Si me pidieran definir esta semana que ya se escurre por
las esquinas del calendario, quizás pueda pecar de iluso, pero para este vecino
del mundo puede ser aquella en la que Alemania se ha quitado el disfraz de diplomático y ha quedado como lo que es, el jefe de la pandilla que pega a todos en el recreo. Porque es lo que ha hecho
con Grecia, y menuda paliza que le ha dado, eso sí, animada por otros países, que
lo hacían en inglés, con la excepción del Señor Rajoy que lo hacía en
castellano, y además su ignorancia para con las lenguas era disfrazada como
“marca España” y larga vida tenga Cervantes.
A simple vista los griegos han quedado humillados, y como
se diría antiguamente, con el rabo entre las piernas. Pero no nos engañemos, la
Merkel, y su ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ese tan beligerante y que
todo el tiempo va repitiendo que sería mejor si Grecia saliera TEMPORALMENTE
del Euro, tampoco se han ido de rositas, con ese aire de perdonar la vida pero
no el dinero. Y ha quedado meridiánamente claro que Europa solo respira cuándo quiere
y cómo quiere Alemania.
Personalmente este vecino del mundo va a procurar no
cruzarse este verano con grupos de turistas alemanes, por miedo a que se le hinche la
vena del cuello, al modo de la Patiño de la Cadena Alegre, y les baile un
sirtaki, acabando la actuación con un gran y firme corte de mangas. Y es que, a mí desde
pequeñito me enseñaron eso de “vive y deja vivir”, y no el modelo alemán que
parece ser “vive y que los demás vivan para ti”.
En días como hoy, que uno siente una curiosa mezcla de
hartazgo y un dilatado y silencioso ataque de nervios, sería gozoso que la
gente se comunicara con “tweets” porque así los mensajes serían más cortos y de
forma más cuidada. Eso, o que fuera un eterno San Valentín. Porque quizás ese
día está más ligado a los susurros y a las risas, pero nunca a los gritos.
Este vecino está un poco harto del llamado “milagro alemán”, que llegados a este punto, da más la impresión de ejercer exorcismos en lugar de milagros. Y ya se sabe que los exorcismos siempre están ligados al demonio, del cual nos han enseñado que puede adquirir diversas formas…y a mí personalmente, a este vecino del mundo, se le están ocurriendo unas cuantas, y ninguna buena, especialmente desde que ha visto por internet a una Ángela Merkel dura y fría con una niña palestina que le pide ayuda para su familia que se encuentra de manera irregular en el país. Queda más que evidente, ante esa escena, que en el diccionario de la Señora Merkel no existe la palabra "empatía", aunque ella lo disfrace de "hacer lo que se tiene que hacer".
Este vecino está un poco harto del llamado “milagro alemán”, que llegados a este punto, da más la impresión de ejercer exorcismos en lugar de milagros. Y ya se sabe que los exorcismos siempre están ligados al demonio, del cual nos han enseñado que puede adquirir diversas formas…y a mí personalmente, a este vecino del mundo, se le están ocurriendo unas cuantas, y ninguna buena, especialmente desde que ha visto por internet a una Ángela Merkel dura y fría con una niña palestina que le pide ayuda para su familia que se encuentra de manera irregular en el país. Queda más que evidente, ante esa escena, que en el diccionario de la Señora Merkel no existe la palabra "empatía", aunque ella lo disfrace de "hacer lo que se tiene que hacer".
*FOTO: DE LA RED
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