sábado, 15 de junio de 2013

VAS POR LA CALLE

Vas por la calle y cruzas una mirada. Es una especie de pudo y no pudo ser. Quizás, una invitación a entrar, o meramente un amago de camino.
Vas por la calle y te corta el paso un niño con prisa. Tu fuiste un niño también, y corrías como él, reías como él. No te ha dado tiempo a mirarle la cara. A lo mejor eras tú, en una especie de vidas paralelas, en la que das la paga a un niño que eres tú también, y cuando seas mayor darás la paga tu también a otro niño, que serás tú también, aunque ya no recuerdes aquello, porque la niñez te queda lejana, todo te va quedando más que lejano fuera del área de importancia que le das a tus cosas, porque ya son o tus cosas o las de los demás.
Te levantas de la silla, como si fuera tu primera vez, como si fuera tu última vez, y no sabes si eres la misma persona que hace un rato veía almendros en flor en el jardín del ayer, y no sabes si es ayer o es hoy, y el mañana ya no te importa, si es que hay un mañana, porque el ayer lo recuerdas en un hoy que estás viviendo constantemente en un eterno duermevela ante un mañana que conoces de oídas, pero que solo reconocerás como el hoy de cada día.
Vas por la calle y aparentemente has llegado a la plaza del pueblo. Solo ves la fuente porque el sol te deslumbra. Vas a beber del caño de siempre, el agua de siempre, ese agua que te saciaba tras el partido de fútbol, ese partido de fútbol de todos los días, ante un cartel que prohíbe jugar a fútbol bajo multa de treinta pesetas.
Ya no hay pesetas, pero hay recuerdos de pesetas, la bonita rubia. Y hay recuerdos de rubias, con más y menos curvas. Pero sobre todo hay recuerdos, que son una especie de eco de lo que fue, y mapa para futuras acciones, buenas y malas.
Vas por la calle, y te cruzas con un viejo. Porque si tu eres niño a él le consideras viejo. Solo llamarás “anciano” cuando hayas crecido, y habrás comprendido también que aquello a lo que antes llamabas árbol, ahora llamas almendro, esté o no en flor. Porque el almendro está en flor, y tú, estas en la calle, y te sientes viejo, aunque seas o no anciano.

*FOTO: DE LA RED



4 comentarios:

  1. Vas por la calle,
    y el transeúnte de enfrente, husmea en tu cara
    con los ojos de un extranjero en las líneas de expresión.
    Hay días, que sin darle la vuelta, te parece andar sin sombra,
    y no es que sea mediodía en tu reloj.
    Hay una figura proyectada en un cristal,
    y miras con atención distraída, y vista mermada,
    diligente por llegar a tiempo a ninguna cita.
    Hay días, que que vas por la calle,
    pero al volver eres el figurante que menos destacó
    en la película de todos los días.
    Y llegas a casa sin saber que "andaste",
    a no ser por el cansancio de tus extremidades.

    - Aunque se lee kafkiano, sirve para guardar la distancia de seguridad cuando es necesario.

    Un abrazo.
    Juan Manuel.

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  2. Espero no pillarte con las defensas bajas, again. :)
    Juan Manuel.

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  3. Para: Juan Manuel
    Hay días que para ir a la calle te pones un disfraz, y hoy era el de Kafka, Franz para los amigos.
    Un abrazo.

    (El anterior mensaje lo he eliminado por contener una errata, y cuando se pueden evitar las erratas, se evitan.)

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