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sábado, 21 de marzo de 2020

TIEMPOS DE RUNNERS ESCAPISTAS Y ALMOHADAS PELIRROJAS


Una de las imágenes de ayer fue la de esa runner, para más inri, a la carrera, en Donosti por cierto, que desafiando la prohibición salió a correr y acabó detenida y abroncada por los vecinos.

En un asunto tan claro sigo flipando con todos esos que empiezan su discurso con un "sí, pero no…"

Si te saltas lo establecido lo suyo sería decir eso de me han pillado con el carrito del helado y me tengo que atener a las consecuencias, pero no seguir con “por mis mismísimos que yo lo hago una vez y mil más, simplemente, porque yo soy mi mejor amigo”.

Por otro lado de cosas, como alquilar el perro del vecino para sacarle a pasear se ha puesto más caro que un kilo de las auténticas angulas, ya he preparado una horita de música, más o menos, con éxitos de ayer y siempre, y a partir de hoy hay que mover el esqueleto. Más que nada para que el esqueleto no quede secuestrado  por hordas de grasa, que pueden ser tan enemigas como el coronavirus.

Como La Nuri, mi sufrida, no está dispuesta a hacer prácticamente de contorsionista en bailes de salón, y la comprendo, ya he vestido a la almohada  con un aparente vestido color champagne y una peluca pelirroja en una especie de trasunto de Mia Farrow en la versión que protagonizó con Robert Redford, de “El gran Gatsby”, y en el que él acababa peor que su posterior pareja en la vida real, Woody Allen. Y es que muchos siempre han apuntado inequívocas maneras...

Esta noche, y prácticamente entre sueños, se me ha planteado una gran pregunta: ¿Respetamos el status vigente, si ensueños viajamos, por ejemplo, por preciosos atardeceres, o corremos el riesgo de acabar como la runner donostiarra, esposados e increpados más que Felipe VI tras su último mini-discurso? Juraría que me he despertado con un bosquejo de cacerolada al fondo...

Vamos a salir del coronavirus como las antiguas estrellas de cine, que antes de triunfar en la pantalla habían tenido trabajos de todo tipo. Pero, ya se sabe, que lo importante, en este caso, es salir.

*FOTO: DE LA RED

jueves, 28 de diciembre de 2017

¿CALENDARIO O ANGULAS?


Ignoro si en cada Autonomía es igual, pero en el País Vasco existe la costumbre de que a partir del día de Santo Tomás, 21 de Diciembre, y a efectos de tradición, ya es el primer día oficial de La Navidad. Y eso significa de que a partir de entonces comienza “la caza” del nuevo calendario en entidades como Diputación, Ayuntamiento y especialmente en las denominadas antiguamente Cajas de Ahorro, que ahora están todas reconvertidas en Bancos.

Como el citado día de Santo Tomás este vecino no estaba en Donosti, ayer miércoles, día 26, comencé mi tradicional cacería.

En estos últimos años,  y emboscados en algo, en realidad, tan abstracto como una crisis, las antiguas Cajas de Ahorro, que es lo que este vecino del mundo más conoce, y probablemente todo tipo de negocio bancario, parece que han reconvertido a los candelarios en algo tan deseado y difícil de conseguir como unas angulas, repito angulas, no confundir con ese sucedáneo denominado “gula”.

La semana pasada había apalabrado con un trabajador de Kutxabank  , que se ofreció gentilmente, en la sucursal de Avenida de Madrid, cruce con Avenida Isabel II, que me guardaría un calendario de pared y otro de escritorio. Tras hacer una breve cola, conseguí además hablar con ese mismo empleado, y que al hacerle mención del sobre, se acordaba y lo tenía preparado. Al abrirlo solo había un calendario de pared, que por cierto, le pedí otro más. No puso ningún problema. Solo que al recordarle el calendario de escritorio, me dijo que de eso se habían hecho cargo los de arriba, sentencia que acompañó con el dedo índice apuntando al cielo.

Me preguntó, lo cual me produjo ganas de reírme a carcajadas, que quién llevaba mi cuenta; por un momento tuve la sensación de que me había reencarnado en un Richard Gere guipuzcoano. La respuesta, muy fácil, y de esas que se denominan “de cajón”: Durante años nos habéis ido enseñando, con velados malos modos, a venir lo mínimo posible por la sucursal, e incluso de cara al público tenéis menos de la mitad de empleados. Particularmente yo, hago prácticamente todos mis movimientos por internet. Y por supuesto, ya nadie me conoce.

Me dijo el nombre de "mi tutora”, él, claro, le dio otro nombre al cargo, y me dijo que iba a tener que subir a la primera planta. Todo tenía un aire a examen sumarísimo. Y, este vecino, recién jubilado, hace ya tiempo que decidió  que de su vida, él hace y deshace, aunque se equivoque mil veces.

