Ayer informativamente hablando quedó copado el día por esa filtración de dos informes en los que se asegura que son de niños los huesos encontrados en su día entre los cenizas de una hoguera, en el transcurso de la investigación por la desaparición de los niños de Córdoba.
Hasta ahora siempre había quedado la muy remota esperanza de que los niños estuvieran vivos, sin embargo ahora la certeza de lo acontecido toma cuerpo a falta de la confesión del padre de las víctimas.
Serán las autoridades competentes las que tengan que dictaminar en su día lo que pasó realmente. Sin embargo, desde esta ventana siempre se ha apreciado una imagen muy oscura con relación a la manera de comportarse por parte de la familia paterna.
Esa presunta falta de empatia y colaboración con el proceso de aclaración de los hechos pudiera dar pistas del entorno en el que se crió el Señor Bretón, padre de los niños, y único sospechoso.
Quiero aclarar antes de nada que en ningún momento está en mi animo el defender la figura de una persona sobre la que se sospecha pueda haber realizado uno de los crímenes más horrendos, si es que hay una escala en la realización de crímenes, sino el hacer comprender la escala de valores en los que fue criado.
En lo único que este vecino del mundo está seguro, porque ponerse en la piel de un familiar de José Bretón es imposible, es que este vecino hubiera colaborado al máximo en las pesquisas seguidas para esclarecer lo ocurrido con los niños, porque también serían sangre de mi sangre. Y lo que ha trascendido mayoritariamente por parte de los familiares directos del Señor Bretón es que presuntamente han estado poniendo todo tipo de pegas mientras se intentaban encontrar pruebas en la finca “Las quemadillas”, propiedad de la familia Bretón.
Este vecino del mundo, y quiero creer que la mayoría de las personas, hubiera hecho todo lo que estuviera en su mano para intentar ayudar a la aclaración de lo que ocurrió realmente con unos niños que eran de su sangre, y que al parecer fueron utilizados como objetos de venganza por parte de una persona despechada, fría como el hielo, y calculadora.
Como siempre volverá el tema de si la cadena perpetua sí o no, o si al cabo de unos años, siempre pocos desde el punto de vista de los familiares de las víctimas, el culpable pueda salir a la calle por buena conducta .
Para este vecino del mundo la buena conducta se debería de haber demostrado en su momento, y no cuando de ello depende que obtengas la libertad.
Las conductas hay que aprenderlas con la ayuda de los familiares cuando eres pequeño, y no cuando estás encerrado entre cuatro paredes y la única manera para obtener la libertad es hacer ver que respetas las normas, porque una cosa es la apariencia y otra lo que te sale de dentro.
*FOTO: DE LA RED