Estos días los estamos pasando en tierras vizcaínas. Todavía no puedo comentar nada de los actos de todo tipo que se realizan estos días dentro del marco de la Semana Santa, aunque en general el tono es un poco, diríamos que, revuelto.
Los meteorólogos no paran de decir que vienen lluvias, pero aquí sigue haciendo un tiempo genial, aunque de vez en cuando se nuble un poco.
De todas maneras, considero que la profesión de meteorólogo es una profesión de responsabilidad, en especial en días como estos, en los que depende de una buena previsión el irse de vacaciones a un sitio u otro, o incluso el pasar el día fuera de casa o no, con el consiguiente descalabro económico para el sector turístico. Considero que en casos como estos, los hombres del tiempo antes de dar un pronóstico, deberían de sopesar muy mucho lo que van a decir.
En otro orden de cosas, nos hemos quedado sin la posibilidad, al menos por ahora, de ver la primera procesión atea de la historia. Está claro que con la iglesia hemos topado y, por ahora al menos, no va a poder ser, pues se han denegado los permisos pertinentes. Aunque en el fondo no deja de tener su toque de humor esa idea de ligar dos conceptos tan antagónicos en sí como unir ateísmo con procesión. He indagado un poco por internet y la verdad es que alguno de los nombres de los pasos que en teoría se preparaban eran de auténtico mal gusto.
No es el caso, sin embargo, de la procesión que se celebra todos los años desde hace setenta y tantos en León en honor de Genarín, famoso en la capital de la época por las juergas que se pegaba, y por beberse todo el orujo del mundo conocido y del que no se conoce todavía. La idea de este acto que se celebra cada Jueves Santo es el recordar a este personaje con una cena con su correspondiente juerga con procesión organizada por La Cofradía de Nuestro Santo Padre Genarín.
Esta manera de ver la vida muy bien podría haber sido obra del mismísimo Luis Buñuel, como se puede comprobar en esa última cena de los pobres en Viridiana, y que tan poco gustó al Régimen de la época, que tan escaso estaba de humor.
Otro tipo de procesión se ha dado esta noche en las calles de Madrid, donde el espíritu blanco lo ha inundado todo. Aunque más que inundaciones ha sido un auténtico tsunami, ya que el trofeo de la Copa del Rey ha sufrido heridas de tercer grado al caer por delante del autobús que llevaba al equipo y ser atropellado por el mismo. Lo más inri de todo, esa imagen de la gente del Samur recogiendo los restos del trofeo por detrás del autobús. Se ignora por ahora si tuvieron que usar el desfibrilador. Es que ayer el equipo del Real Madrid estaba que lo echaba todo.
Por nuestra parte, los de la Cofradía del santo sufrimiento txuri urdin celebraremos nuestro Sábado Santo precisamente en la Catedral. Gran derbi que esperemos acabe en Domingo de Gloria, y no en corona de espinas.
*FOTO: ZHEILEMAN
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