DISEÑADOR DE CIRCUNSTANCIAS

Hoy finalmente he recibido un burofax en el que se me informaba de la extinción de mi relación laboral, y la de otros veintinueve compañeros, con la que hasta ahora ha sido nuestra empresa.

Ha sido la crónica de una muerte anunciada de la que nunca he querido hacerme eco en estas ventanas, y como mucho he creado algún personaje con mis problemas.

Los que me siguen han oído hablar alguna vez de mi amigo Rogelio, mi alter ego y manera de escape de la tensión que me poseía.

Hoy con nuestro matrimonio laboral roto, ya sólo quedan algunos flecos por arreglar si ellos quieren, como todo.

Mañana cumpliré cincuenta y cinco años, y me niego a pensar que éste sea mi regalo de cumpleaños. Podría utilizar este lugar como medio publicitario para desahogarme de lo ocurrido, y como vulgarmente se dice ponerles a parir. No es mi estilo. Sólo diré que cada uno utiliza los medios a su alcance, y los de la empresa han sido y son infinitos, aunque con un gélido mando a distancia o burofax.

Siempre he querido que en este blog se junten el ying y el yang, lo positivo y lo negativo, pero que siempre prevalezca la luz.

No me gusta contar lo que ocurre entre bastidores, pero en este caso, y tras pensarlo detenidamente, creo que merece la pena sólo contar que ya soy un afectado de la epidemia actual: el paro, pues puede ser una manera de exorcizar los malos espíritus.

Tengo que pensar en la célebre frase de que hoy es el primer día del resto de mi vida, y a mis años voy a intentar coger las riendas de mi vida y dirigirla por caminos donde mis hobbies puedan ser ahora más que eso, y por intentarlo que no quede.

Hoy he oído una expresión en la radio, que me ha encantado: diseñador de circunstancias. Tras los primeros segundos de sorpresa por la expresión, me he dicho: -Yo quiero practicarlo. Y a partir de ahora es lo que quiero hacer. Diseñar las circunstancias que me sean propicias para pasar de desear hacer lo que quiero hacer, a llegar a hacer lo que tengo que hacer. Un nuevo oficio, mitad forjador de sueños, mitad representante de la realidad, pero siempre con un punto de locura que haga que el simple hecho de vivir merezca la pena.

*FOTO: SHUTTERSTOCK