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sábado, 22 de julio de 2017

CRISTINA CIFUENTES Y LAS VACACIONES.


De las muchas noticias que han aparecido esta semana en los medios de comunicación, hay una que me ha calado hondamente, porque me ha removido vivencias de momentos importantes en mi vida, especialmente porque atañen a mi bolsillo, y a mi condición ya como jubilado.

Lo de Cristina Cifuentes, y la “noticia” de no cogerse vacaciones ahora, es, como diría cualquier partido político, de izquierdas, centro, o derecha, puro populismo. Y me recuerda a la empresa con la que he estado ligado muchos años, hasta que ellos quisieron.

Ellos, mis jefazos, se llenaban la boca de “este año no creo que pueda coger vacaciones” y,  sin embargo, se iban a “ferias” para promocionar “su” empresa, durante dos o tres semanas, de las que venían sospechosamente morenos.

Esa “publicidad”, “no poder coger vacaciones”, junto con “esta empresa es como una familia” que se dejaban deslizar durante algunas cenas de empleados, era caldo más que de cultivo para intentar crear “mala conciencia” a la hora de decir que “tú te ibas de vacaciones”.
Pero la naturaleza es sabia, y cuando empezaron a ir mal las cosas, se demostró que si la empresa era como una familia, había, como mínimo, dos tipos de hijos.

Por eso lo de Cristina Cifuentes me ha revuelto el estómago, y más  cuando, y voy a contar cosas de mi vida, que nunca acostumbro a desvelar “hoy es el día que la empresa a la que pertenecí tiene cuentas pendientes con la Seguridad Social sobre mí, y están afectando al importe de mi jubilación".

Siempre se ha dicho que los vascos somos gente de palabra, y ellos firmaron, además, un contrato, como ya he mencionado, con la Seguridad Social, que deberían respetar, como yo he respetado siempre con un silencio de muertos (que por cierto, nadie me lo pidió), especialmente en este blog, el nombre, y los usos y costumbres de esa empresa.

Ya para terminar, lo de Cristina Cifuentes y su  declaración de “no voy a coger vacaciones en verano” también me ha recordado a Luis Miguel Dominguín, cuando contó a sus amigos, y se enteró toda España, de que se había acostado con Ava Gardner, porque lo importante no era haberlo hecho, sino contarlo.


Sí, Señora Cifuentes, porque, ya puestos, debería de contar también otros privilegios que tiene usted, y a los que no renuncia ni alardea de ello, entre otros, me imagino, el poder irse de vacaciones en otra época del año. Además, no dejar por unas semanas tan solo, un trabajo del que, según sus propias palabras, “disfruta”,  no es para ponerse una medalla, aunque seguro que usted dice que no lo ha hecho, sino para hacérselo mirar, porque quizás, como mínimo, lo suyo sea puro egoísmo.

*FOTO: DE LA RED 
 IDEA Y REALIZACIÓN TRUCAJE: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA

jueves, 2 de febrero de 2017

EL ECO DE JONAN


Nunca me han gustado las personas cuadriculadas, ni de ideas tan fijas que forman un muro sin aristas ante la imaginación, y destierran la duda. Por eso hace dos días, cuando me encontré con Jonan,  tomando un café en el “bar de guardia” de nuestro vecindario, y le ví con unas ideas tan firmes y férreas diciendo que a él no le come el coco nadie, ni ha nacido todavía nadie que le diga qué es lo que tiene que pensar, sonreí por dentro, mientras mi voz interior me decía: -La ocasión la pintan calva…

Jonan –le dije- recuerdo que más de una vez nos has hablado maravillas de esa máquina de hacer café que compraste, de la que nos diste todo tipo de datos, que te costó un dineral y que poniéndole el cartucho del tipo de café deseado, te lo tiene preparado a una hora determinada. ¿Te has planteado alguna vez, que alguien, llamémosle “Él”, ha dado orden para que tus cartuchos sean manipulados con alguna sustancia determinada, para que muy poco a poco, puedas ir cambiando de hábitos e incluso de manera de pensar?

