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miércoles, 7 de agosto de 2013

LA FLAUTA DEL DESTINO Y DOÑA ANGELA, LA AMARGADA

¡Cómo cambian las directrices! Cuando eramos pequeños, finales de los cincuenta/principios de los sesenta, estábamos cansados de oír en casa, y en el colegio (Clérigos de San Viatór), que lo importante era participar. Recuerdo que este vecino del mundo, al principio, cuando perdía, se mosqueaba bastante, pero poco a poco digamos que se fue apaciguando, ya que como solo gana uno (verdad de perogruyo), los demás, mecidos por la misma doctrina, nos reconfortábamos los unos a los otros.
No hace falta recordar, con esta filosofía, cómo nos iba en todo tipo de competiciones. Como solían decir los “finos”, y ahora está en desuso, no nos comíamos un colín. Ahora, en cambio, cada competición es un campo de batalla donde no se hacen rehenes. No hace falta mencionar tampoco, el comportamiento de muchos padres, durante los juegos escolares, con comportamientos verdaderamente bochornosos, y con los mismos chavales, que si durante un partido de fútbol, meten un gol, copian a los futbolistas profesionales en sus gestos de celebración.
El mismo caso ocurre con los idiomas. Quizás, guiados por los usos y costumbres, en los que ir muy lejos, era moverse a dos o tres provincias de distancia, de estudiar un idioma, el elegido tenía que ser el francés, paradigma de las buenas maneras, y también de la hipocresía con una sonrisa congelada. Y ya, forzando el sistema, y a punto de volvernos locos, se podía elegir incluso otro idioma: el inglés.
La diferencia entre el antes, y el ahora, es que antes se estudiaba por curiosidad, por cultura general, y “por si acaso”, por si sonaba la flauta del destino por casualidad.
Ahora, sin embargo, los estudiantes que ya se habían “aclimatado” en esos dos idiomas, tienen que elegir forzádamente estudiar alemán como pasaporte al éxodo. 
Curiosamente, el país cuya filosofía económica para con los demás, tanto daño nos está haciendo al españolito medio, es mayormente elegido para sobrevivir. Pero, siempre se ha dicho que la naturaleza es sabía, y quizás esas mismas personas que ahora van regañadientes al país de Doña Ángela, La Amargada, con el tiempo hagan colapsar ese sistema desde dentro, en una especie de morir de éxito.
De todas maneras, hay que aclarar, que aprender un idioma nunca asegurará un trato igualitario en el país que te acoja, y tan solo llegues a ser un mal soportable.

*FOTO: DE LA RED