sábado, 22 de agosto de 2020

TODO EL BOSQUE ERA...

 

Leo en “El País” que los niños con coronavirus portan mayor carga viral que los adultos. Aquí si que viene a huevo lo de “pequeños pero matones” o “bombas de relojería”.

Ahora, cada vez que vea a alguien con un cochecito con un bebé dentro, como en la típica película en la que sabemos que van a poner una bomba pero no cómo, mi mente automáticamente le pondrá los efectos de sonido de un reloj grande de pared. ¡Acojonante!

Cada vez está más claro que en lugar de ir hacia adelante, retrocedemos más que un cangrejo con prisa. Durante el encierro, en plena pandemia, a las autonomías, así en general, se les llenaba la boca pidiendo total autonomía para dictar sus propias normas. Ahora, quien más quien menos pide otra vez mando único.

Y es que aquí no puede ocurrir, como en la mayoría de las catástrofes, echarle la culpa al conductor muerto, que no se puede defender. Por eso, siempre es preferible señalar al de arriba, o sino se puede, a algo un pelín abstracto, como ahora a los jóvenes. Este vecino del mundo no quiere decir que los jóvenes lo pudieran hacer mejor, mucho mejor incluso.

Pero los políticos son como los magos: siempre te hacen mirar hacia otro lado, para que no les descubras el truco.

Particularmente este vecino cree que los políticos, nuestros políticos, desde que terminó el estado de alarma no han hecho nada para enmendar los errores anteriores, solo paripés públicos, como siempre. Pero, ¡ojo!, todos oímos las palabras del Señor Pedro Sánchez anunciando a bombo y platillo que habíamos vencido a la pandemia. Y como decía un amigo, creímos que todo el bosque era “orgasmo”, y nos está yendo así, de gatillazo en gatillazo, o lo que es lo mismo, un auténtico asquito…

*FOTO: DE LA RED

 

viernes, 21 de agosto de 2020

LOS NUEVOS DIOSES

 

Como hubiera dicho nuestro gran filósofo “Chiquito de la calzada”: “La cosa está mu mala”.

No se puede decir otra cosa, ya que nuestro antiguo héroe, Fernando Simón (siempre me acordaré, porque me llegó al alma, a aquel joven que se tatuó su rostro en la pierna), como si estuviéramos en un relato clásico, griego por ejemplo, ha tenido que pedir ayuda a los Nuevos Dioses, a los “Influencers” para ver si nos quitan la venda que nos tiene atrapados, y no nos deja ver la cruda realidad de un virus al que ya tenemos a apenas un centímetro de nuestro rostro, como la celebre imagen de una Sargento Ripley literalmente enfrentada a Alien.

Mal, muy mal están las cosas, cuando si entras en Twitter, y ves las preocupaciones de la gente menuda, y esperemos que no menuda gente, en su forma de “Trending Topics”, aparecen nombres como Pocholo, Marta López, Loquillo, Makoke… Éstos seguramente no pueden ser considerados “influencers”, pero como mínimo serán muy “amiguitos” de ellos, que lo mismo da.

Intentando contrastarlo con la realidad de la calle, esta pasada noche, y dando un paseo por una de las muchas avenidas marítimas que tenemos, encontrar una mascarilla entre los sentados en las terrazas, más que difícil se hacía utópico.

Y es que ya sabemos eso de que “el bicho existe pero seguro que no se va a fijar en mí porque yo soy el “prota” de mi propia película, y todo les pasa a los demás”.

Entre anuncio y anuncio, de maquinillas para las piernas, o de qué ropas, o maquillaje se lleva, esperemos que los nuevos dioses tengan un momento para hacer algo benéfico, es decir, sin cobrar, y digan a sus súbditos que se pongan a buen recaudo del Covid-19. Más que nada, porque de otra manera se van a quedar sin sus potenciales clientes.

A la fuerza ahorcan…

*FOTO: DE LA RED

 

 

miércoles, 19 de agosto de 2020

ABEL CABALLERO Y... LOS PITUFOS

 



Más de una vez para saber si algo está bien o no, y ya lo he comentado previamente desde esta atalaya, lo mejor es elevarlo a la máxima potencia. Y algo parecido me ha ocurrido hoy al ver a Abel Caballero, alcalde de Vigo, dando el pistoletazo de salida a la colocación de las luces de Navidad, sí, en pleno agosto.

Es un hecho que la economía de Vigo estos últimos años ha debido de sufrir un gran empujón al llegar las fiestas navideñas con el show que se monta el alcalde promocionando “su” decoración, más intergaláctica, que navideña.

La prueba es que en años anteriores, en los días álgidos de la Navidad, por lo que dicen, no podías encontrar plazas hoteleras en la ciudad.

Personalmente, a este vecino del mundo siempre le ha parecido, el Señor Caballero, más personaje que persona, estar más cerca de la histeria que de la historia, porque siempre le he encontrado un pelín, como un tronco de secuoya, pasado de revoluciones. Como esos discos a los que les pones a tanta velocidad que lo que consigues es… encontrar a Los Pitufos.

