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miércoles, 22 de junio de 2016

SUEÑOS ESCURRIDOS, Y LA SUIZA DE LOS POBRES



Hoy he soñado con Mario Vaquerizo. Podía haber soñado con cualquier otra persona, pero ha sido con Mario, y no Vargas Llosa (que al final también se lo ha llevado la "gente guapa"), sino Vaquerizo. Y se me ha hecho, presuntamente, como su figura: larguísimo. 


Hasta ahí todo normal, porque nadie es responsable de sus sueños, o pesadillas, el problema es que cuando ya había asumido que “solo” era un sueño, he abierto el frigorífico y me he dado cuenta  de que habían desaparecido las cervezas que el día anterior había dejado: seis concretamente. Y ni La Nuri, mi sufrida, bebe, ni yo recuerdo haber bebido, y en cambio, de todos es sabido, que a Don Mario le gusta la cerveza más que Olvido Gara, bueno, es un decir…


Quizás, todo lo anterior es el signo de nuestros tiempos.


Hemos aprendido, y es lo triste, a que ya nuestros sueños no sirven. Nos hemos dado cuenta, nos han enseñado, que todo es una mentira. Detrás de las promesas, y especialmente las electorales, todo es como el timo de la estampita: mentira. Nos han dicho siempre lo que hemos querido oír, y al final nos hemos quedado solos, y hemos perdido hasta la honra.


Y los partidos tradicionales se siguen preguntando por qué los nuevos partidos, especialmente “el nuevo partido” tiene tanto tirón. Tienen miedo a esa especie de “revanchismo” que conlleva esa frase de “El cielo no se toma por consenso, sino por asalto”.


En un país, en el que durante muchos años con la religión como única opción: pórtate bien, e irás al cielo. O su amenaza: pórtate mal, e irás a los infiernos, (así, en plural, para acojonar más). Con el tiempo nos hemos ido dando cuenta de que el cielo, los cielos, sería como la Suiza del pobre


Lo ibas dejando, esperando que el más allá lo arreglara todo, y mientras aquí, solo unos pocos se ponían morados. Y quizás, todo eso, lo hemos ido descubriendo poco a poco, al ir desvelándose “el choriceo nacional”. Que aquellos que se nos ponían como ejemplo: Mario Conde, Rodrigo Rato, orgullos del patio nacional, con el tiempo nos salían rana. Y habían sido los primeros de la clase, claro, de la suya.


Incluso, nuestro rey, el de prácticamente toda nuestra vida, el que, en teoría, “nos salvo del 23 F” también se confundió, porque en un segundo de vergüenza torera nos pidió perdón y nos dijo: “Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Y entonces, también, nos dimos cuenta de que un monarca “tan cercano” también hacía de las suyas, presuntamente.


Y ya hemos aprendido que cada vez que alguien se dirige al pueblo, con la otra mano, la que no vemos, nos quita algo. Y ya no nos queda ni el cielo, aquello que íbamos a tomar por asalto. ¿Y los sueños?
Ya no quedan tampoco. Sueñas con poco, ya hasta el nivel es bajo, muy bajo. Sueñas con Mario Vaquerizo, y te desaparece la cerveza.


Y luego, el gobierno todavía en el poder se pregunta qué habrán hecho mal para que se tome el cielo por asalto, y no se intente llegar a un consenso.


El consenso, como las armas, lo carga el diablo, y el diablo está  en la poltrona, y nunca lo dejará. Quizás porque el poder de la poltrona convierte a cualquier ángel, o sucedáneo, en el peor de los demonios.


Y el domingo …., hay que ir a votar.  Y no me queda ninguna cerveza … Me han robado lo único que me quedaba. Ya lo dijo Don Gustavo: ¡Dios mío, qué solos se quedan los muertos!


Y humildemente, este vecino añadiría: Y secos, muy secos, tanto como la mojama, ... o como Mario Vaquerizo.

*FOTO: DE LA RED


lunes, 12 de agosto de 2013

LA PESTE DEL VERANO

Llevo varios días que no vivo en mí. Tengo miedo de abrir las puertas de casa, e incluso de salir a la calle por miedo a encontrarme o con Alaska y el grano que le ha salido, su marido Mario Vaquerizo, o a los inefables “Auryn”. Programa que pongas en televisión, especialmente en la “cadena alegre” , programa en el que aparece Mario o los jóvenes cantantes disfrazados de estrellas mediáticas.
Ayer, concretamente, me quedé encerrado en el ascensor, en Torrevieja, y el pánico que pasé no era por estar dentro de la cabina, sino por el miedo de tocar al timbre del rescate y que me vengan a salvar el Señor Vaquerizo, o los Auryn, nacidos de una agobiante campaña de marketing.
Este vecino del mundo no tiene nada contra Olvido Gara, más conocida como Alaska, sino muy al contrario, ya que ella es de las luchadoras de toda la vida, y que ha sufrido muchas vacas flacas incluso en buenas épocas, ya que por aquello de los gustos del mercado, durante mucho tiempo se olvidaron de ella. Sin embargo, la opinión de este vecino, que nunca tendrá y lo sabe, el don de la verdad verdadera, es peor, porque considera que nos está vendiendo la moto de un friqui indocumentado y cándido. 
Esa fachada, sin embargo, es incompatible con otros cargos que ha tenido y tiene como representante o agente de prensa de Dover, Merche, Elsa Pataki y Leonor Watling. Nadie en su “sano juicio” pondría su carrera en manos de una persona aparentemente atolondrada. Sin embargo, es tan inteligente que ha convencido a todos los fans de su grupo, Nancys Rubias, de que es “normal” actuar haciendo playback en todas sus actuaciones, eso sin olvidar el hecho de que ha tenido el arte de convertir su vida, y la de su mujer, en un reality televisado.
Este vecino del mundo siempre ha pensado que hay que ir con la verdad por delante por eso no le gusta nada lo que representa Mario Vaquerizo, ni el montaje que se ha realizado en torno a ese grupo de cinco jóvenes cantantes llamado “Auryn”, que por otra parte cantan bastante bien, donde solo se intenta mostrar el candor de un grupo soñador, mientras que como en un show de magia se intenta ocultar el truco, y éste es la toda poderasa productora Warner, que hacen que aparezcan en televisión a todas horas, y que esa aparente candidez ya mencionada, en realidad esté milimetrada, y que, lo triste del asunto, es que no seamos nosotros quienes elijamos escuchar su música, sino que unos señores, en este caso con acento americano, han decidido qué música tenemos que escuchar y cuándo.
En realidad, en la mayoría de los casos a este vecino del mundo le gusta pensar que es él quien toma la iniciativa de sus gustos, aunque la mayoría de las veces, desgraciadamente, no sea así, principalmente por la publicidad, pero es que ahora, ya es una peste, esperemos que solo veraniega.
Hoy, me voy a ver un museo, y estoy tranquilo, porque seguro que no estarán allí, bueno, eso creo.

*FOTO: DE LA RED