECE QUE FUE AYER...

Y parece que fue ayer cuando jugaba a ser mayor, cuando los días eran interminables, cada momento una aventura. No entendía la seriedad de los mayores, ni sus códigos, ni que detrás de un adulto se escondiera un niño jubilado.
Y parece que fue ayer, y ya he olvidado el no querer ser como mis padres, mayores y serios, el  anteponer el juicio por encima del corazón.
En un armario han quedado colgados aquellos sueños que fueron mi piel. Y es que la vida te va pelando como a una cebolla, quitando la inocencia que era tu ley. Los años te han enseñado a preguntar el por qué, el  interesarte por el destino antes de comenzar el viaje, el intentar ver lo que viene detrás de la curva antes de tomarla, la respuesta antes del problema.
El futuro era ser mayor, venir de la mili, y mientras, aprendías a escribir con pluma sobre renglones marcados, a dejar tu marca en el pupitre de madera. Y todas las tardes eran merienda de pan con nata y radionovela al fondo.
No importaba el ayer, porque estabas convencido de que habría muchos, y el mañana quedaba muy lejano, casi tanto como el final del curso. 
En el mundo de los niños solo había dos estaciones, el colegio y el verano. La primera estación, llena de preguntas sin respuesta y regla en la mano, duraba mucho más que aquellos días en la playa o jugando a fútbol. Días de niños, o de niñas, pero siempre separados.
Domingos de misa mayor, de pelo con agua y raya, con ropa de día de fiesta, y de colección de cromos pegados con harina. Domingos de sesión infantil en el cine para los niños, y de bailables en la plaza para los mayores.
Recuerdos de ayer vistos desde la acera del hoy. El mañana nunca llega, porque siempre es hoy o el recuerdo del presente caducado.
Y parece que fue ayer, y en el fondo sigo siendo un niño jugando a ser mi padre, mayor y serio. 

*FOTOGRAMA: DE LA PELÍCULA "LOS CUATROCIENTOS                                       GOLPES",  DE  FRANÇOIS TRUFFAUT