viernes, 6 de julio de 2012

EL FUTURO ESTÁ AQUÍ

Hace muchos años que este vecino del mundo leyó Un mundo feliz de Aldous Huxley.
La verdad es que tuve que leerlo por obligación durante mis estudios, y “obligación” muchas veces significa “desgana”, pero ya al comienzo del libro me enganchó, y no pude dejar de leerlo hasta su conclusión.
La historia de ese libro de feliz solo tiene el título, porque lo triste de la historia es que les enseñan que la felicidad está en lo poco que les han dado las autoridades de turno.
Una sociedad dividida en diversas clases: los alfa, beta, gama...y en la que ya genéticamente eres programado para un tipo de existencia. Hay a quienes por ejemplo, les hacen resistentes a las altas temperaturas, y ellos estarán destinados a trabajos de extrema dureza física, y con otro tipo de facultades mermadas, más que nada para que no les dé por pensar.
Juventud entre otras muchas cosas, significa valentía y otras muchas veces, también inconsciencia. Y en aquella mezcla de valentía e inconsciencia no veía que la sociedad actual podía acabar en eso.
Con la madurez de los años, y al comprobar, como en la mayoría de los casos, que no me comí el mundo, pero si el mundo se comió muchas de mis ilusiones, estoy convencido de que el Señor Huxley se acercó a la realidad futura, más de lo que él hubiera pensado.
Con todas las leyes que se están pergeñando ahora, la capa social más importante que va a quedar es “la pergeñadora” porque queramos o no barrera para casa, y oirá el “zás” de la guadaña de los recortes, pero solo eso, oirla.
Ellos no tendrán problemas con los ancianos, el qué hacer con ellos, porque llevarlos a alguna institución, ya es más caro que pagarles unas vacaciones de lujo.
A los pergeñadores no les recortarán la merienda en la cárcel, porque ellos, y está clarísimo, nunca irán a ella.
Un representante de los hoteles españoles, estaba preocupado porque este año habían bajado las reservas para el verano un treinta por ciento; la venta de los coches también ha bajado.
De todas las maneras, este vecino del mundo tampoco cree que haga falta ser economista para ver que esto es lo normal.
Quién va a comprar algo, sino sabes lo que va a ser de tí mañana mismo.
Quizás el grupo de pergeñadores, como en la historia de Huxley, nació con algunas de sus facultades mermadas, porque nunca han debido de oír la palabra compasión, y la confunden con pasión que es el modo con el que están destruyendo el futuro de muchas personas, pero eso parece que no les importa porque son de otra clase social.

*FOTO: DE LA RED

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