¿QUIÉN ES QUIÉN?

Comprar un billete para ir al teatro puede ser conseguir un pasaporte para visitar otras situaciones que nada tienen que ver con las reales, pero mediante las mostradas sí criticarlas e incluso hacer sorna de ellas.

Ayer, junto con mi sufrida, la Nuri, tuve la suerte de asistir a la representación de La cena de los idiotas, una dura crítica de la sociedad actual, consumista al máximo, y que se basa más en las apariencias que en los sentimientos.

Aunque esta compañía ya se había presentado en agosto pasado, tal fue la asistencia de público, que han querido repetir experiencia.

Esta obra está escrita por Francis Veber, siendo él mismo quien la llevó al cine, convirtiéndose en uno de los grandes éxitos del cine francés.

Esta adaptación ha sido llevada a cabo por uno de los protagonistas, Josema Yuste, siendo además lo suficientemente inteligente como para no quedarse con el papel bombón de la obra, el idiota del título, que está encarnado por Agustín Jiménez, más conocido por sus monólogos, que está inmenso en la pequeñez de su personaje. Es paradójico el juego que se hace de la talla del idiota en contraste con la del coprotagonista, y que dependiendo del momento de la obra, parece crecer o menguar.

Hay escenas bastante complicadas por haber incluso seis personajes a la vez, y que con una sabia dirección de actores por parte de Juan José Afonso, sabe hacer que el público en el momento necesario esté mirando al sitio y personaje correcto.

Totalmente recomendable para todo aquel que quiera pasar casi dos horas de carcajadas continuas, no olvidando la realidad actual sino criticando a la sociedad consumista, superficial y egoísta.

Tanto Agustín Jiménez como Josema Yuste están inmensos en este engranaje teatral en el que el espectador es sorprendido en cada momento, y nada ocurre como parece que va a suceder.

El montaje presenta varios momentos excepcionales como el juego de siluetas que se establece cada vez que alguno de los personajes está en otra estancia de la casa, y en la escena de la clínica mostrada con una compleja sencillez.

También conviene resaltar la interpretación del televisivo Félix Álvarez, “Felisuco”, y su capacidad para jugar con su físico y de reírse de sí mismo.

Por último recomendar a todo aquel que pueda, se acerque en este caso al Palacio Euskalduna, o que a través de internet consulte las próximas citas por todo el territorio nacional. No se arrepentirá.

*FOTO: DE LA RED