Mostrando entradas con la etiqueta Ángeles Carmona. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ángeles Carmona. Mostrar todas las entradas

martes, 16 de febrero de 2016

ANAÏS, ANAÏS, NO ACABES CON EL MACHISMO A CAÑONAZOS




A quién no le ha pasado alguna vez esa sensación de “esto ya lo he vivido antes”.

Esta noche pasada me ha ocurrido otra vez. Al ver en periódicos digitales resúmenes de noticias y,  de pronto, me encuentro con que este sábado pasado la jefa del Instituto Valenciano de la Mujer,  la socialista Anaïs Menguzzato , se descolgó con un tweet de esos que no dejan indiferentes, y que si seguro llega a ser componente de uno de esos partidos que son tachados de extremistas, inmediatamente hubieran pedido su dimisión, en el que dice “Mañana es San Valentín. Ese bendito amor romántico bajo el q se camuflan el machismo y la violencia de género. No lo celebres, denúncialo..”


Y tras apenas unos segundos, en el que me imaginé a un San Valentín con una pintada en rojo sobre él, que decía "machista", y revisando anteriores  artículos en el blog, este vecino del mundo ha recordado enseguida el por qué de esa sensación de déjà vu.


Hace apenas un año, en Enero del 2015 precisamente, Ángeles Carmona  (Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejero General del Poder Judicial), declaró que quería eliminar el "piropo" porque según ella "supone una invasión a la intimidad de la mujer".


Personalmente, declaraciones de este tenor, y me refiero a ambas, solo se pueden explicar como querer destacar, y que se sepa quién es la que lo ha dicho y en qué cargo está. Y lo más importante, que ese día además ha ido a trabajar.


Por cierto, como este vecino ya sabe cómo va el tema del “machismo”, en este texto he mencionado a Anaïs Menguzzato y a Ángeles Carmona, dos mujeres, no por serlo, sino por intentar apagar incendios con fuego, o lo que viene a ser el machismo a cañonazos.


Seguro que Anaïs Menguzzato, como polític@ que es, pedirá respeto para los que se dedican a la política, y que no todos son corruptos, sino que la gran mayoría están llenos de buenas intenciones. Y ahora nos viene, porque implícitamente lo puede estar diciendo, que el hombre por ser hombre, o la mujer por ser mujer, son machistas practicantes.


Antes de hablar mal del día de San Valentín, o de lo que sea, poniéndole un velo machista, porque eso se puede hacer con todo, me gustaría que, por ejemplo, se diera una vuelta por todos esos programas de televisión en el que la juventud rinde un tremendo culto al cuerpo y a la fachada, y en el que culturizarse, o incluso leer un simple libro parece de friquis, y se verá que es “practicado” por hombres y mujeres.


Por ejemplo, y sin ir más lejos, en esta edición de “Gran Hermano Vip” hay una concursante, Charlotte, y que a este vecino del mundo por su manera de ser le produce gran ternura, es una joven que, como se suele decir, es de buena familia, y teniendo en cuenta que normalmente esa apreciación va ligada al dinero, en su caso diríamos que es de buenísima familia. A ella no le duelen prendas en decir una y otra vez, que se casará con un millonario. Y eso también es machismo, y viene en gran parte de lo que se ve en la propia casa, por decirlo de alguna manera, en los usos y costumbres. 


Este vecino del mundo fue educado, prácticamente, por su madre y por sus tías, y en la senda de que todos somos iguales, y que si quieres que te respeten, tienes que respetar. Y ahí también se incluye hacer la cama y todo tipo de cosas...


Por cierto, la crisis tampoco ayuda, pero como ahí, en la crisis, al menos un poco de culpa sí tendrán los políticos, nos hacen mirar a otro lado, por ejemplo, a fiestas puntuales, como puede ser San Valentín. La fiesta en sí no tiene la culpa, en todo caso la publicidad de las celebraciones sí, pero hay también se mueve el dinero, y mejor no tocarlo.


A todo aquel que ha sentido, y siente, mariposas en el estómago al ver a la persona que tiene a su lado, no se le puede decir que no regale nada en San Valentín, ni en cualquier día del año. Y, Anaïs, si no me comprendes, porque nunca has sentido esas mariposas maravillosas revoloteando por tu estómago, diría que me produces pena, pero me ibas a tachar, seguro, de machista; simplemente te aconsejo que te lo hagas mirar. 