Al negarme, y por la cara de sorpresa que puso mi interlocutor, pareciera que debía de haber sido el único en darle esa contestación.

Los de los Bancos, y sucedáneos, deberían de hacérselo mirar, porque se han subido tanto en sus pretensiones, que si no están junto a Dios, como mínimo son lo más parecido posible al “Gran Hermano” que George Orwell relataba en “1984”.


Dentro de un tiempo, ya me ha ocurrido, seguro que una señorita me llamará en nombre de esa entidad, para hablar de qué hacemos con mi dinero que está en la libreta. Ese será el momento en el que yo le diré lo “caro” que han puesto los calendarios, y que para obtenerlos nadie se merece, y nunca mejor dicho, que le lean la cartilla.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 19 de enero de 2015

BLUE AND WHITE MONDAY


Uno de esos estudios raros, que si hubiera sido realizado en España, inmediatamente lo hubiéramos catalogado como una manera de desperdiciar el dinero, pero que en este caso ha sido en la Universidad de Cardiff, en Gales, y por lo tanto nos lo tenemos que tragar sin parpadear, ha dictaminado que hoy, lunes 19 de Enero, es el día más triste del año.
Lo único que queda claro en ese estudio, en la humilde opinión de este vecino, es que ni el investigador de la Universidad de Cardiff y experto en motivación, Cliff Arnal, ni ninguno de los que han intervenido en ese estudio es donostiarra, porque en ese caso se hubieran negado a una afirmación tan rotunda, a pesar de que la fórmula aplicada así lo estimara, teniendo en cuenta que hoy precisamente, es la víspera de San Sebastián y el comienzo de 24 horas de inmersión total en la tamborrada.
Hoy, prácticamente, es el único día en que el donostiarra pierde esa compostura de cartel de anuncio turístico, ante los sones compuestos por el Maestro Sarriegui, ni tampoco se necesita nombrar ningún tipo de comisión a favor ni en contra  para que generalmente no lleguen a ninguna conclusión, sino a miles de ellas. Porque en el ADN del donostiarra, las próximas veinticuatro horas están escritas en txuri-urdin (blanquiazul), los colores de Donosti.
Por si acaso, y volviendo al tema de la formulita en cuestión, que se ha empeñado en que sea un día, una víspera para nosotros, triste,  hoy saldré después de cenar, y pensando en ella, sin rímmel a la calle, por aquello de que no me digan el famoso “te lo dije”  cuando llore porque tenía que llorar según los estudiosos.
En una sociedad que te dicta los gustos, lo que compras, lo que consumes, lo que faltaba ya es que tengas que estar triste porque a alguien en alguna remota universidad le sale mediante un fórmula, que tenemos que estar tristes, porque “yes”, y porque es “Blue Monday”. Señores, aquí, en mi querida Donostia, y si quieren se lo digo en inglés, hoy es “Blue and White Monday”.
Aunque sí, he de reconocer, que personalmente desde hace unos años ya las fiestas en general no las vivo como antes, y son los daños colaterales, como se dice ahora, de una crisis que nos ha empitonado como un miura desbocado, y el que ha podido levantarse no olvidará lo vivido. Ahora comprendo bien a mi madre, que fue componente de los llamados “niños de la guerra civil”. A ella se la llevaron a Francia, y aunque siempre ha celebrado las fiestas, ha tenido los pies en la tierra, y comprado sin desbocarse, por aquello de “gastar poco para tener”.
Por eso, al enterarme de que este año hay alguna sociedad gastronómica, que vuelve a poner en su menú, las famosas angulas, que durante unos cuantos años las han tenido que olvidar por prohibitivas,  este vecino del mundo se da cuenta, de que él personalmente, ya no ve la vida de la misma manera, y que si ahora tuviera que volver a vivir todo otra vez, lo haría de otra manera, más pautádamente.
Y que los que han causado esta crisis no crean que, cuando quieran, si quieren, va a volver todo a su cauce, porque no va a ser así, y que cuando deseen que compremos, porque la fórmula de alguien diga entonces que así tiene que ser, y que necesitan que compremos, porque quieren ser más ricos, este vecino desde luego se apea en la próxima.

Lo dicho ni “Blue Monday”, ni día multicolor, porque alguien nos ha recordado insistentemente que los excesos se pagan, y mucho; y en realidad, la fiesta y el cariño donde mejor encajan es en el corazón, y eso sí, la tamborrada que no falte en la calle.

