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viernes, 14 de abril de 2017

TORBELLINO ALYSON, Y DOMINGO DE GLORIA EN VIERNES


¡Pues si! Al final se han hecho "carne" los deseos de este vecino en el post de ayer, y el Jueves/Viernes Santo se ha convertido en "Domingo de Gloria" al hacerse Alyson Eckmann con el maletín de los cien mil euros, ante una muy confundida Daniela Blume que no parecía entender cómo no se habían confirmado todos sus cálculos.

Y quizás en ese pequeño, gran detalle, ha estado el "intríngulis" de este concurso: "El cómo cada una de las finalistas abordaba la experiencia".

Alyson, "La Americana" para la mayoría, incluyendo a este vecino del mundo que sólo la conocía por el "Hable con ellas", y le caía horriblemente mal, ha sido todo corazón, respondiendo en cada segundo a lo que se le lanzaba a sus morros, y nada fría, en contraposición con la otra finalista, ni políticamente correcta, sino con sus filias y sus fobias. La única persona que le ha podido desposeer del título ha sido ella misma, y sus incansables ganas de entrar a todo.

Mientras, Daniela, ha demostrado ser lo que es, toda una profesional de los medios, aséptica si se le hacía un juicio rápido. Un auténtico rayo a la hora de analizar situaciones, y que a ella no le salpiquen, pero intentando copiar a los demás concursantes en sus aciertos (si Electra se inventa un novio "super" que mola, ella tiene que molar más, dando vida a las cámaras y hablando con ellas) de cara a lo que ella creía que demandaba la gente , "y si se me va, por expulsión, mi más "intimo" amigo/a, pues me arrimo a otro/a, como ocurrió con Aída, aunque cinco minutos antes me llevara a la gresca con ella".

La Señorita Blume deberá recordar otro día en el medio en que está trabajando. En la televisión se ven siempre sus ojos, y éstos la delataban siempre.

A Alyson le intentaron echar (al menos eso parecía a los ojos de muchos de los televidentes, este vecino del mundo incluido), se supone que la productora del programa, al ver, se intuye, como más aprovechable la figura de Daniela, con la célebre encerrona junto con ésta y Marco, enseñándole en unos diez minutos lo peor de su peor, sin darle ningún descanso. 

Consiguieron que su moral se diera la vuelta como un calcetín, y que en ese mismo momento pudiera auto-acusarse de la muerte de Manolete, e incluso, visto lo visto, y en nuestros días pudiera ser incluso peor, de la muerte del toro de Manolete. Uno de los hechos más lamentables, y/o crueles de la historia de Gh Vip, y del que nadie se hará responsable. Entre otras cosas porque la responsabilidad en la Cadena Alegre sólo se mide en "share".

A remarcar en la gran final, un pequeño detalle que ahora toma la ldimensión que merece: 

Jordi González entre bromas y veras le pidió/exigió a Alyson que si ganaba se comprometiera a entregar el próximo maletín. 

Ahora sabemos que no hubo un entendimiento, se supone que por dinero, para entregar el maletín de ayer, lo hizo el mismo Jordi. Laura Matamoros, anterior ganadora, a la que en su momento se promovió como lo mejorcito de las nuevas generaciones de jóvenes de este país, y que se suponía daría el relevo a la nueva ganadora, dió la gran callada por respuesta.

Esperemos que no se vuelva a repetir el fichaje de Aída como calentadora de ambientes, rompiendo con ella todo tipo de reglas, ya que ha demostrado ser una lamentable arma de destrucción masiva que no distingue lados, ni buenos ni malos.Y que ha dejado a la organización/desorganización, a la altura del betún, un totalmente anulado Jordi González incluido.

Antes de terminar, un consejo a la Cadena Alegre: Ayer ha nacido, o se ha reconocido a una nueva gran estrella, Alyson Eckmann. Sincera, alegre, extrovertida y con una gran conexión con el público. Contratenla, y no le hagan cambiar nunca, porque en su punto guiri, y en su frescura, estará por siempre su secreto.


*FOTO: DE LA .RED

martes, 13 de diciembre de 2016

¿SERIE, O CIRCO?



La vida moderna, digital, o como quieran ustedes denominarla, sus usos y costumbres, están haciendo aflorar a unos colectivos que parecen creerse estrellas ellos mismos: los políticos, los periodistas deportivos (los futbolistas, unos cuantos, hace tiempo que lo son) y los guionistas de series de televisión. Otra cosa es que estos últimos, en la mayoría de los casos, ni son muy conocidos, excepto a ojos de verdaderos frikis televisivos, ni ganen lo que debieran merecerse.