Jonan, mi vecino autosuficiente, giró 45 grados, quedando cara con cara con este vecino del mundo, pero en ningún momento de manera desafiante, sino simplemente dando a entender que había captado mi interés, y me preguntó con una sonrisa: -¿Me estás tomando el pelo, verdad?

¿Te has puesto a pensar –proseguí- que en esas campañas sanitarias, en las que el gobierno, cualquier gobierno de cualquier país, sugiere a la gente de más de sesenta y cinco años que tomen la vacuna, por ejemplo, de la gripe, no haya un cupo de personas, ya pensadas, para que ese sea su “último invierno”, y así “cuadrar” las cuentas de “su” seguridad social?

Jonan, ya no sabía, ni dónde estaba ni que era un hombre de férreas ideas, y antes de que me dijera nada, rematé: ¿Te has planteado alguna vez, que seguimos estando aquí, porque los demás quieren? Que lo mismo que estamos, pudiéramos sufrir un “accidente raro”? 

Aprovechando el silencio de los pocos que a esa hora estábamos en el bar, pagué al camarero, también aturdido, y me fui, pero no solo, el atisbo de una sonrisa me acompañó, mientras el eco de Jonan, ya lejos, solo acertó a decir: ¡Chorradas!

*FOTO: DE LA RED


jueves, 4 de febrero de 2016

DOROTHY SÁNCHEZ Y EL MAGO DE OZ




Leo hoy que  “El lunes 4 de enero un total de 545.814 trabajadores fueron dados de baja de la Seguridad Social por sus empresas.”  


Las cosas no son como parecen, nunca lo son.


Mientras creíamos que toda España estaba esperando un regalo la Víspera de Reyes, en la práctica más de medio millón de personas acababan de ser despedidas, o lo que es lo mismo, muchos de ellos habían trabajado dos o tres semanas, por Navidades, y les devolvían a la cruda realidad.


Y mientras, nosotros, los españolitos de a pie, ese mismo 5 de Enero, una parte dándole caña a Manuela Carmena por la Cabalgata de Pasarela Cibeles que había firmado, y la otra repartiendo estopa  por un tweet "No te lo perdonaré jamás, Carmena", a Cayetana Álvarez, exdiputada del PP, por  poner la ilusión o, en realidad, desilusión, de su niña de seis años por lo que había quedado de la tradicional  cabalgata de Reyes, como ombligo de su mundo.


No sé si la mayoría nos miramos al ombligo mientras nos roban la cartera o el trabajo al que todavía tenga, o los árboles no nos dejan ver el bosque, pero al final la culpa, como siempre la tendrá ese jubilado, al que, en el mejor de los casos, le han subido unos cuatro o cinco euros.


Y es que una de las versiones oficiales, ya que las versiones siempre son a la carta, para leer lo que conviene al departamento de turno, es que ahora los jubilados viven muchos años, y este vecino del mundo al que algunas veces se le desboca la imaginación, ya se imagina a un grupo de asesinos del estado cargándose a unos cuantos jubilados, “eso sí, que parezca un accidente, para que nos cuadren las cuentas".


En una España en la que oficialmente ahora entramos en Carnavales, llevamos de excesos carnavaleros mucho más de lo debido. Unos, disfrazados de banqueros y tarjetas black, otros diseñando obras faraónicas en memoria de su repajolera madre, o padre, que también tiene derecho, y otros disfrazados de ciegos jefes para no ver el desmadre que les rodea.


Y en este mismo momento tenemos a un Pedro Sánchez disfrazado de Dorothy, que en una especie de bonoloto gigante está rellenando unas casillas para imaginar un futuro gobierno, y que luego, que esa es otra, tras conseguir “la fumata blanca” del consenso, las musas le sean propicias, al Señor Sánchez me refiero, y acierte con el camino de las losas amarillas que nos lleve a todos hasta el Mago de Oz. Eso, suponiendo que Oz esté también dentro de, como se decía antes, el Mercado Común Europeo, porque si el Edén estuviera fuera, mejor nos vamos olvidando…



Voy a disfrazarme de hombre feliz, y a tomarme las pastillas de la tensión que no quiero que se termine el guion de mi vida...


*FOTO: DE LA RED