Los que siguen a este vecino del mundo ya saben que en nuestro ático normalmente no se habla de fútbol en su versión de deporte puro y duro (no
por nada, sino porque hay prensa especializada), pero sí de alguna
anécdota que pudiera venir a colación. Y
ayer este vecino estaba viendo los fastos de la Final de la Copa del Rey,
siempre posicionado, a falta del equipo de sus amores (Real Sociedad), a favor
del más débil, y en este caso, claro
está, del Sevilla, cuando observó y
degustó “el momento de la noche” en opinión este vecino: el
hijo de Messi con la camiseta como la de su padre, con su número, el
10, pero que sólo la puede llevar él, porque de nombre sólo llevaba PAPI.
Lo que ocurre, es que luego, ese cielo, se ensombreció
primero con los nubarrones de la realidad,
qué hacen unos niños tan pequeños (porque también estaban los
de los otros miembros de su equipo, los hijos de Piqué incluidos) a
esas horas, entre la una y una y media de la madrugada, lejos además de
su casa, porque estaban en Madrid. Si han ido hoy al colegio, lo
habrán hecho no habiendo dormido sus horas, se supone, que reglamentarias.
Digamos que el momento emotivo duró unos segundos y todo
lo siguiente fue de la más pura y dura revista del corazón. Porque con los
niños, claro está, estaban madres, novias y… el cotilleo puro y duro. Si
hubiera sido la Fórmula 1, el titular hubiera sido obvio, “su circo mediático”.
Y ahora viene una pregunta que me ronda desde el mismo
momento en que vi todo lo referido en el párrafo anterior: ¿Dónde termina la celebración y
empieza la ostentación de un cierto poder o estatus? ¿Los cimientos de un
futuro por ser hijos de, novias de, mujer de?
Con un rictus de sonrisa congelada, y con ironía en vena,
me pregunté ¿cuántas futuras estrellas de reality teníamos delante nuestro?,
ya que para más inri la retransmisión se hacía por “Telefive”.
Hace años, famosos eran los futbolistas, actores y
artistas varios, pero ahora ya lo son sus familias, y muchos viven de eso, de
lo que lograron sus padres (dinero y presunto estatus). Pero, eso sí, cuando
quieren, tanto unos como otros, se ponen al “amparo de su intimidad”.
Como decía aquel viejo chiste “o semos, o no semos, pero ser somos”.
Sinceramente, si por ley hay que proteger al menor, hubiera sido deseable evitar esas imágenes de hijos pequeños. Como se
evitó, presuntamente, dar demasiadas imágenes de esteladas, y culés demasiado
culés, descafeinando convenientemente el lado político del tema. Y creo que se me entiende si digo que por otra parte se derrochó
imágenes sevillistas como si no hubiera un mañana. Y recuerdo que desde el
principio he dicho que éstos tenían mis simpatías.
Ahora, y ya para
terminar, voy a decir una perogrullada como una casa, pero la tengo que decir: una
noticia, es una noticia, pero luego hay maneras de tratarla. Y ayer se
dio un primer paso, y se va a entender perfectamente, para la creación, si
todavía no está creado, cosa que lo dudo, del “Deporte Sálvame”. Y eso puede ser muy peligroso, aunque también
me temo que muy rentable, y razón importante para cuidar y alimentar ese
peligroso germen.
*FOTO: DE LA RED