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lunes, 3 de junio de 2013

FARMACEÚTICO DE IDEAS

Se suele decir que nadie es profeta en su tierra, y por eso gente que me conoce de siempre, y ahora me ve reconvertido en blogger, me ha preguntado muchas veces de dónde tomo las ideas para escribir, aunque a este vecino del mundo le da la impresión de que lo que realmente quieren preguntar fríamente es: ¿Y tú que cojones haces escribiendo?
Contestando fríamente a la fría pregunta, solo se puede decir que es una necesidad que te pide el cuerpo, como cuando un buen día te comienza a gustar aquella morena que siempre había sido amiga tuya, y que tus castos pensamientos no habían pasado de contemplarla como eso, como una amiga más.
Con respecto a la primera pregunta, a la de la fuente de las ideas, en realidad no existe como tal. A medida que le vas cogiendo oficio a lo de blogger, te conviertes en un farmacéutico de las ideas, y estás todo el día de guardia, alerta, y cualquier conversación diaria, noticias que lees, escena especial que ves en la calle, puede servir. Y si la idea que tienes es más bien descabellada, mejor que mejor.
De todas maneras, la actualidad diaria está poniendo muy fácil los temas. Otra cosa es si éstos son esperanzadores, o el mundo cada día es más kafkiano. Todo hueso tiene su tuétano, y eso es lo que hay que encontrar. No quedarse en el continente sino en el contenido.
Algunas veces, una simple declaración de alguien, vista de otra manera, aunque la noticia sea triste en sí, el resultado puede ser gracioso. Por ejemplo, estos día el vicesecretario general de Estudios y Programas del PP, Esteban González Pons, afirmó que la emigración de los jóvenes en busca de oportunidades tiene dos lecturas, una lectura obviamente dolorosa, y la otra positiva, y es que trabajar en la UE no significa trabajar en el extranjero, sino en casa.
Aunque al leer esas declaraciones ya automáticamente la vena del cuello se te dispara, el cuerpo sin embargo te pide llevar hasta las últimas consecuencias la estupidez del político de turno, y convertir en chiste algo que en sí no tiene gracia. Y te imaginas a un marido diciendo a su sufrida: 
-Cariño, para bajar un poco el estrés que tengo, me voy a dar un paseo por uno de los barrios nuevos de la ciudad. Voy a pasear por Berlín, y ya puestos, voy a ver cómo andan de trabajo por esa zona. No me esperes a cenar, porque últimamente las ciudades son cada vez más grandes, y me temo que no me va a dar tiempo.
Y ya para terminar diré que esas personas que me preguntaban de dónde saco las ideas, lejos estaban de suponer que ellos mismos, en lugar de hacerme una pregunta, en realidad, me estaban aportando un tema. Si lo llegan a saber, a lo mejor no me preguntan. ¡Vaya usted a saber!

* FOTO: DE LA RED, Y PATXIPE