Mostrando entradas con la etiqueta persona. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta persona. Mostrar todas las entradas

domingo, 26 de noviembre de 2017

BORIS, LO MÁXIMO AL CUADRADO


Nunca he añorado ser otra persona, quizás porque bastante ocupado estoy en intentar ser yo mismo. Ya se sabe sin embargo, que la programación de películas en nuestros canales televisivos está fatal, y en algo hay que darle al magín. Por eso uno de estos días me he preguntado quién me gustaría ser  si tuviera que ser otra persona, y ya de paso, que sea conocida.

La verdad es que no he dudado en ningún momento. Y desde el primer instante, siempre he deseado ser Boris Izaguirre. No, no por su elección sexual, ni por sus poses siempre tan grandilocuentes y la mayoría de las veces buscadas, sino y quizás como resultado de lo anterior, por su sentido de la ironía.

Este vecino precisamente promociona su blog, A TROCHE Y MOCHE, haciendo hincapié en que es irónico, pero Boris juega en otra liga. Él es como si Obelix, y claro está que no lo digo por su figura sino por su bondad, hubiera caído en una marmita repleta de esencia de ironía, además purificada. 

No pretende ser irónico, sino que es la ironía pura con acento venezolano que termina de definir además a su personaje. Y siempre es una delicia ver la vida, desde su columna, cada sábado en El País, y desde sus sabias entendederas.

Nadie debería de sentirse herido por sus comentarios, porque desde un primer momento, y como un animalito herido, Boris siempre ha ofrecido su yugular. Y a partir de lo que pudiera ser su debilidad, él se ha hecho, sino más fuerte, sí más sabio.

La vida de Boris Izaguirre de ser convertida en película, debería de tener un presupuesto, sin duda, de peliculón estadounidense. Paisajes con diferentes contrastes pero todos grandiosos; y fiestas, muchas fiestas, de esas que se pudieran denominar como suntuosas, pero dando preponderancia al conocimiento de personas y no de juergas. Una película, sin duda, llena de interesantes personajes encarnados por actores de talla mundial que aunque en escasas secuencias, desgranaran su sabia esencia actoral.

Hasta que conocí por televisión al Señor Izaguirre, primero como un show en sí mismo, y poco a poco adivinando a la persona que se encuentra, en su caso más al lado, que tras el personaje, el adjetivo “divino” siempre lo había relacionado con un Dalí que en cualquier entrevista, y eran innumerables, siempre se definió como tal. Sin embargo, y desde que Boris está en nuestro mundo, “divino” es el adjetivo que más le cuadra y que él utiliza constantemente como plenitud de lo máximo al cuadrado.

Por eso ya para terminar, y dirigiéndome directamente a él, quiero decir, quiero decirte, que contigo dentro, el mundo, sin duda, es mucho mejor y natural.

Boris, te quiero. Eres, y en tu caso además estarás siempre, divino.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 12 de marzo de 2017

MI VIDA COMO VENTANILLA DE RECLAMACIONES...


Hoy es uno de esos días en que este vecino del mundo debería de llevar colgado del cuello una señal de advertencia “atención suelo resbaladizo”.

Está comprobado que al cabo del día son muchas las  personas que se nos acercan viendo en nosotros una especie de ventanilla de reclamaciones en la que depositar su disconformidad por tal o cual motivo. Y, hoy, me temo que no es mi mejor día para ejercer de buzón de quejas, porque uno bastante tiene con mantener el chiringuito de su vida, al menos a la sombra de la popularidad de los que me rodean, o del famoseo.

Más de una vez pienso en cómo han cambiado las cosas, y no diría que ha sido para bien, especialmente en las redes sociales. 

En estas redes, en Twitter concretamente, el fariseísmo es más que evidente. No se sabe si se está buscando al hombre o la mujer perfecto/a. Pero seguro que no representa a la persona que deseamos ser, sino que creemos que quieren los demás.

Como en las famosas encuestas. A no ser que seas un suicida en ciernes, o un cultureta en pleno ataque delirante de “inputs”, nadie, ni sus productores, ve los documentales de La 2  después de comer, eso en el supuesto de que los haya. Y ahora, esos que se escudan detrás de un "nickname" o apodo, se convierten en jueces de lo que se debe o no se debe de hacer. Y a personas famosas, pero sobre todo, y ahí viene el quid de la cuestión, personas, se les juzga por lo que han hecho, o han dejado de hacer, e inmediatamente se les otorga una penitencia que nunca caducará.

Lo de estos días, más que dicho, vociferado contra personas famosas, y, especialmente, madres como Samanta Villar y Soraya Arnelas es para más que juzgado de guardia. 

La primera tiene derecho a disentir con el discurso de lo que es una opinsión “consagrada y bendecida” de una madre primeriza. Y la segunda ha sido condenada, sin derecho a defensa, por tener, al parecer, la criminal idea de ir a cenar con su marido, al sexto día de haber parido.

Aquí hay algo que no concuerda. En programas de televisión, en realities, nos gusta que la gente sufra con malos muy malos, al estilo Aida, y con poligoneras que son verdaderas tiranas, y luego, en nuestra realidad, ¿somos más de ideas cristianas de los años cincuenta al estilo del Consultorio de Elena Francis?