Hoy en el informativo de las tres de la tarde, el Señor Abel Caballero con su promoción de sus luces navideñas, ha conseguido que tuviera la sensación de estar viendo unas imágenes pornográficas. Y no era ni el momento ni el lugar…

Y es que tal como está el panorama actual no es de recibo malgastar, no el dinero, que por supuesto también, sino tiempo, esfuerzo y calorías, en algo que no sea ayudar a sus vecinos a pasar estos malos momentos. Sin embargo, estamos en una época en que lo que triunfa sobre la lógica es la ilógica rozando la astracanada: Fiestas para infectarse con el coronavirus. “Videntes” cantantes que convocan a sus simpatizantes con discursos negacionistas, que cuando les pones el micrófono para que expresen sus ideas, convierten su manifestación en “el club de la comedia”, por supuesto, sin la más minima intención de hacerlo.

No me extrañaría, a este vecino ya no le extraña nada, que estas navidades estuviéramos todos confinados otra vez, y que en Vigo, a las ocho de la noche, las luces navideñas aplaudan a la gente en sus balcones...

*FOTO: DE LA RED

 

viernes, 14 de agosto de 2020

UN VERANO SIN SERPIENTES NI PARPADEOS

 

Este verano, como ya prácticamente todo en este año, es atípico.

Otros años era acercarse el verano y parecía que todo se ralentizara, incluidas las noticias de calado para los periodistas que, por decirlo de alguna manera, quedaban de guardia. De ahí el nacimiento y consolidación de la serpiente de verano

Este año no hace falta ese recurso, el de inventarse la noticia, o maquillar convenientemente un rumor, porque en lugar de ralentizarse los acontecimientos, se podría decir esa célebre frase, “si parpadea, se lo pierde”.

Que en Galicia han creído conveniente prohibir el fumar dónde no pueda haber la ya famosa distancia social, y que conste que este vecino del mundo nunca ha fumado, pues a muchas autonomías les está faltando tiempo, para apuntarse al carro.

Llámenme malpensado, pero es que ese tipo de ideas, en las que tiene que ponerlo todo el sufridor de a pie, siempre cuestan menos que, por ejemplo, contratar “rastreadores”. Y sino que se lo pregunten a Díaz Ayuso, que se le ha puesto el cuarto y mitad de rastreador por un buen pico, eso sí, yendo a lo privado, ya que el “pueblo”, así en general, no les quiso ayudar “by the face”, o traducido al castellano, “por la patilla”. Y de los seiscientos-ochocientos rastreadores más que necesitaban para el porcentaje que se supone sería el indicado en Madrid, han fichado a 22. A lo mejor, o a lo peor, alguien de su equipo se ha confundido y pensaba que tenían que formar un equipo, sí, pero de fútbol.

Por cierto, los últimos, por ahora, en quejarse es el gremio de “las cerveceras”. Y es que, claro, la falta de millones de turistas que no están acudiendo ni a nuestras costas, ni a nuestros bares, se tiene que notar, especialmente esos británicos de tripa en forma de barrica.

Esperemos que ahora no nos publiciten (como lo de viajar por dentro de España, que machaconamente nos lo dictan en los anuncios de la tele) que tenemos que beber por nosotros y por los que no han venido, porque entonces no acabaremos con la mascarilla colgando de una de las orejas, a modo de media asta, sino que nosotros colgaremos de la mascarilla enganchada al grifo de la cerveza,  y no metafórica sino realmente.

No nos va a dar nuestra vida en cumplir con nuestros múltiples, y cada vez más, deberes cívicos...

*FOTO: DE LA RED

lunes, 10 de agosto de 2020

HAN PASADO DIEZ AÑOS...

...Y ya han pasado diez años del comienzo de este blog, A TROCHE  Y MOCHE, cuando este vecino del mundo se liara la manta a la cabeza, o bien porque la manta no fuera muy grande, o este vecino fuera un cabezón, que quizás haya más de la segunda opción, como buen tauro que es. No voy a decir que parece que fue ayer, porque al menos votar, lo que se dice votar de ir a las urnas, hemos ido una "jartá".

Siempre se ha dicho eso de que el que no llora no mama, y la verdad es que en A TROCHE Y MOCHE no somos de llorar, pero sí de edulcorar con ironía todo aquello que nos resulta, por ejemplo, chocante, aunque nos lo quieran vender como de normalidad muy normal.

Incluso mucho antes de que nos imagináramos esta nueva normalidad, que podrán pasar otros veinte años, pero este vecino del mundo ni se hace ni se hará con estos nuevos hábitos, y no estamos hablando ahora de la mascarilla, que como la hemorroide, si hay que llevarla, pues eso, se lleva. Y más, si nuestra vida depende de ello.

Parece que diez años no son nada pero a algunos, y no quiero señalar, les ha costado casi la mitad, fundar un partido político,  y a los que sobreviven en el candelabro de su día a día, parece que les va muy bien,  y aunque no quieran dejar a nadie atrás, digamos que ellos van delante.

