martes, 25 de junio de 2013

LLAMADA CON TARJETA ROJA

No hay nada que moleste más a este vecino del mundo que recibir una llamada telefónica, que normalmente no esperas, y que te pone nervioso por poder esperar de todo, y que levantes el auricular y compruebes que te van a hacer una encuesta por parte de una empresa de telefonía móvil, pero que además está previamente grabado, y te pide esa voz tranquilamente robotica, naturalmente sudamericana, a que esperes un momento.
Además queda patente desde el primer momento de que mandan ellos, y que solo puedes decir que sí.
La última vez que me ha ocurrido ésto, osea, ayer, esperé hasta el primer momento en que podía decir algo, en este caso concreto, uno o dos, para acordándome de las sabias palabras de Don Fernando Fernán Gómez dije claramente y sin titubear: -Váyase a la mierda, a la mierda. Esperando que hubiera quedado claro mi estado de ánimo y mi educación, naturalmente colgué, dando por zanjado el asunto que muy en contra de mi opinión había pasado a ser el centro de mi atención.
En primer lugar, ya que emplean mano de obra más barata, podían tener la delicadeza de, además no ser tan ruines para los mismos trabajadores , hacer las preguntas en directo, que aunque tarden más para algo son los propietarios de la linea y se cobran a ellos mismos lo que les dé la gana.
Este vecino del mundo sí considera este acto una especie de “escrache” dentro de su propia casa, y lo hacen grabado para que además nadie tenga que dar la cara, corriendo el riesgo de partirsela,y de dar explicaciones.
La verdad es que en esa llamada sí hubo algo bueno, y es que después de responder dando mi opinión, a todo ésto, a voz en grito, uno se queda muy relajado; una especie de visita al psicólogo pero sin salir de casa, aunque te puedas salir de tus casillas.
La empresa de telefonía móvil en rojo, que fue la triste protagonista de mi tarde, sabe que ya ha conseguido alguien en su contra, por lo que su llamada fue muy productiva, y a mí personalmente me aclaró muchas dudas sobre el tipo de compañía de la que estamos hablando, y curiosamente lo que les importa la opinión de sus posibles clientes, haciendo llamadas a control remoto, o tirando la piedra y escondiendo la mano.

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