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domingo, 28 de mayo de 2017

EL OSO AMERICANO Y SU HÁBITAT, O SEGUIMOS HABLANDO DE DONALD...


Vaya por delante de que hoy es uno de esos post en los que este vecino del mundo se ha tomado varios días de seguridad, en este caso no ha valido lo de sólo tomarse unas horas de "templanza", para asegurarse de que se le habían enfriado tanto la boca como las manos, para no vociferar o teclear lo que realmente sentía.

Y es que lo del manotazo/empujón del Señor Donald Trump, al primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, para hacerse un hueco en una foto de familia durante la cumbre de la OTAN celebrada en Bruselas, mientras se va colocando su ropa, con aparente desprecio, ha sido, en sí mismo, toda una metáfora.

Seguro que muchos habrán dicho eso de que el Señor Donald (dejé claro en el post del otro día, http://patxipe.blogspot.com.es/2017/05/el-chollo-y-la-bomba.html , que prefería llamarle así por no darle el boato que de ninguna manera es digno de ello) ha demostrado lo que es, un elefante en una cacharrería, aunque quizás, en esta ocasión, venga más al pelo lo del elefante entre una colección (muy cara por cierto para el erario público), de jarrones chinos. Sin embargo, este vecino del mundo le ve, entre lo desgarbado y primitivo de sus movimientos y educación, si la tuvo, más como un oso (pidiendo perdón al poderoso plantigrado), naturalmente, americano.

Cada vez que hablamos del Presidente de los Estados  Unidos, no puedo evitar acordarme de Clint Eastwood, el gran actor, por ser uno de sus máximos defensores, antes de ser elegido Presidente.

Por lo menos, personajes como Harry El Sucio, y sucedáneos, tenían un código ético aunque fuera muy especial; sin embargo, el Señor Donald no es que desconozca el término “ético”, sino cualquier palabra relacionada con “educación”.

El americano medio no puede estar orgulloso de quien está por ahí, se supone, llevando la máxima representación de su país.

La escena del Señor Donald y familia (esposa e hija) delante del Papa Francisco, es todo menos seria. Y prueba clara de cuándo se hacen las cosas de sentimiento, o se hacen forzadas, porque no queda más remedio. Lo de las mantillas en sendas cabezas, recuerda más a la pluma del comienzo y final de Forrest Gump (como el aire las quiso depositar), que a ser unas más en la "humildad" ante Dios.


Si ya en sus tiempos de negociante, como se diría en los años cincuenta, Donald debió de dejar detrás muchas víctimas, sus comienzos de Presidente, no le van a la zaga, leyendo la cartilla, de la que se ha hecho dueño y señor, a los demás componentes del llamado G7; tachando a muchos de ellos, como mínimo de morosos, sino de gorrones, en cuanto a gastos de defensa se refiere. Y para culminar, dejando claro que a él lo del cambio climático le trae al pairo; quizás, tanto como a su mujer expresar  cualquier muestra de amor hacia él, como cogerle de la mano, la que ha rechazado, dicho sea de paso, en varias y cantadas ocasiones.


Quizás, y como ayuda al Señor Donald, se le debería traducir, y hacerle entender (que sin duda será mas costoso), el refrán español "Cría cuervos y te sacarán los ojos", y la expresión "Arrieros somos y en el camino nos encontraremos". Porque, sin duda, en ellos podría suponer gran parte de su futuro.