*FOTO: DE LA RED

martes, 25 de noviembre de 2014

EL ANDAMIO DEL AMOR

No todo el mundo se despierta oyendo, a través de la ventana, toda una declaración de amor que, además, no es para él, es decir, para mí. Con el agravante de que vivo a unos cuantos metros de altura, y es difícil que alguien pueda mantener todos los días una conversación al lado mismo de la ventana de mi dormitorio.
Llevo varios días con  un andamio colocado junto  a la fachada de la casa, y los ruidos son incesantes. Aunque lo de esta mañana, la citada declaración de amor es algo diferente. 
Intentando disimular, inmediatamente he salido al balcón de la habitación de al lado, dando a entender gestualmente que necesitaba algo del armario. “La pareja” la formaban dos obreros con casco y arnés, al parecer un español, con acento andaluz, y el otro, sudamericano. No voy a comentar nada de lo que se han dicho porque en realidad tengo la sensación de que he robado una situación que no era para mí, pero entre cemento y plomada, y aprovechando que se encontraban aparentemente solos, se han dicho todos sus sentimientos, que al parecer eran muchos y acumulados.
Desde Hollywood siempre nos han acostumbrado a las películas en las que chico busca chica, o al revés, pero sin embargo, y muchos lo han ido entendiendo poco a poco, el amor tiene todo tipo de formatos.
Este vecino del mundo cada vez está más convencido de que las cosas no pasan por pasar, que el destino no da, digamos, puntada sin hilo, y quizás ese destino me haya despertado hoy para recordarme, que siempre es conveniente expresar sin ningún género de dudas los sentimientos.
Esos “te quiero” que te cuestan más que las angulas la víspera de San Sebastián. Hay que declarar lo que llevas dentro todos los días, entre otras cosas, y quizás desde un punto egoísta, porque nunca sabes cuándo va a ser el último. Y no conviene dejarse nada en el tintero, porque eso del Juicio Final, al final va a ser un camelo, entre otras cosas, porque seguro que si fuera así, los que tienen pasta y poder en este lado de la realidad, guardarían también para el otro, y al citado juicio seguro que iban rodeados de sus abogados, y el reparto de penas no iba de ser justo entre los poderosos y los de siempre.
¡Es curioso! Acabo de demostrar, y sin proponérmelo, que no hace falta ni teología ni filosofía para hablar del presunto más allá, con un poco de lógica es suficiente.
Al final, eso del cielo va a ser el timo de la estampita urdido entre el clero y los políticos, para que el resto de los mortales nos portemos bien y no causamos ningún tipo de desmán.
Siempre se ha dicho eso tan manido de que el fútbol es el opio del pueblo, pero al final va a ser la religión la que nos hace “portarnos bien” para ganarnos una parcelita entre nubes de algodón.
¡Bueno! Termino este texto, y después voy a recordar a La Nuri, mi sufrida, todo lo que le quiero, y que el edén debe de estar aquí y cada día, porque el resto son leyendas y territorios inexplorados.
Por cierto…, a vosotros también os quiero, y mucho.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 20 de diciembre de 2013

EL ALMA DE UN BANQUERO

Acabo de estar hablando con un conocido cocinero vasco, y me ha negado tajantemente de que la electricidad provenga de las angulas, que aunque tienen un precio parecido es pura coincidencia. De todas maneras, ya me ha dicho, que como el tema siga así, en días especiales, como pueda ser la víspera o el día de San Sebastián, los restauradores están pensando muy seriamente en decantarse por tener electricidad en su local o por las angulas, pero las dos opciones a la vez, salvo para comidas de políticos, va a ser francamente imposible, pues los precios se pondrían similares a los presupuestos anuales de una autonomía, y no es plan.
Hoy la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha decidido que "no procede validar" la subasta eléctrica realizada ayer, debido a "la concurrencia de circunstancias atípicas y en un contexto de precios elevados en el mercado diario durante las semanas previas”. Que en realidad es lo mismo que no decir nada, pero alguien, con muy buen criterio por cierto, ha estimado que esta vez se han pasado de frenada, y se ha notado claramente.
Ayer, sin embargo, debimos de ser muchos los que ante la negra expectativa, tan negra como quedarse sin luz,  fuimos al chino de al lado de casa para comprarnos esa especie de linterna, que mediante unas gomas se coloca en la cabeza, como un Antonio Molina cualquiera que fuera a cantar “Soy minero”, porque se terminaron las existencias. Y ahora es de esperar que su precio suba mínimo un trescientos por cien. Para que luego se diga que Estados Unidos es la tierra de las oportunidades…
Ante la desgracia, siempre hay alguien que gana. Lo que ocurre es que tanto los sufrimientos como las ganancias ocurren en bandos diferentes, no es aleatorio. Y ya estamos otra vez con las dos Españas, con la diferencia de que ahora no se puede ver, por el mapa de Google, la parte de España que sufre, porque ya no es un problema geográfico ni ideológico, sino de carteras, quien la tenga llena, o quien la tenga más vacía que el alma de un banquero.

*FOTO: DE LA RED