Mucho se habla ahora de la segunda ola, esa que se supone nos va a arrasar con el mismo virus que ya nos ha atropellado previamente, y que nos va a volver a vapulear por muy listos que siempre nos creemos. Pero para ola que nos ha mareado hasta la extenuación, es la de lo políticamente correcto.

Ya no se puede decir nada porque alguien se va a dar por aludido, y lo menos que te van a llamar es facha. Este sábado, sabadete, le ha tocado el turno de ser apedreado a José Sacristán, que lo único que ha hecho ha sido ejercer el poder de responder a una entrevista en televisión.

Y si te preguntan qué opinas del emérito pues respondes, y si luego hacen lo mismo con la figura de Pablo Iglesias, pues respondes también, por muy simpatizante, y aún diría más, comprometido con el Partido Comunista en años complicados. Un señor que solo cuando ha sido preguntado, siempre ha respondido con verdades como puños. Y hoy hay gente que le está llamando payaso, como si ser payaso, fuera algo malo. Y es curioso, no se quejan de su opinión sobre el emérito…

Muchos se lo deberían hacer mirar, porque ser de izquierdas, o de derechas, no debería implicar quedarte ciego de lo que no quieres ver en tu lado.

En A TROCHE Y MOCHE después del pedacito de tarta, que somos muchos para comer y el de siempre a pagar, seguiremos ejerciendo nuesto poder de no callar, que tal como está el patio, no es poco.

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domingo, 9 de agosto de 2020

¿REALIDAD O PARODIA?

 


Tal como está el panorama de reiterativo en tantas cosas, y me levanto con unas imágenes, en las redes sociales, grabadas con teléfono móvil durante un concierto, en el que el grupo Taburete, concretamente Willy Bárcenas, sí, el mismísimo hijo de su padre, anima al personal a quitarse la mascarilla.

Ahora me imagino que todo terminará como lo del disc-jockey escupiendo alcohol o lo del emérito en su momento: Lo siento mucho, no volverá a ocurrir.

Por cierto, siempre se ha dicho eso de que “la policía no es tonta”, y realmente no lo es, pero digamos que desde que existe el teléfono móvil, prácticamente no se escapa nadie de ser grabado, por decirlo de alguna manera suave, en su momento de insensatez al margen de que luego pueda ser punible o no.

En otro orden de cosas, en un agosto que no lo conoce ni la madre que pare veranos, se están dando y se seguirán dando las no-fiestas. A este vecino del mundo hay algo que se le escapa. Al parecer, no queremos que la gente se altere, pero tampoco queremos que se esté quieta.

Ahora le toca a la no-fiesta de la Semana grande donostiarra. No se hace un programa de fiestas por aquello de la pandemia, pero se crea un programa alternativo. Al más puro estilo de: sexo no, bueno, solo la puntita.

Lo más triste es llegar a ser parodia de uno mismo (gigante o cabezudo que lo mismo da), y muchas veces lo conseguimos. Y para más inri, sin ningún esfuerzo, ni pudor.

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lunes, 3 de agosto de 2020

¿QUÉ HAY DE LO MÍO?

Siempre que llegamos a estas fechas, comienzos de agosto, tengo la sensación de que lo que queda del año, y son cinco meses, casi la mitad, ya es pan comido, y nos plantamos en Navidad sin apenas despeinarnos. Y es que en mi mente siempre se dibuja una bajada con una pendiente, en realidad no se por qué, de infarto.

Creo que en el fondo tiene mucho que ver que ya anuncian la venta de la lotería de navidad y te hace pensar en el tema, pero es que este año por estar como estamos, entre la Corinna y el Corona se me ha pasado el año con la intención, así en general, de querer escribir algo, y solo me ha dado tiempo a calentar el bolígrafo.

En un año en el que prácticamente se ha suspendido todo, y hemos suspendido, visto lo visto con el comportamiento de muchos, la mayoría, al llegar al final de año, cuando se haga resúmenes de todo, solo va a ver, iba a decir un tema, pero no, habrá dos: el coronavirus y el emérito. En una especie de reedición de La bella y la bestia, en el que cada uno se puede montar el cuento según simpatías o fobias, que lo mismo da.

Está siendo un año para olvidarlo pronto, pero precisamente por eso creo que debería ser un año para enmarcarlo, y ver el comportamiento de todos, especialmente el de la clase política, que una vez más, y en momentos angustiosos para muchos, con negocios que están en un tris de echar el cierre, sólo se preocupan, la clase política digo, de qué hay de lo suyo. Y en eso izquierdas y derechas es igual.

Me viene a la mente una palabra que ya por ser poco usada, diría que me remite a mi niñez, comienzo de los sesenta, a la de los tebeos a estrenar los domingos y fiestas de guardar con la paga.  Y esa palabra es “pedigüeño”.

Nunca había pensado en el tema, pero tenemos una clase política repleta de pedigüeños, en la que no saben dar soluciones, pero eso sí, lo de pedir se les da muy bien. Y como he dicho antes, eso no es cuestión ni de izquierdas, ni de derechas. En eso todos son iguales. El famoso “qué hay de lo mío”, o como diría la juventud que en eso es siempre más clara, y con perdón, con mucho perdón, “mi culo primero”. 

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