+FOTO: DE LA RED

domingo, 18 de enero de 2015

VENGANZA 3, LA NO-CRITICA

Ayer estuve viendo “Venganza 3”. Naturalmente que no voy a osar hacer una crítica de la citada película, porque se sabe lo que es, antes de entrar en la sala. No engaña, como los letreros de los váteres públicos. Si entras, ya sabes lo que vas a encontrar. Pero todos sabemos que hay un momento para todo. Por eso, precisamente, estas cintas deberían de estar subvencionadas por alguna ONG, algo así como “Odio sin fronteras”, porque quién no se levanta “mosqueado” estos días con tanta corrupción y caradura. Personalmente creo que si el mismo Papa Francisco se libraba de este mosqueo, ese viento filipino le ha tenido que descolocar, y no es un juego de palabras.
Continuando  con la película de la factoría de Besson, el ver esta cinta me trajo una palabra que no había usado hace mucho tiempo, y que me refresca imágenes de mi niñez. La referida expresión es: “soplamocos”. ¿A quién en su niñez no le amenazaron con uno, o varios? Además, es totalmente expresiva, y se te llena la boca como la mano lo haría en la nariz de alguien. Será, incluso, de las pocas palabras que viene con una gama de colores implícita: verde y rojo.
Los soplamocos del ya más que talludito Liam Neeson son una especie de relajante muscular en el alma. Reparte mamporros, y no nos engañemos, certificados de defunción a diestro y siniestro, pero como él es “el chico bueno de la película” no nos tenemos que avergonzar por ofrecerle nuestra simpatía y el deseo de que se viniera por nuestro suelo patrio a repartir un poco de justicia.
Estamos en un momento actual en el que hay muchos soplamocos pendientes, y toda esa energía se debe de canalizar por algún lado. Por eso este tipo de películas deberían de ser calificadas como “de bien social”.
A decir verdad, la película para que sea redonda, redonda a su manera, claro, le falta un cameo del "pequeño Nicolás", pero ya se sabe, la dicha nunca puede ser completa.
¿Os imagináis que una de estas películas acabara mal, que el protagonista lejos de repartir justicia, acabara bajo las garras del malo de turno? Creo que no habría sala de cine que pudiera ofrecer un segundo pase, por los destrozos causados por los espectadores de la gala de estreno y de despedida.
Tampoco me extrañaría que parte de ese dinero que pasta por las praderas suizas, se invirtiera en este tipo de películas, que son una especie de opio del resentido y mosqueado. ¡Vamos! Lo que viene a ser un currito de los de toda la vida.


 *FOTO: DE LA RED

jueves, 24 de octubre de 2013

EL YOGUR O EL PODER DE DECIDIR

Mucha gente no se ha dado cuenta todavía, pero habrá un antes y un después desde que se nos indicó a comienzos de este año que, por orden de nuestro todavía gobierno, los yogures ya no iban a presentar fecha de caducidad, sino solo una fecha de consumo preferente.
Y quien más, quien menos ha descubierto que tiene que, e incluso puede, decidir.
Y es que desde pequeños hemos ido por un camino totalmente guiado, primero por nuestros padres, con su famoso “ésto no se hace” y luego con  “la ayuda”, para los creyentes, de los dictados de la Iglesia y su famoso “ésto no se hace”. Este vecino, hace muchos años, al comprobar  que la doctrina de la Iglesia, la prohibición, coincidía con la recibida en casa, se dio cuenta el por qué a los ministros de Cristo les llamábamos “padres” también.
Prácticamente coincidiendo con lo de los yogures, y que ya podemos decidir, para lo que no estamos preparados, ¡vaya año!, tenemos un Papa nuevo, con un nombre vulgar, que por no tener no tiene ni número ordinal que llevarse al nombre.
Pero, si el pueblo de a pie bastante tiene con tomar decisiones sobre “si me como o no me como la reliquia que tengo en el frigorífico con forma de yogur”, el clero está totalmente revuelto y va de cráneo con el Papa Francisco, que como siga así, pronto le van a llamar o Mr. Proper o Don Limpio porque va a dejar su Iglesia que no la va a conocer ni el Padre que la parió.
No le han dolido prendas, y nunca mejor dicho, en ordenar a que abandone su diócesis por un periodo de tiempo no especificado, un obispo alemán, concretamente el Obispo de Limburg, al que se le habían “desviado” un poco las cuentas de las reformas de su vivienda, presupuestadas en un comienzo en cinco millones de euros, y siendo su desembolso final cercano a los cuarente millones. Eso sí, el más que confundido obispo, Franz-Peter Tebartz-van Els, para reunirse con el Papa en el Vaticano, y sobre todo, para dar ejemplo, ha cogido un billete low cost de Ryanair, y entre las cosas que le ha debido de decir a “su jefe”, es que se ha gastado bastante dinero en acondicionar las habitaciones para futuros invitados.
Este vecino piensa que, a lo mejor, después de todo, el Obispo de Limburg, lo que quería era albergar, en sus habitaciones, a todos sus feligreses que pasaran por un mal momento económico, para lo cual la citada cifra, unos cuarenta millones, incluso se le puede antojar hasta corta.
Y es que el clero está formado, después de todo, por personas que además de tener que decidir, en estos días, sobre la fecha de los yogures a comer, tienen que hacer un verdadero acto de contrición, al decidir ahora  sobre si su manera de concebir “su religión” está contaminada, como los yogures, por gérmenes que envenenan, más que su discurso, su manera de comportarse cuando las velas de su iglesia se han apagado.

*ILUSTRACIÓN: DE LA RED