Siempre que llegamos a estas fechas,
comienzos de agosto, tengo la sensación de que lo que queda del año, y son
cinco meses, casi la mitad, ya es pan comido, y nos plantamos en Navidad sin
apenas despeinarnos. Y es que en mi mente siempre se dibuja una bajada con una
pendiente, en realidad no se por qué, de infarto.
Creo que en el fondo tiene mucho
que ver que ya anuncian la venta de la lotería de navidad y te hace pensar en
el tema, pero es que este año por estar como estamos, entre la Corinna y el
Corona se me ha pasado el año con la intención, así en general, de querer
escribir algo, y solo me ha dado tiempo a calentar el bolígrafo.
En un año en el que prácticamente
se ha suspendido todo, y hemos suspendido, visto lo visto con el comportamiento
de muchos, la mayoría, al llegar al final de año, cuando se haga resúmenes de
todo, solo va a ver, iba a decir un tema, pero no, habrá dos: el coronavirus y
el emérito. En una especie de reedición de La bella y la bestia, en el que cada
uno se puede montar el cuento según simpatías o fobias, que lo mismo da.
Está siendo un
año para olvidarlo pronto, pero precisamente por eso creo que debería ser un
año para enmarcarlo, y ver el comportamiento de todos, especialmente el de la
clase política, que una vez más, y en momentos angustiosos para muchos, con
negocios que están en un tris de echar el cierre, sólo se preocupan, la clase
política digo, de qué hay de lo suyo. Y en eso izquierdas y derechas es igual.
Me viene a la mente una palabra
que ya por ser poco usada, diría que me remite a mi niñez, comienzo de los
sesenta, a la de los tebeos a estrenar los domingos y fiestas de guardar con la
paga. Y esa palabra es “pedigüeño”.
Nunca había pensado en el tema, pero tenemos una clase política repleta de pedigüeños, en la que no saben dar soluciones, pero eso sí, lo de pedir se les da muy bien. Y como he dicho antes, eso no es cuestión ni de izquierdas, ni de derechas. En eso todos son iguales. El famoso “qué hay de lo mío”, o como diría la juventud que en eso es siempre más clara, y con perdón, con mucho perdón, “mi culo primero”.
*FOTO: DE LA RED
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