Este verano, como ya prácticamente
todo en este año, es atípico.
Otros años era acercarse el
verano y parecía que todo se ralentizara, incluidas las noticias de calado para
los periodistas que, por decirlo de alguna manera, quedaban de guardia. De ahí el
nacimiento y consolidación de la serpiente de verano
Este año no hace falta ese
recurso, el de inventarse la noticia, o maquillar convenientemente un rumor, porque
en lugar de ralentizarse los acontecimientos, se podría decir esa célebre frase,
“si parpadea, se lo pierde”.
Que en Galicia han creído
conveniente prohibir el fumar dónde no pueda haber la ya famosa distancia social,
y que conste que este vecino del mundo nunca ha fumado, pues a muchas autonomías
les está faltando tiempo, para apuntarse al carro.
Llámenme malpensado, pero es
que ese tipo de ideas, en las que tiene que ponerlo todo el sufridor de a pie,
siempre cuestan menos que, por ejemplo, contratar “rastreadores”. Y sino que se
lo pregunten a Díaz Ayuso, que se le ha puesto el cuarto y mitad de rastreador
por un buen pico, eso sí, yendo a lo privado, ya que el “pueblo”, así en
general, no les quiso ayudar “by the face”, o traducido al castellano, “por la
patilla”. Y de los seiscientos-ochocientos rastreadores más que necesitaban
para el porcentaje que se supone sería el indicado en Madrid, han fichado a 22.
A lo mejor, o a lo peor, alguien de su equipo se ha confundido y pensaba que tenían
que formar un equipo, sí, pero de fútbol.
Por cierto, los últimos, por
ahora, en quejarse es el gremio de “las cerveceras”. Y es que, claro, la falta
de millones de turistas que no están acudiendo ni a nuestras costas, ni a
nuestros bares, se tiene que notar, especialmente esos británicos de tripa en forma
de barrica.
Esperemos que ahora no nos
publiciten (como lo de viajar por dentro de España, que machaconamente nos lo
dictan en los anuncios de la tele) que tenemos que beber por nosotros y por los
que no han venido, porque entonces no acabaremos con la mascarilla colgando de
una de las orejas, a modo de media asta, sino que nosotros colgaremos de la
mascarilla enganchada al grifo de la cerveza,
y no metafórica sino realmente.
No nos va a dar nuestra vida
en cumplir con nuestros múltiples, y cada vez más, deberes cívicos...
*FOTO: DE LA RED
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