Acabo de volver de dar una caminata, paseo de la Concha incluido, y el azul del cielo se confundía con el mar.
Mientras paseaba, luchaba contra los rayos del sol que se empeñaban en cegarme, como esas puntas de luz que algunos desaprensivos utilizan en eventos deportivos, y de todo tipo, como manera de jugar con lo prohibido y sentir que ellos existen, al tocar en alguna forma a algún famoso, o que al menos destaca por algo.
Pensamientos de todo tipo me han venido a la mente, como que los funcionarios, a pesar de que siguen gozando de mala reputación, los últimos gobiernos les están dando por todas partes, porque, al menos a algunos colectivos que trabajan en hospitales, que conozco por cercanía, ya llevaban con el salario congelado desde hace años. Y, ahora, el gobierno actual, que está todo el día pensando, les va a rebajar el salario de los tres primeros meses de baja, para así intentar evitar que algunos se aprovechen. Y este vecino del mundo pregunta: ¿No habría que vigilar a los médicos también?, porque si esto ocurre será porque algunos galenos colaboran.
Mientras miraba a un pequeño barco que en plena bahía intentaba desplegar su velamen, estaba seguro de que el gobierno en un futuro no muy lejano, irá colocando unos chips en las orejas de los funcionarios, muy parecidos al del mundo canino, para que se sepa en todo momento dónde están. Y si este experimento sale bien, que desgraciadamente saldrá, la medida se irá extendiendo a todos los gremios, e incluso a los parados, para verdaderamente comprobar que aparte de parados, están quietos.
He salido de mi abstracción, ya muy cerca de Ondarreta, comprobando que la gran mayoría de la gente iba con ropa deportiva de última generación. Una especie de pasarela Cibeles deportiva, versión donostiarra. La duda que me ha quedado es que si la gente iba luciendo tipo, o marca.
Por otra parte, hoy también se ha sabido que Urdangarin, mediante su abogado, ofrece devolver tres millones setecientos mil euros para llegar a un acuerdo y que le caiga de condena menos de dos años y así evitar la cárcel, por no tener antecedentes. Si ésto es verdad, es una manera de afirmar, en cierta manera, que al menos gran parte de lo que se dice de él es verdad, y por lo tanto...entre rejas, sin más, y a buscar todo el dinero “distraido” que aunque la cantidad, sea la que sea, ya no tenga forma de billetes de curso legal, alguna forma tiene que tener.
Mientras volvía a la realidad, y a casa, he recordado de que hoy es el día del trabajo, bien en peligro de extinción, y que no me he cruzado con ninguna manifestación sindical. He pensado que tal vez estarían como este vecino, quitándose el chandal.
*DIBUJO: DE LA RED
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