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sábado, 6 de febrero de 2016

ESTACIÓN ESPACIAL "DONOSTI"



Este vecino del mundo está convencido de que el tiempo es el mejor contador de chistes. Eso sí, algunas veces tienes que ayudarle con tu mirada, para ver cuando menos el lado irónico.


Hoy, por ejemplo, Sábado de Carnaval, y frío invierno disfrazado de día espléndido, no ha podido ser mejor fecha para que comenzaran los autobuses en la nueva estación donostiarra, en Atotxa, muy, muy cerca de donde estuvo el anterior y siempre recordado campo de fútbol.



Y es que el parto de esta estación de autobuses ha sido más lento que el célebre parto de los montes. Ya he contado más de una vez, que la estación, por llamarla de alguna manera, que se ha cerrado ahora, en Amara, en realidad ha sido "provisional", y si "las obras de palacio van despacio" en Donosti más de una vez han podido parecer parapléjicas, siempre con lucha de egos tanto en primer como en segundo plano, y que ha dado como resultado más de treinta años de dimes y diretes.


Hoy sobre las doce del mediodía, este vecino del mundo, y durante un paseo aprovechando un día que al ser carnavalero se había de disfrazado de sabor caribeño, aunque fuera por pocas horas, ha ido a ver la nueva estación. 


Por un momento, al llegar, ha creído que se había confundido y estaba en el medio de un congreso de jubilados. Sin embargo a los pocos minutos ha comprobado que lo del congreso iba en serio, pero que  realidad había gente de todas las edades, y el congreso era de "Arquitectos".


Todos hemos sido invadidos por ese espíritu tan nuestro también, y que se resume con "después de visto todo el mundo es listo", y éramos fuentes de sugerencias para combatir las pegas que todo el mundo veía, y que más de uno quería juntar (cosa que a este vecino no le ha parecido justa), aunque fuera solo por la proximidad, tanto de lugares como de fechas, con la debacle de esa ceremonia de inauguración de la capitalidad europea , y esos seiscientos mil euros de factura que todos recordaremos, y que más de uno esgrimirá a la hora de votar en próximas elecciones, a modo de la célebre "venganza del chinito".


Tras ver las instalaciones, y con unos sentimientos tan ajenos a los que en un primer momento creía el vecino que le iban a invadir, se ha acordado de las palabras de un amigo íntimo que tras recuperar un piso, que en realidad era de sus padres, tras un divorcio complicado, y mucho tiempo de juicios, al volver al piso y en la soledad de la añorada casa se dijo: Tanto esfuerzo para ésto...


Y es que después de tantos años y cambios de ubicación, en realidad, no deja de ser "eso", una simple estación de autobuses, que por lo deseada y costosa, cuando menos en esfuerzos, debería de ser al menos una estación espacial, y que en mi humilde opinión, incluso para eso, se puede quedar "cortita" en poco tiempo. 


Quizás, también, puede ser cosas de la edad de este vecino del mundo, y que a uno le criaron, con la costumbre que existía entonces, finales de los cincuenta, comprándole ropa siempre varias tallas más grande, con la filosofía de "para cuando creciera", y aquí no se puede crecer.  Eso sí, como marco incomparable y objeto de fotos, y de futuras películas que se pudieran rodar en estos lares, que es a lo que estamos acostumbrados últimamente, "ciudad de foto", cuando menos es muy digna. El silencio, en este día carnavalero, disfrazado de oposición me está respondiendo: "Solo faltaba, con lo que ha tardado".


*FOTO: DE LA RED


domingo, 19 de abril de 2015

EL DÍA MUNDIAL DE "ALGO"



Aunque hoy es día festivo, domingo concretamente, al bajar al portal había un guirigay montado que parecía el Congreso de los Diputados en el momento de hacer una votación para subirse el sueldo. Cuatro mesitas preparadas en las que se recogían firmas, y al frente de cada una el respectivo encargado de llevar el tema. Tras preguntar, me he enterado de que eran para conseguir que fuera el día mundial de algo.

Tras el consiguiente recibimiento/despertar, este vecino del mundo se ha enterado de que hoy debe de ser “el día mundial de la bicicleta”, y la Señora Lourdes, la del tercero, recogía firmas, para que se establezca el día de la viuda gallega, porque cree, no está segura, que si el día de la viuda existe, seguro que el de la viuda gallega, como es su caso, no, y quiere conseguirlo.

Por otro lado, estaba Ramón, el portero de la finca, recogiendo firmas para conseguir el día mundial del portero de fincas. A su lado estaba Doña Flor, cotilla oficial del edificio, que naturalmente abogaba por el día mundial de los cotillas. Pedía que todos nos quitemos la máscara, porque según ella, y este vecino del mundo está bastante de acuerdo, todos llevamos un cotilla dentro.

Al frente de la cuarta, y última, mesa estaba Don Abelardo, el vecino del sexto, que en todas las reuniones siempre se opone a todo, y naturalmente pedía firmas para conseguir el día mundial de la oposición. A poco que se le preguntaba a Don Abelardo, que ya setenta años no cumple, se le hinchaban las venas del cuello, y comenzaba una arenga que de tan tenso que se ponía, este vecino juraría, que incluso levitaba. Nos ha dicho, que si la oposición no existiera, el hombre no hubiera evolucionado. Quizás no le falte razón, aunque para este vecino “oposición” no está alejado de la expresión “crear una comisión que estudie…” y la experiencia nos dice que cuando una comisión se crea, si el proyecto llega a concretarse, lo verán, con suerte, nuestros nietos.

La verdad es que con todo ésto del día mundial de algo, sería preferible que todos los calendarios, esos que compramos o nos regalan en época navideña, en lugar de incluir el famoso santoral, deberían de  “advertirnos” de cada día mundial. Más que nada por si decidimos ese día no salir a la calle. 

¿No os parece que eso del "día mundial" es una especie de carnaza para darnos un tema en el que pensar, y no reflexionar sobre otros asuntos?

Ya tengo preparada la mesita plegable de la playa para bajarla al portal en cuanto termine este post. Pediré firmas para el día mundial del día mundial, que será otra manera de rizar el rizo de la utopía, que a este vecino le parece que cada vez se está haciendo más pequeña. Y si la utopía desaparece, las musas se quedarán sin patria.

*FOTO: DE LA RED