Lo dicho, no me voy a separar de mi señal de “peligro, suelo deslizante”, no por miedo a caerme, sino para evitar debilidades como pergeñar "accidentes" amañados...

*FOTO: DE LA RED

jueves, 2 de febrero de 2017

EL ECO DE JONAN


Nunca me han gustado las personas cuadriculadas, ni de ideas tan fijas que forman un muro sin aristas ante la imaginación, y destierran la duda. Por eso hace dos días, cuando me encontré con Jonan,  tomando un café en el “bar de guardia” de nuestro vecindario, y le ví con unas ideas tan firmes y férreas diciendo que a él no le come el coco nadie, ni ha nacido todavía nadie que le diga qué es lo que tiene que pensar, sonreí por dentro, mientras mi voz interior me decía: -La ocasión la pintan calva…

Jonan –le dije- recuerdo que más de una vez nos has hablado maravillas de esa máquina de hacer café que compraste, de la que nos diste todo tipo de datos, que te costó un dineral y que poniéndole el cartucho del tipo de café deseado, te lo tiene preparado a una hora determinada. ¿Te has planteado alguna vez, que alguien, llamémosle “Él”, ha dado orden para que tus cartuchos sean manipulados con alguna sustancia determinada, para que muy poco a poco, puedas ir cambiando de hábitos e incluso de manera de pensar?

Jonan, mi vecino autosuficiente, giró 45 grados, quedando cara con cara con este vecino del mundo, pero en ningún momento de manera desafiante, sino simplemente dando a entender que había captado mi interés, y me preguntó con una sonrisa: -¿Me estás tomando el pelo, verdad?

¿Te has puesto a pensar –proseguí- que en esas campañas sanitarias, en las que el gobierno, cualquier gobierno de cualquier país, sugiere a la gente de más de sesenta y cinco años que tomen la vacuna, por ejemplo, de la gripe, no haya un cupo de personas, ya pensadas, para que ese sea su “último invierno”, y así “cuadrar” las cuentas de “su” seguridad social?

Jonan, ya no sabía, ni dónde estaba ni que era un hombre de férreas ideas, y antes de que me dijera nada, rematé: ¿Te has planteado alguna vez, que seguimos estando aquí, porque los demás quieren? Que lo mismo que estamos, pudiéramos sufrir un “accidente raro”? 

Aprovechando el silencio de los pocos que a esa hora estábamos en el bar, pagué al camarero, también aturdido, y me fui, pero no solo, el atisbo de una sonrisa me acompañó, mientras el eco de Jonan, ya lejos, solo acertó a decir: ¡Chorradas!

*FOTO: DE LA RED


martes, 16 de febrero de 2016

ANAÏS, ANAÏS, NO ACABES CON EL MACHISMO A CAÑONAZOS




A quién no le ha pasado alguna vez esa sensación de “esto ya lo he vivido antes”.

Esta noche pasada me ha ocurrido otra vez. Al ver en periódicos digitales resúmenes de noticias y,  de pronto, me encuentro con que este sábado pasado la jefa del Instituto Valenciano de la Mujer,  la socialista Anaïs Menguzzato , se descolgó con un tweet de esos que no dejan indiferentes, y que si seguro llega a ser componente de uno de esos partidos que son tachados de extremistas, inmediatamente hubieran pedido su dimisión, en el que dice “Mañana es San Valentín. Ese bendito amor romántico bajo el q se camuflan el machismo y la violencia de género. No lo celebres, denúncialo..”


Y tras apenas unos segundos, en el que me imaginé a un San Valentín con una pintada en rojo sobre él, que decía "machista", y revisando anteriores  artículos en el blog, este vecino del mundo ha recordado enseguida el por qué de esa sensación de déjà vu.


Hace apenas un año, en Enero del 2015 precisamente, Ángeles Carmona  (Presidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejero General del Poder Judicial), declaró que quería eliminar el "piropo" porque según ella "supone una invasión a la intimidad de la mujer".


Personalmente, declaraciones de este tenor, y me refiero a ambas, solo se pueden explicar como querer destacar, y que se sepa quién es la que lo ha dicho y en qué cargo está. Y lo más importante, que ese día además ha ido a trabajar.


Por cierto, como este vecino ya sabe cómo va el tema del “machismo”, en este texto he mencionado a Anaïs Menguzzato y a Ángeles Carmona, dos mujeres, no por serlo, sino por intentar apagar incendios con fuego, o lo que viene a ser el machismo a cañonazos.


Seguro que Anaïs Menguzzato, como polític@ que es, pedirá respeto para los que se dedican a la política, y que no todos son corruptos, sino que la gran mayoría están llenos de buenas intenciones. Y ahora nos viene, porque implícitamente lo puede estar diciendo, que el hombre por ser hombre, o la mujer por ser mujer, son machistas practicantes.


