A uno le da la sensación de que a medida que pasa el tiempo, en vez de vivir su vida, lo que hace es vivir lo que le van permitiendo.
Atrás han quedado los días en el que al levantarte, eras tú quien decidía si, al margen de la tarea diaria, elegías hacer una cosa u otra. Ahora en cierta manera, hacemos lo que nos dejan.
Quien más o quien menos ha ido olvidando ciertos vicios, como leer el periódico diariamente, acompañado por un crujiente cruasán, por enterarse de las noticias por el ordenador personal, y el cruasán, por aquello de ser bollería industrial, lo hemos intentado ir cambiando por unos cereales que como nos aburren bastante, al menos nos darán la sensación de que los días se nos hacen más largos, aunque vivamos lo mismo.
Ahora nos hemos enterado de que al gobierno no le va a quedar más remedio que aumentarnos el IVA, pero a pesar de ellos, y solo por nuestra culpa, porque no todo el mundo lo paga.
Dicho ésto, este vecino del mundo no entiende nada, porque en vez de buscar a esos defraudadores, lo único que se les ocurre es aumentar el IVA para que los que ya pagaban, paguen más.
¿No sería mejor endurecer las medidas para aquellos que hacen turismo con su capital, en vez de ponerles las cosas más fáciles para que vuelvan, y no precisamente por Navidad, con aquellas sumas de dinero que desde hace tiempo pernoctaban por ejemplo en las Islas Caimán?
Todos sabemos por nuestra vida diaria, quién te pasa la factura y quién no te la pasa, se supone que por aquello del IVA.
Da la sensación de que el gobierno puede cultivar el “denuncia tú que a mi me entra la risa”. Y este vecino por su edad no vivió durante la guerra civil, pero sí ha oído historias de denuncias, aprovechando la coyuntura de entonces, cuando el vecino de al lado, por un motivo o por otro, no te caía bien.
La sensación que está dando la situación actual, cada vez se parece más al sálvese quien pueda, y en momentos de peligro hasta las ratas abandonan el lugar. A muchas de ellas, por cierto, desde hace tiempo se les está viendo precisamente por terrenos de ultramar, o similares, por lo que por mucho “peloteo fiscal” que practique el gobierno, aquel dinero que se vistió de turista nunca volverá.
*DIBUJO: DE LA RED