lunes, 3 de agosto de 2020

¿QUÉ HAY DE LO MÍO?

Siempre que llegamos a estas fechas, comienzos de agosto, tengo la sensación de que lo que queda del año, y son cinco meses, casi la mitad, ya es pan comido, y nos plantamos en Navidad sin apenas despeinarnos. Y es que en mi mente siempre se dibuja una bajada con una pendiente, en realidad no se por qué, de infarto.

Creo que en el fondo tiene mucho que ver que ya anuncian la venta de la lotería de navidad y te hace pensar en el tema, pero es que este año por estar como estamos, entre la Corinna y el Corona se me ha pasado el año con la intención, así en general, de querer escribir algo, y solo me ha dado tiempo a calentar el bolígrafo.

En un año en el que prácticamente se ha suspendido todo, y hemos suspendido, visto lo visto con el comportamiento de muchos, la mayoría, al llegar al final de año, cuando se haga resúmenes de todo, solo va a ver, iba a decir un tema, pero no, habrá dos: el coronavirus y el emérito. En una especie de reedición de La bella y la bestia, en el que cada uno se puede montar el cuento según simpatías o fobias, que lo mismo da.

Está siendo un año para olvidarlo pronto, pero precisamente por eso creo que debería ser un año para enmarcarlo, y ver el comportamiento de todos, especialmente el de la clase política, que una vez más, y en momentos angustiosos para muchos, con negocios que están en un tris de echar el cierre, sólo se preocupan, la clase política digo, de qué hay de lo suyo. Y en eso izquierdas y derechas es igual.

Me viene a la mente una palabra que ya por ser poco usada, diría que me remite a mi niñez, comienzo de los sesenta, a la de los tebeos a estrenar los domingos y fiestas de guardar con la paga.  Y esa palabra es “pedigüeño”.

Nunca había pensado en el tema, pero tenemos una clase política repleta de pedigüeños, en la que no saben dar soluciones, pero eso sí, lo de pedir se les da muy bien. Y como he dicho antes, eso no es cuestión ni de izquierdas, ni de derechas. En eso todos son iguales. El famoso “qué hay de lo mío”, o como diría la juventud que en eso es siempre más clara, y con perdón, con mucho perdón, “mi culo primero”. 

*FOTO: DE LA RED


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