Últimamente hay una campaña publicitaria que te recuerda que eres lo que lees, aunque también se tiene usada la misma frase para promocionar la comida, “eres lo que comes”, osea que por lo menos somos algo, aunque sea buñuelos de viento, y pensando en la primera frase un mundo apocalíptico se pudo abrir ante mí. Gente que sólo era gente, que no eran personas, eran auténticos zombis que, y lo dicen con orgullo, nunca han leído un libro.
Por cierto, que cada vez que desvelan ésto, que suele ser prácticamente cada día, da ganas de decirles: No hace falta que lo jures porque se te nota. Son totalmente letales, y eso que las únicas armas que utilizan son sus modales.
No tienen dobleces, son lo que parecen, y además tienen a gala ir de frente.
Creo personalmente que en estos días hay una especie de confusión entre ser honesto, e ir de frente.
Según la Real Academia de la Lengua, la que limpia, fija y da esplendor, honesto significa: decente o decoroso; recatado, pudoroso; razonable, justo; probo, recto, honrado. Y normalmente lo que se entiende ahora por ir de frente, es lo que hace un elefante en una cacharrería, la linea recta entre dos puntos, ellos y los demás, arrasar para imponer su yo, intentando que los otros vean el mundo como ellos, e incluso mejor si ellos tienen la preferencia. Y es que ir de frente, no significa que uno tenga razón, y que tenga la verdad, su verdad.
Hay que tener en cuenta que si a esos zombies de ciudad no les interesa lo que tu puedes decirles, tampoco te tiene por qué interesar a ti el saber la verdad de las cosas, sino ir descubriendola con el paso de los años, y desde tu prisma, y no desde el suyo. Además seguro que es más fácil que el terreno de la verdad esté junto a una biblioteca que junto a la envidia.
*FOTO: DE LA RED
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