He comenzado así tan fuerte y determinado hoy, porque hay cosas que me cabrean, y en este caso solo voy a hablar en este post, con relación a las series de televisión...


Todo viene a raíz de dos noticias motivadas por la finalización de las dos series españolas que están ahora triunfando: Velvet, y Mar de Plástico.


La primera de ellas, haciendo un doble tirabuzón, en el último capítulo va a ofrecer escenas en directo, y la segunda, que ya ha rodado varios finales, y ofrece dos, para elegir en votación.


Cada vez que una serie triunfa, es como si los que la manejan, y con esto me refiero, no a los guionistas, sino a los “peces gordos” de las cadenas en cuestión, pareciera que tienen caviar en sus manos, y en seguida quieren subir sus precios. Estoy hablando de una manera metafórica, porque de la otra, de la real, seguro que ocurre también y subirán los precios de los anuncios. 


Pero con respecto al espectador, que es donde este vecino se encuentra ubicado, le suben el esfuerzo de verla. Más capítulos, más publicidad (más espera ante la pantalla). Mucha incertidumbre, porque ahora cada vez que empiezas a ver una serie, no sabes si va a ser una temporada corta, que quizás ni termine, porque aunque a ti te pueda gustar, si no triunfa claramente, como mínimo le cambiaran el horario y te perderás en las profundidades de la madrugada…


Y si triunfa, tampoco es bueno, porque puede que terminen de verla tus nietos, con lo cual en el testamento te tendrás que tomar las molestias de darles indicaciones de cómo va el esquema de las tramas y personajes. Eso, sin contar con que los guionistas, a tenor del supuesto triunfo de la serie que han parido, quieran lucirse más de lo necesario, y en plan selfie quieran sacar la patita de la autocomplacencia con un doble tirabuzón de argumento que solo se pueda asumir con una mezcla de varias drogas de diseño en nuestro cuerpo.


Hay series, como “Hospital Central”, que murieron longevas, pero que el éxito no les sentó bien, ya que a los protagonistas les pasaba de todo, incluso la amputación de un brazo al cirujano protagonista, y tras bastantes capítulos de sufrimiento (toda la temporada), su reimplante, y optimización de las habilidades del brazo en cuestión, el espectador era recompensado con que ese médico, sufridor donde los haya, podía volver a operar. Matrimonios bien avenidos que luego casi montan “La guerra de Los Rose”. Maneras de ser de unos personajes bien trazados, que con el tiempo parecían sufrir esquizofrenia y cambiar su carácter totalmente, quizás porque había cambiado el equipo de guionistas, o simplemente para que sirviera de coartada a un divorcio inesperado, porque alguno de los actores quería dejar la serie...


Los espectadores de vemos de sufrir o alegrarnos por las tramas, no por nada más, incluido el que haya un puente y se paren las emisiones, eso sino dejan a medias la serie hasta la siguiente temporada... Y ahora, parece que quieren hacer como en los partidos políticos, la responsabilidad a las bases. Y cada vez que hay un problema, el final de la serie en este caso, que decida el público. Eso no debería de ser así.


Se tiene que exigir una sensación de seguridad. De que esas vidas que son representadas por actores, tienen un destino definido desde el principio. Y no ir al albur de éxitos o gustos comerciales. Y si vas a dar varios finales, como ya ocurrió con “El príncipe”, en opinión muy personal de este vecino del mundo, ya se desvirtúa todo, porque se ven los engranajes y los trucos de la serie, que se supone que debe de ser la vida misma, y no convertirla, como en el caso de estas dos grandes series que nos ocupan, en un circo mediático.


Eso, sin contar con esa especie de norma no escrita, que parece existir ahora, en la que los guionistas o personas que deciden el desenlace de una serie, pareciera que no quieren que termine felizmente esa historia, quizás con la excusa de que la vida misma termina siempre en tragedia. 


Los finales tienen que ser clásicos, a opinión de este vecino del mundo, los buenos triunfan y los malos sufren. Los que hemos visto toda una serie nos lo merecemos. Lo otro es la vida, que siempre acaba mal, y para eso, no vemos la tele sino que nos asomamos por la ventana, e incluso quizás nos tiremos, protagonizando así nuestro propio "spin-off", aunque sea cortísimo...


