Los lunes por la tarde siempre paso por la
administración de loterías para comprobar si la primitiva y sus derivados se
han fijado en mí la semana anterior, o voy a tener que seguir apoquinando como
habitualmente.
Aunque tengo ya el horario cogido de tal manera
que evite grandes colas, ayer me despisté y fui más tarde. Con lo cual lo que
me encontré era algo así como la cola para visitar La Meca. Y eso me hizo
recapacitar.
Los allí presentes dábamos a entender el dinero
más que como religión como Dios. Todos lo estábamos adorando. Era una especie de cola para ir a comulgar
nuestros sueños a Dios, o al que se pusiera por medio allí, que daba lo mismo.
Los de la O.N.C.E., y dicho esto con mucho
respeto, aunque la mayoría de ellos ciegos, tienen mucha vista para los
negocios, y ya en su momento publicitaron la frase “es la
ilusión de todos los días”.
En aquel mismo momento, todavía en la cola, porque
tenía para rato, me pareció una escena realmente triste por muchos motivos, y
me fui de allí sin comprobar los números anteriores.
Sé que volveré, al menos a comprobar lo ya gastado,
pero no era el momento, porque cualquiera que me adelantara en la cola, por
ejemplo, podía pisar mi moral.
Y me dio por pensar también que las Navidades, a
las que tengo mucho cariño, comienzan también con la lotería. Un acto netamente
profano como antesala a una celebración, en teoría, religiosa. Y quién me dice
a mí que la Navidad no se ha perdido porque es un buen momento para gastar. O
peor aún, quién me dice a mí que la Navidad no se inventó exclusivamente como
buena excusa para gastar.
Para que luego digan que el hombre es un ser inteligente…Bueno,
en realidad es verdad. Uno es inteligente, y los demás nos
dejamos llevar, como un tronco en el río de la vida.
-CUADRO: ÓLEO "RÍO EN OTOÑO". AUTOR: PATXIPE