Me he despertado con una especie de desolación íntima,
quizás al comprender que nuestro Norte particular durante mucho tiempo (más de dos meses), la
Navidad, ya había desaparecido, y que los cocos del resto del año, Puigdemont,
amenazando como siempre con volver, si se le trata como a un VIP en cuestión de
leyes, y con un Roldán pasando por cuchillo a sus viejos fantasmas, mientras
niega la realidad, no hacen fácil la vuelta a nuestro cole particular.
Pero…¡Mira qué bien! Ya he visto, en el Diario Vasco digital a Martín
Berasategui anunciando esta vez sus recetas tradicionales, otro día cualquier
otra cosa, y ya estoy tranquilo. Ya tengo otra señal de que estoy en casa. Podría
ser, Martín, nuestro Pan de Azúcar particular si fuéramos brasileiros,
pero en realidad él siempre será nuestro signo inequívoco de que todo sigue, no
sé si bien, pero igual.
Porque va a hacer falta mucho garrote para seguir con lo
nuestro, mientras nuestros representantes políticos siguen enzarzados en si ha
nevado más o menos, y en si cuando eran oposición veían las cosas de una manera
y ahora la ven de otra.
Personalmente tengo otra hipoteca que pagar estos días, y
según mis cuentas, necesitaría unos siete riñones para poder quedarme tranquilo en cuestión de pufos, pero
utilizaré un poco del garrote de nuestro Martintxo, y a seguir para adelante.
Me ha resultado curioso... Con todo lo que pasó hace dos
días en la entrega de los Globos de Oro, reivindicaciones en negro por parte de
las señoras, y caras de haber comprendido por parte de los señores. Y muchos de
los que estaban allí, parecían solo preocupados, al menos eso desvelaban sus
mensajes por las redes sociales, por el jovial comportamiento de un Tom Hanks
convertido en camarero de sus amigos, mientras les surtía de unos cuantos martinis.
Al final, cada uno en su nivel. Nosotros discutimos de si
había mucha o poca nieve cuando se cerraban las carreteras, y de quién pagará
la factura (nosotros, como siempre), y los americanos, en la fiesta de las fiestas, en lugar
de estar preocupados por lo que se hablaba de las reivindicaciones, muchos de
ellos estaban absortos porque una estrella del universo cinematográfico movía
su trasero, sin miedo a perder sus anillos, para intentar colaborar con un
momento agradable de los suyos.
Al final, no sé si será verdad ese "cada loco con su tema", o hay mucho loco y poco tema...
Al final, no sé si será verdad ese "cada loco con su tema", o hay mucho loco y poco tema...
*FOTO: DE LA RED
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