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viernes, 8 de julio de 2016

TAMPOCO PIDO TANTO, POR FAVOR




Tampoco pido tanto, igual que el lema de la última campaña de El Corte Inglés, tan solo un poco de solaz al menos en los anuncios de televisión, ya que tampoco lo encuentro en una programación televisiva llena de peleas o bien por política o por simple cotilleo.


Siempre se dice de los hombres y a los hombres, que solo tenemos una neurona, y si partimos de eso, la sociedad en general debería de velar por nuestros intereses, los de todos, y una y otra vez nos atacan con publicidad que de inocente y casual tiene poco. Y lo dice alguien que se crio, o sobrevivió, uno ya no sabe, al landismo.


Debemos de recordar que como el tiempo es oro, y más en el cine, y en la publicidad, que todo lo que se ve, nunca es por casualidad, y más si para publicitar algo, incluso se utilizan estudios psicológicos. Si un personaje, por ejemplo, en una película, se ve “casualmente” que tiene una ligera tos, en muy poco tiempo será preludio de un problemático catarro sino de una pulmonía.


Últimamente, especialmente en lo que se ha dado en llamar “redes sociales”, para opinar hay que, y perdonen la expresión, cogérsela con papel de fumar, porque estamos a la última para ver polémica en todo. Hablamos de machismo y de feminismo todos los días del año. Y luego nos la están metiendo, y con perdón por la expresión, incluso en el prime time televisivo, por toda la escuadra.


Anuncios llenos de dulces e inocentes jovencitas que quieren “chili”, este vecino del mundo lo escribe así para no apuntar certeramente, y que casualmente se ponen el recipiente que, por casualidad también tiene un ligero diseño fálico, entre las ingles. Y si protestas, la culpa es tuya porque ves pecado en todo y eres un retrogrado. Es como el famoso  test de Rorschach, el de qué te sugiere los dibujos de unas manchas, pero al revés. Ellos ponen las manchas, es un decir, con los gestos, situaciones, ya estudiadas previamente, y luego la culpa es tuya porque te afecten ciertas imágenes.


Jovencitas, otra vez, sonrientes y contentas por usar tampones, se cuelgan boca abajo, o bajan por peligrosas tirolinas. ¿De verdad que todo eso se experimenta utilizando un tampón?



Mucho se teme este vecino que si seguimos así, muy pronto en muchos anuncios habrá que poner, lo mismo que en las cajetillas de tabaco, "Ver perjudica gravemente su salud, y la de los que están a su alrededor".


En la campaña mencionada al comienzo de este post, y que lleva muy pocos días,  se nos presenta un mundo lleno de juventud, alegría e inocencia, o de traseros sugerentes, lenguas acariciando helados que se derriten, y jóvenes en el zenit de un autobús con el mundo a sus pies. Todo tiene, como mínimo, dos caras o dos lecturas. Y no solo vale el decir: la culpa es del perturbado que solo ve suciedad en todo.


Hay gran cantidad de anuncios que al observarlos, no tienes muy claro “el target”, el objetivo, a quién va dedicado. Por ejemplo, este anuncio, el de la campaña “Tampoco pido tanto”, pregunto: ¿Va dedicado  las jóvenes para que cumplan sus sueños de lugares veraniegos de mucho sol y risas al comprarse esas ropas, o a los padres para que subvencionen  los sueños de sus hijas?



Ocurre que de la misma manera que las empresas de publicidad juegan con nuestras miradas, este vecino del mundo, por casualidades de la vida también, se ha acordado de esas películas del tiempo de Marilyn Monroe, de viejos hombres de negocios, siempre forrados y bien acompañados de sobrinas jovencitas, sonrientes y serviciales, o de secretarias igual de jovencitas, sonrientes y serviciales. Y me he turbado, mucho.




*FOTO Y ANUNCIO: DE LA RED