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lunes, 4 de noviembre de 2013

DÍAS DE JAMIE CULLUM

Cualquier día de lluvia con Jamie Cullum dentro es mejor. Eso he pensado esta mañana mientras volvía a Donosti escuchando su música. Y es que esas versiones de viejos clásicos repletas de la osadía que da la juventud y el no tener miedo a perder algo cuando todavía no se tiene nada, pueden acompañar y hacer más grato el día aunque éste se vista de grises y lluvia.
Quizás esa filosofía de romper moldes, utilizando viejas ideas para ceñirlas al momento en que estamos viviendo, deberíamos de adoptar y adaptar todos, pero no para dar gato por liebre, cuando en realidad no se quiere ni al gato ni a la liebre, sino de ayudar no sé si al prójimo pero al menos al de al lado, que seguro que tiene tus mismos problemas.
Y es que eso del “prójimo”, al menos para este vecino, tiene connotaciones religiosas y la única cara que se le puede poner es la de la Iglesia misma, y eso siempre suena a “alienación” y “ultimátum”. En cambio el de al lado, es conocido y tan pringado como uno mismo, y ya se sabe que más vale pringado en mano
En otro orden de cosas, es curioso el concepto que pueden tener de nuestros gustos y necesidades, los programadores de televisión. Últimamente les ha dado por intentar “divertirnos” si se puede decir así, con nuestras propias miserias. Y no me estoy refiriendo a esos programas en el que pagan a alguien para ser entrevistado, preferentemente del género “friqui”, y como han ido cobrando, porque sino no van, luego les lapidan en público, cuando de antemano ya sabían lo que iban a decir, porque de lo contrario, no les hubieran contratado.
Al decir “miserias”, me refiero a que últimamente  proliferan programas en los que intentan “pulir” al personal. Y por pulir podemos entender a las imperfecciones que nos adornan, y que dicho sea de paso hacen, a la vez, que seamos diferentes y únicos.
Ahora, quieren que seamos todos unos “adonis” y por eso ya son varios los canales que ofertan una especie de programa concurso para “futuros delgados”, y el requisito es ir perdiendo lo máximo posible entre programa y programa. Por lo que este vecino ha visto, de lo poco que se va perdiendo, y muy rápidamente, es la dignidad, pues lo montan todo, los organizadores del programa, de modo que sea otro “reality” más, y unos y otros, entre sudor y lágrimas, se van poniendo verdes, mientras buscan aliados con los que poder hacerse fuertes y expulsar al prójimo. Otra vez, ese desconocido prójimo…

*FOTO: DE LA RED