Antes de hablar mal del día de San Valentín, o de lo que sea, poniéndole un velo machista, porque eso se puede hacer con todo, me gustaría que, por ejemplo, se diera una vuelta por todos esos programas de televisión en el que la juventud rinde un tremendo culto al cuerpo y a la fachada, y en el que culturizarse, o incluso leer un simple libro parece de friquis, y se verá que es “practicado” por hombres y mujeres.


Por ejemplo, y sin ir más lejos, en esta edición de “Gran Hermano Vip” hay una concursante, Charlotte, y que a este vecino del mundo por su manera de ser le produce gran ternura, es una joven que, como se suele decir, es de buena familia, y teniendo en cuenta que normalmente esa apreciación va ligada al dinero, en su caso diríamos que es de buenísima familia. A ella no le duelen prendas en decir una y otra vez, que se casará con un millonario. Y eso también es machismo, y viene en gran parte de lo que se ve en la propia casa, por decirlo de alguna manera, en los usos y costumbres. 


Este vecino del mundo fue educado, prácticamente, por su madre y por sus tías, y en la senda de que todos somos iguales, y que si quieres que te respeten, tienes que respetar. Y ahí también se incluye hacer la cama y todo tipo de cosas...


Por cierto, la crisis tampoco ayuda, pero como ahí, en la crisis, al menos un poco de culpa sí tendrán los políticos, nos hacen mirar a otro lado, por ejemplo, a fiestas puntuales, como puede ser San Valentín. La fiesta en sí no tiene la culpa, en todo caso la publicidad de las celebraciones sí, pero hay también se mueve el dinero, y mejor no tocarlo.


A todo aquel que ha sentido, y siente, mariposas en el estómago al ver a la persona que tiene a su lado, no se le puede decir que no regale nada en San Valentín, ni en cualquier día del año. Y, Anaïs, si no me comprendes, porque nunca has sentido esas mariposas maravillosas revoloteando por tu estómago, diría que me produces pena, pero me ibas a tachar, seguro, de machista; simplemente te aconsejo que te lo hagas mirar. 


Y, por cierto, para aclarar temas, todo el tiempo que me he referido al amor, lo he estado haciendo simplemente pensando en dos personas, no en un hombre y en una mujer. Espero que se me entienda, porque quizás ahí puede radicar uno de los problemas del machismo, el no tratarse como personas en igualdad de derechos. Sin necesidad de sacar los lanzallamas a la calle.

*FOTO: DE LA RED



viernes, 27 de septiembre de 2013

CUANDO CONOCES AL TATO

Los incondicionales que normalmente se asoman a esta ventana conocen que la moral de este vecino es a prueba de bomba, y que es capaz de encontrar un pequeño rayo de luz en la misma oscuridad.
Sin embargo, llevo varios días en que no soy precisamente la alegría     de la huerta, y que si tuviera que convencer a una persona que está encaramada en lo más alto de un edificio pensándose si saltar o no, existirían más posibilidades de que me convenciera él a mí para que saltáramos juntos.
Los tiempos actuales tampoco ayudan. En un momento donde sube todo, incluida la tensión, este vecino además vive en una ciudad, Donosti, que no es que sea cara, sino que hasta los pobres, no son unos pobres cualquiera, porque eso estropearía el entorno, y especialmente el área romántica, sino que son unos pobres de marca.
Este vecino podrá ir al infierno, si es que el infierno existe, por muchas razones, pero no por no ayudar al que se encuentra en dificultades, porque siempre ha intentado "aliviar" al que pide. Sin embargo, en     estos tiempos, en la vida diaria de este vecino también se ha tenido     que instaurar el régimen de recortes, porque uno llega a lo que puede,     y a donde no, eso no existe, más que nada para no sufrir.
El otro día, al comienzo de esta semana, iba paseando por el centro de la ciudad, y fui prácticamente abordado por un hombre de mediana edad, no muy mal vestido, sino con aire más bien de quien pasa dos noches de juerga seguida, y no lo digo por el olor alcohol que no existía, sino por la apariencia de ser un poco arrollado por las circunstancias, por decirlo de alguna manera. Musitó unas palabras que no llegué a entender, pero los gestos son idioma universal, y al ponerme la mano estaba claro que me pedía algo, y que precisamente no era la hora, en todos los sentidos.
Este vecino que aunque lleva ya tiempo en el paro,  se le sigue haciendo igual de duro que la primera vez, no dar limosna al que se lo pide, se sintió un poco frustrado por el momento, y al cabo de unos segundos en que ambos habíamos proseguido con nuestros caminos opuestos, miró para atrás, y recibió una sorpresa enorme cuando comprobó que la persona que acababa de pedirle ayuda, había sacado un teléfono de los denominados “smartphone”, y se quejaba a su interlocutor de que ya lo iba a dejar “por hoy” y que no le había dado dinero ni “el tato”, por lo que consideré que el famoso tato era yo.
Todavía estoy con la duda de si esa persona realmente lo necesitaba o no, porque en estos días de tan bruscos cambios, existe mucha gente que realmente necesita ayuda, y pasa vergüenza para pedirla, y sin embargo hay otros, que como en ese día, no sabes si realmente vienen o van.

*DIBUJO: DE LA RED