Es curioso. He llegado hace unas horas a Torrevieja, como ya explicaba la última vez que habría esta ventana, y mi sensación es que sufro del famoso jet-lag o descompensación por el cambio horario, pero con el agravante de que no me he movido de este país.
Tampoco es tan raro que comprendáis la sensación que siento cuando os explique que el viaje que he realizado en autobús ha durado entre diez y once horas, por lo que si el autobús llega a volar, tranquilamente podía estar ahora en la República Dominicana o en la Riviera Maya.
Otras veces la sensación del viaje suele ser de alegría ante el comienzo de una estancia en un lugar diferente al del resto del año, ésta vez sin embargo, la sensación que me ha embargado durante todo el viaje es la de incomunicación. He notado, o al menos ha sido mi impresión, una sensación de separación entre todos los componentes del viaje, y todo ello mezclado con un poco de mala milk.
Cada uno hacía su propio viaje, y nos ha inundado todo el rato un perfume de incomunicación e incluso de egoísmo.
Es raro porque yo iba en realidad como unas castañuelas ante la expectativa de convertirme en un veraneante, y si sigo con este sentimiento puede que solo parezca un bulto sospechoso.
A todo ésto hay que añadir que hoy era el día de experimentar con la conexión móvil de euskaltel, su famoso “pintxo”, que aunque ya lo había utilizado el año pasado, tal como está todo, vaya usted a saber su comportamiento actual.
Las primeras horas han sido como si estuviera escribiendo en cirílico sobre tablilla de piedra; más mala milk. Para que me apareciera cada pantalla, me daba tiempo a dar unas vueltas por la calle, saludar a los vecinos de siempre, y volver para comprobar si había habido suerte.
Lo que más rabia me ha dado, y eso que normalmente a la gente que trabaja en esta compañía siempre la he encontrado en una muy buena predisposición, hoy me ha debido de tocar la oveja negra del rebaño, porque no me ha aportado ninguna solución, y ha dejado caer que pudiera ser fallo del pintxo. Me lo he imaginado todo el rato en un continuo limpiado de manos, como un Pilatos telefónico.
Si algo soy, es cabezón, como buen tauro, y al ver el camino que él ha utilizado para hacer el amago de que hacía algo, este vecino ha continuado por el mismo sendero, pero con más pundonor que el citado trabajador de euskaltel y que el equipo de lar selección olímpica de fútbol ayer contra Japón juntos, y al cabo de tocar un poquito por aquí, y otro por allá, la conexión ahora va como la seda, y con el mismo “pintxo”.
Tengo la esperanza de que todo se enderece, incluso mi estado de ánimo, y a lo mejor esta noche hasta los ingleses me dejan que sea yo quien prenda la antorcha olímpica al grito de “Gibraltar español”.
Y es que con tal de que pierdan su famosa flema...cualquier cosa, y más mala milk.
*FOTO: DE LA RED
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