En mi pueblo, en todos los pueblos, existe mucha sabiduría de taberna, y siempre se ha dicho que “lo que es, es” y no lo que unos cuantos de éste u otro lado de la pantalla, quieren que sea.

*FOTO: DE LA RED






lunes, 8 de septiembre de 2014

SHAKIRA Y SUS "FOLLOWERS"

Ayer este vecino se acostó con la idea preconcebida de que, teniendo en  cuenta  que hoy es el primer día del cole, para la mayoría de autonomías españolas, recordaría en su post diario, cómo eran aquellos primeros días del cole a finales de los cincuenta y primeros de los sesenta. Sin embargo, esta mañana una noticia, en apariencia banal ha dinamitado todos los supuestos.
Se está divulgando a bombo y platillo de que Shakira es la persona, famosa o no, con más seguidores en “Facebook”, cien millones de “followers”.
A este vecino del mundo, de primeras (al margen de que pronunciar “FOLLOWER” con nuestro acento y gracia picarona española, nos sugiere mucho más de lo que a la postre nos da) le parecen muchos seguidores, incluso ya hablando de personas sobre la superficie terrestre. Da la impresión de que  el fin último de la especie humana no es el de perpetuar la especie, sino ser seguidores de la cantante colombiana.
Sin embargo, recapacitando, lo de los "followers de Shakira" y la educación, que es a la postre para lo que se va a la escuela,  al menos en teoría, tiene mucho que ver. Y es que con el rechazo, casi masivo, de las labores como educadores  en muchos padres (padre  y madre), parecen estar más interesados en ejercer de amigos, quizás como una manera de sentirse en una segunda juventud, y evitar responsabilidades, porque tendemos a pensar, la gente de nuestra edad, que mandar está muy cerca de la dictadura, aunque no sea así. Y por eso, los hijos tienden a buscar “ejemplos” en lo que les rodea. Y aquí pueden tener vital importancia las llamadas nuevas tecnologías, y el acercamiento del famoso.
Tal vez, lo verdaderamente deseable, para muchos padres aunque sea inconfesable, es que personas como Shakira recibieran nociones de “magisterio” por aquello de poder repartir “master class” en cada una de sus apariciones públicas. Pero eso me temo que no va a ser posible, aunque  deberían de tener más cuidado a la hora de hacer todo tipo de declaraciones.
Frases como las dichas en su día por Shakira tildando a su novio como muy celoso y posesivo, y dando a entender que a ella eso le gustaba, no ayuda para nada a esa lucha por la igualdad de derechos.
De todas maneras dice mucho sobre nuestra sociedad actual el que la persona que más seguidores tiene sea una artista. Este vecino ha buscado por facebook al Papa Francisco, y no lo ha encontrado. Y a la mente del vecino ha venido la imagen de Gandhi. De vivir hoy en día Gandhi, e incluso la mismísima Madre Teresa de Calcuta, ¿hubiera sido deseable que tuvieran cuentas en Facebook?
Tener cien millones de seguidores, es tener no solo el poder de hacer publicidad encubierta de lo que ella quiera, sino también cien millones de responsabilidades. Personalmente este vecino no dormiría tranquilo pensando cómo se va a comportar mañana, y al día siguiente, y al siguiente.  Porque en cierta manera tienes a cien millones de seguidores en acogida. Y un famoso puede ser muy bueno jugando al tenis, cantando, escribiendo, como actor/actriz, pero ni es psicólogo, ni quiere montar su despacho de la Señorita Francis, para ser guía moral de nadie. Porque, además, tiene derecho, todo el del mundo, a poder ser imperfecto.
Y también puede pensar que el día que coja catarro, puede haber cien millones de narices enrojecidas y goteando, y realmente esa no es su culpa.
Al final siempre encontramos motivos más que evidentes para llegar a la célebre conclusión de decir aquello tan manido de “Virgencita que me quede como estoy”. ¿En el fondo también puede ser otro rechazo de responsabilidades varias?
Y ya para terminar, mientras cambio la foto que tenía preparada para acompañar al texto, una Shakira guapísima, os dejo otra que es la que me ha acompañado, mentalmente, desde que me he enterado del dato de los cien millones de seguidores: Un Forrest Gump seguido, y perseguido, por sus "discípulos". ¡Da que pensar!

*FOTO: DE LA RED