Y, por cierto, para aclarar temas, todo el tiempo que me he referido al amor, lo he estado haciendo simplemente pensando en dos personas, no en un hombre y en una mujer. Espero que se me entienda, porque quizás ahí puede radicar uno de los problemas del machismo, el no tratarse como personas en igualdad de derechos. Sin necesidad de sacar los lanzallamas a la calle.

*FOTO: DE LA RED



sábado, 10 de enero de 2015

ÁNGELES CARMONA Y LOS PIROPOS

Me gustaría,  y a quién no, ser siempre original y empezar  con algo “rompedor” en cada escrito. Pero hoy va a ser imposible, porque mi cuerpo solo me pide decir algo así como ..”Y ahora viene la lista de turno, en este caso Ángeles Carmona  (Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejero General del Poder Judicial), diciendo que quiere eliminar el "piropo" porque según ella "supone una invasión a la intimidad de la mujer".
Como uno no ha nacido ayer, y sabe cómo va ésto, vaya primero por delante que si se hubiera tratado de un hombre, de la persona que estoy hablando, me hubiera expresado de la misma manera, porque ya solo falta que se prohíba respirar porque es malo para la capa de ozono.
Ocurre, y ya perdonarán, que desde que al hombre, y a la mujer, se les dio el poder, y no me refiero al legislativo, de hablar y de comunicarse mediante la palabra, se creó la opinión, y desde el momento en que una mujer y un hombre, también, se dejan ver, según la leyenda, primero en el Paraíso, y luego por un pequeño rifirrafe, fuera de él, se practica la opinión en el arte de las relaciones humanas; y unas serán elevadas, y otras incluso serán rastreras, y por supuesto censurables, pero ésto en sí, es el juego de la vida: el oír opiniones, y en consecuencia intercambio de conocimientos entre unos y otros, y el saber hacia dónde, o dónde no, dirigir nuestros pasos como maniobra de acercamiento, o de todo lo contrario.
Está claro que dentro de los piropos, como todo en esta vida, hay muchos niveles, y algunos desgraciadamente rayarán en la zafiedad, o en el mal gusto, en cuyo caso, la persona que lo recibe siempre será muy libre de responder como crea conveniente, pero hay casos en el que el creador de un piropo puede ser un verdadero artista. Pero sea así, artista, o simplemente zafio, el creador de un piropo, para lo bueno o para lo malo, siempre queda retratado, y se puede decir incluso, que en el peor de los casos, en el pecado llevará la penitencia. La penitencia de que todo el mundo le mire reprobándole la salida de pata de banco.
Tampoco convendrá olvidar que el piropo, en la gran mayoría de las veces, está muy ligado al sentido del humor, pero nunca con la humillación, porque eso siempre es otra cosa.
La verdad es que al menos por donde vive este vecino del mundo, Euskadi, el piropo no se practica mucho. Sin embargo, recuerdo una vez, que estando en los “Madriles”, porque además los piropos son para contarlos así, con gracia, y no con zafiedad, una morena, una mujer morena, de curvas peligrosas y desafiantes con la gravedad, iba paseando en plena Gran Vía, y como si fuera un torero se iba recreando en la suerte de andar, contoneándose como un terremoto de grado cinco. En un momento dado, y por décimas de segundo, desapareció todo tipo de ruido, y una voz, varonil, y bien templada de dicción, soltó lo siguiente: “Los claveles de Córdoba, a tu lado, parecen lechugas”.  La señorita que se dio, por supuesto, por aludida, se paró por un momento, y le miró, mientras en sus labios, apareció una sonrisa. Y se fue. Se fue como se va el tiempo, en un momento; pero todos nos quedamos con una sonrisa, y con las ganas, por lo menos, de haber sido suficientemente habilidosos como para haber engarzado tan bonito pensamiento.
Lo que ocurre, y este vecino lo sabe también, es más habitual la zafiedad, y desde el momento en que he leído el artículo en el que se hacía referencia al deseo de la Señora o Señorita (para no ser irrespetuoso) Ángeles Carmona, de eliminar los piropos, me he acordado, y no sé por qué, de Merche, mi vecina del tercero, y los improperios que muchas veces suelta, porque se escucha a lo largo y ancho del patio de luces, a su marido, recordándole lo calzonazos que es. Y me ha venido a la mente, que quizás es porque nunca le ha dicho, ni siquiera en una décima de segundo, un buen piropo a su mujer. Pero seguro que el caso del marido de Merche, no será de la incumbencia de Ángeles Carmona. ¡Una verdadera lástima!

*FOTO: DE LA RED