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miércoles, 10 de enero de 2018

EL DEDO Y LA LUNA...


Me he despertado con una especie de desolación íntima, quizás al comprender que nuestro Norte particular durante mucho tiempo (más de dos meses), la Navidad, ya había desaparecido, y que los cocos del resto del año, Puigdemont, amenazando como siempre con volver, si se le trata como a un VIP en cuestión de leyes, y con un Roldán pasando por cuchillo a sus viejos fantasmas, mientras niega la realidad, no hacen fácil la vuelta a nuestro cole particular. 

Pero…¡Mira qué bien! Ya he visto, en el Diario Vasco digital a Martín Berasategui anunciando esta vez sus recetas tradicionales, otro día cualquier otra cosa, y ya estoy tranquilo. Ya tengo otra señal de que estoy en casa. Podría ser, Martín, nuestro Pan de Azúcar particular si fuéramos brasileiros, pero en realidad él siempre será nuestro signo inequívoco de que todo sigue, no sé si bien, pero igual. 

Porque va a hacer falta mucho garrote para seguir con lo nuestro, mientras nuestros representantes políticos siguen enzarzados en si ha nevado más o menos, y en si cuando eran oposición veían las cosas de una manera y ahora la ven de otra.

Personalmente tengo otra hipoteca que pagar estos días, y según mis cuentas, necesitaría unos siete riñones para poder quedarme tranquilo en cuestión de pufos, pero utilizaré un poco del garrote de nuestro Martintxo, y a seguir para adelante.

Me ha resultado curioso... Con todo lo que pasó hace dos días en la entrega de los Globos de Oro, reivindicaciones en negro por parte de las señoras, y caras de haber comprendido por parte de los señores. Y muchos de los que estaban allí, parecían solo preocupados, al menos eso desvelaban sus mensajes por las redes sociales, por el jovial comportamiento de un Tom Hanks convertido en camarero de sus amigos, mientras les surtía de unos cuantos martinis.

Al final, cada uno en su nivel. Nosotros discutimos de si había mucha o poca nieve cuando se cerraban las carreteras, y de quién pagará la factura (nosotros, como siempre), y los americanos, en la fiesta de las fiestas, en lugar de estar preocupados por lo que se hablaba de las reivindicaciones, muchos de ellos estaban absortos porque una estrella del universo cinematográfico movía su trasero, sin miedo a perder sus anillos, para intentar colaborar con un momento agradable de los suyos.

Al final, no sé si será verdad ese "cada loco con su tema",  o hay mucho loco y poco tema...

Y este vecino del mundo ha recordado a Confucio y su "Cuando el sabio señala a la luna, el necio mira al dedo.

*FOTO: DE LA RED

martes, 17 de diciembre de 2013

¡MÁS GARROTE!

He llegado a la conclusión de que Dios existe, siempre que sea verdad eso de que está en todas partes. Y hoy por hoy está claro de que Dios es Martín Berasategui. No desperdicia una oportunidad. Lo último es el anuncio de “Campofrío” de este año. Hablar no habla, pero está allí, como Alfred Hitchcock en sus películas.
Lo que ocurre es que este vecino todavía se acuerda de una frase que aprendió cuando estudiaba inglés: “Practice makes perfect”. Algo así como que la práctica hace la perfección,  y últimamente no parece que entre estrellas Michelín, inauguraciones varias, programas de radio, y todo tipo de apariciones, no precisamente religiosas, practique mucho la cocina.
Ya sabemos que él tiene mucho “garrote”, más que el rey de bastos, palabra que utiliza para todo, y que siempre ha dicho que lo único que busca es la felicidad para sus comensales, y al menos está claro que la suya sí la ha encontrado. Este vecino debe pecar de inocente, pero siempre había pensado de que se pone un negocio para intentar ganar dinero, pero está claro que debo de estar equivocado.
De todos es sabido, al menos eso se dice, que entre el amor y el odio solo hay un paso, y este vecino del mundo cree que existe ese mismo paso entre Dios y el hombre del saco, y últimamente tengo problemas a la hora de meterme a la cama y apagar la luz. Y es que estoy convencido de que en cualquier momento el Señor Berasategui va a aparecer emboscado tras las mantas, y me va a ofrecer alguna tisana de exquisitas hierbas para que pueda dormir felizmente, y cuando me descuide me pega con su garrote en la cabeza.
El otro día soñé con Martín Berasategui, espero que La Nuri, mi sufrida, me perdone esta infelicidad, porque yo no me la voy a perdonar nunca, y mientras se me acercaba con esa sonrisa congelada que siempre lleva, pura contradicción con esa doctrina de comida fresca y del día que siempre proclama, observé que sus ojos se encendían  con un color rojo estremecedor, y en sus pupilas aparecía claramente el signo del dólar. Y no sé por qué pero me desperté temblando y pensando en las calderas de Pedro Botero. Espero que Dios Berasategui me perdone, porque yo no lo voy a poder hacer nunca.

*FOTO: DE LA RED