Hay muchas veces que lo importante no es lo que se dice, sino el cómo se dice, lo que puede llegar al menos a mosquearte.
Esta mañana estaba al lado de casa, por la zona de Amara, haciendo, digamos, unas gestiones, cuando el señor que iba delante mío en plena acera, y en voz en grito le decía a un conocido que estaba a unos diez metros: -Que bien vives.
Ésta es una expresión que siendo totalmente positiva, en el fondo te llena de rabia, porque inmediatamente te puede salir como contestación: ¡Y tú qué sabes!
Además esta afirmación es como si en realidad se quedara corta, y siguiera en el pensamiento de quien la dice, y solo te menciona la primera parte, porque la segunda solo queda para él: -Porque si fuera por mí, ya ibas a ver...
Es una afirmación en la que parece que te está pidiendo explicaciones por presuntamente vivir bien. Y precisamente en estos momentos que atravesamos, parece que todo aquel que confirme que está viviendo bien tiene algo que ocultar.
De todas las maneras, y siguiendo sobre este tema, tal como están las cosas ahora, si tuviéramos que pasar una ITV para los seres de dos patas, sobre el nivel actual “de vivir bien”, el porcentaje sería más bajo.
Quizás, y pensando quién pudiera encarnar a una especie de hombre del saco actual, que diciéndonos “que bien vives” nos muriéramos de miedo, en realidad no sería un hombre, sino una mujer... Angela Merkell.
En realidad, la mayoría de las personas nacen por un por qué.
Edison, por ejemplo, aparte de la cantidad de inventos que patentó, su por qué era “iluminarnos” literalmente la vida.
La de un escritor, por ejemplo, sería enseñarnos a ver la vida desde su punto de vista. Sin embargo, la Merkell, y me refiero a ella de esta manera, con cierto cariño, y no con falta de respeto, nació para ser la conciencia de los españoles. Una especie de apóstol que quiere llevarnos por el buen camino, y es como si durante mucho tiempo nos hubiera ido diciendo a cada uno de nosotros “que bien vives”.
Todavía está por ver si ese camino celestial es para todos o solamente para los alemanes, que en el fondo son los que la votaron, y para quienes tiene que trabajar.
Y es que cada vez que oigo ese “que bien vives”, me da ganas de contestar: -Los cerdos viven bien, y están rodeados de porquería todo el día.
*DIBUJO: DE LA RED
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