miércoles, 15 de agosto de 2012

LAS HECES DEL PODER

Siempre se tiende a pensar que a medida que uno se va acostumbrando a ésto de vagar por la tierra, y a utilizar la oficina que tenemos en el cerebro, las decisiones que tomes, si las tomas, o los pensamientos que tengas, si los tienes, irán mejorando, por aquello de que los engranajes que utilizamos con el uso se afinarán
Sin embargo, este vecino del mundo no lo tiene ahora mismo muy claro.
Esta noche estaba paseando por Torrevieja, acompañado de La Nuri, mi sufrida, en lo que se puede denominar paseo marítimo, y como su propia descripción indica, caminábamos mecidos por lo que en un ramalazo poético se podría definir “el arrullo del mar”, aunque siendo realistas, sería muy difícil dormir con semejante ruido, cuando he comenzado a pensar, lo que hace muchos años me sugería, por definirlo de alguna manera, ese paisaje acústico.
El sonido del mar me podía sugerir desde un viaje a cualquier lugar, que tuviera mar, naturalmente, hasta una tormenta de sentimientos que intentara romper el amarre del qué dirán.
El mar en Torrevieja suena a habanera; a una mujer, la bella Lola, esperando desde el puerto al amor de su vida.
Y si el mar tiene aroma de sal, en estos lares se convierte en oro blanco y se transforma en industria.
En el torrevejense el mar forma parte de su ADN, y en la razón de que mucha gente considere a Torrevieja como una especie de paraíso veraniego.
El problema viene al constatar lo que desde hace un tiempo produce en mí, y que siempre en su justa medida, no deja de ser beneficioso.
Reconozco que puede ser muy triste, después de lo que siempre me ha sugerido el mar, pero ahora a los pocos minutos de acercarme, siento una imperiosa necesidad de...orinar.
Por eso es triste, y enlazando con el comienzo, que tras muchos años de tránsito, no me refiero al intestinal, sino al tránsito por este mundo, hoy es el día en el que prima lo fisiológico a lo sentimental. Y, tal como están las cosas, me gustaría confundirme pero lo fisiológico, en su vertiente del comer, va ir primando cada vez más.
Hoy mismo he comprobado que toda una institución como Radio Nacional, esta noche estaba repitiendo programación de la tarde, y si eso es malo para nuestra información, peor tiene que ser para los trabajadores del todavía ente. Aunque visto lo visto cualquier día se convierte también en fenómeno fisiológico y es expulsado entre las heces del poder.

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