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lunes, 4 de mayo de 2020

CONSENSO DE A PIE...



Creo que si tuviéramos que llegar a un consenso los ciudadanos de a pie, lo haríamos antes que nuestros representantes elegidos voto a voto y urna a urna, o como se diría en “La naranja mecánica”, pero allí para otro asunto, con el viejo mete-saca. Mete papeleta y saca un escaño, si te da para ello.

Sí, los ciudadanos en realidad hace tiempo que han llegado a un consenso, y a más de uno.

Es un consenso, y es una realidad, que el gobierno, y desde el principio, toca de oído, y se le nota muchísimo, porque lo mismo te vende ésto, que a los cinco minutos, aquello.

Y otro consenso, al margen de colores políticos o de temas económicos, es que el confinamiento debería de seguir más tiempo, porque pareciera que ahora nos entran prisas para no perder lo que ya se ha perdido. 

Si vuelve a recaer la pandemia con tanta fuerza como lo hizo al principio, lo vamos a tener crudísimo, especialmente en el ánimo de la tropa y en la credibilidad de los que nos mandan, si es que queda algo...

En realidad no hay gobierno sobre la tierra que haya tenido que lidiar con una situación como ésta antes, y los partidos que se han quedado fuera del gobierno están aplaudiendo con las orejas por no estar en esa poltrona con más espadas que en Juego de tronos

Han pasado dos días en que hemos podido salir en una franja determinada, si no a hacer deporte al menos a mover un poco el esqueleto, y en Euskadi al menos, con lo bien que vestimos en general, hemos salido más como para seguir a una “txaranga” en plenas fiestas del pueblo, que para ir al teatro.

Y es que en el fondo eso de la mascarilla, el que lleva por que la lleva y el que no porque también se siente incomodo por no llevarla, nos ha descolocado. Más de uno seguro que ya esta pensando en comprar mascarillas de diseño, que todavía no las hay pero seguro que las habrá, y que no arruinen tanto su fondo de armario.

Por lo demás, y ésto ya totalmente en serio, no digo que no volvamos con el tiempo a las mismas costumbres, pero ya nunca volveremos a ser iguales que aquellos tipos que hace unas semanas, unos con sorpresa, otros regañadientes, se enteraron que se tenían que quedar en sus casitas por un tiempo indefinido.

La mayoría de nosotros no hemos vivido una guerra, aunque muchos hemos oído hablar a nuestros padres de nuestra guerra civil, del tiempo del hambre, del estraperlo

En una época en que se intenta homologar todo tipo de títulos e incluso comportamientos, el coronavirus y nuestro respectivo confinamiento equivaldrán, y en el mejor de los casos, a pasar nuestra particular guerra.

Ya lo dijo Neruda, Don Pablo, en su célebre poema “ Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos…” 

*FOTO: DE LA RED



miércoles, 22 de junio de 2016

SUEÑOS ESCURRIDOS, Y LA SUIZA DE LOS POBRES



Hoy he soñado con Mario Vaquerizo. Podía haber soñado con cualquier otra persona, pero ha sido con Mario, y no Vargas Llosa (que al final también se lo ha llevado la "gente guapa"), sino Vaquerizo. Y se me ha hecho, presuntamente, como su figura: larguísimo. 


Hasta ahí todo normal, porque nadie es responsable de sus sueños, o pesadillas, el problema es que cuando ya había asumido que “solo” era un sueño, he abierto el frigorífico y me he dado cuenta  de que habían desaparecido las cervezas que el día anterior había dejado: seis concretamente. Y ni La Nuri, mi sufrida, bebe, ni yo recuerdo haber bebido, y en cambio, de todos es sabido, que a Don Mario le gusta la cerveza más que Olvido Gara, bueno, es un decir…


Quizás, todo lo anterior es el signo de nuestros tiempos.


Hemos aprendido, y es lo triste, a que ya nuestros sueños no sirven. Nos hemos dado cuenta, nos han enseñado, que todo es una mentira. Detrás de las promesas, y especialmente las electorales, todo es como el timo de la estampita: mentira. Nos han dicho siempre lo que hemos querido oír, y al final nos hemos quedado solos, y hemos perdido hasta la honra.


Y los partidos tradicionales se siguen preguntando por qué los nuevos partidos, especialmente “el nuevo partido” tiene tanto tirón. Tienen miedo a esa especie de “revanchismo” que conlleva esa frase de “El cielo no se toma por consenso, sino por asalto”.


En un país, en el que durante muchos años con la religión como única opción: pórtate bien, e irás al cielo. O su amenaza: pórtate mal, e irás a los infiernos, (así, en plural, para acojonar más). Con el tiempo nos hemos ido dando cuenta de que el cielo, los cielos, sería como la Suiza del pobre


Lo ibas dejando, esperando que el más allá lo arreglara todo, y mientras aquí, solo unos pocos se ponían morados. Y quizás, todo eso, lo hemos ido descubriendo poco a poco, al ir desvelándose “el choriceo nacional”. Que aquellos que se nos ponían como ejemplo: Mario Conde, Rodrigo Rato, orgullos del patio nacional, con el tiempo nos salían rana. Y habían sido los primeros de la clase, claro, de la suya.


Incluso, nuestro rey, el de prácticamente toda nuestra vida, el que, en teoría, “nos salvo del 23 F” también se confundió, porque en un segundo de vergüenza torera nos pidió perdón y nos dijo: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Y entonces, también, nos dimos cuenta de que un monarca “tan cercano” también hacía de las suyas, presuntamente.


Y ya hemos aprendido que cada vez que alguien se dirige al pueblo, con la otra mano, la que no vemos, nos quita algo. Y ya no nos queda ni el cielo, aquello que íbamos a tomar por asalto. ¿Y los sueños?
Ya no quedan tampoco. Sueñas con poco, ya hasta el nivel es bajo, muy bajo. Sueñas con Mario Vaquerizo, y te desaparece la cerveza.


Y luego, el gobierno todavía en el poder se pregunta qué habrán hecho mal para que se tome el cielo por asalto, y no se intente llegar a un consenso.


El consenso, como las armas, lo carga el diablo, y el diablo está  en la poltrona, y nunca lo dejará. Quizás porque el poder de la poltrona convierte a cualquier ángel, o sucedáneo, en el peor de los demonios.


Y el domingo …., hay que ir a votar.  Y no me queda ninguna cerveza … Me han robado lo único que me quedaba. Ya lo dijo Don Gustavo: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!


Y humildemente, este vecino añadiría: Y secos, muy secos, tanto como la mojama, ... o como Mario Vaquerizo.

*FOTO: DE LA RED