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sábado, 7 de mayo de 2016

SINCEROS, PERO NO TANTO




Llevamos una época que con respecto a la libertad de expresión, como se dice vulgarmente en mi pueblo, nos la tenemos que coger con papel de fumar. Y hoy no me refiero a esa llamada ley mordaza, sino a esa costumbre que tenemos en respetar al famoso siempre que sea políticamente correcto.  En cuanto habla abiertamente, y más de un espectador, incluso, las reconocería también como opiniones suyas vertidas en su ámbito familiar, se le da "leña al mono". Quizás, en el fondo, el oyente no las tolera porque ese dardo ha caído en el mismo centro de él como diana, porque se ha sentido reconocido en las protestas.



Hace unos meses, y por haber salido en El hormiguero, felices y con las defensas de sus comentarios bajas, Dani Rovira y Clara Lago, especialmente ella, fueron vapuleados en las redes sociales. Solamente por quejarse de que a mucha gente no le importa ni la hora ni el momento para pedir cuantas fotografías quieran sacarse con una de las parejas de moda, y sin dar las gracias por ello, ni apenas dirigirles la palabra.


Y casualidad, más recientemente (hace unas dos semanas), y en el mismo programa le ha ocurrido lo mismo, a Úrsula Corberó, por hacer un comentario muchos opinarán que desafortunado. Este vecino opinaría que cuando menos fue valiente, sincero y personal. Porque solo hablaba por ella cuando comentando una visita suya a Cuba dijo que los cubanos son unos pesados. Ella se refería, claro está, por tenerlos como moscones. Cuando todos sabemos que a Doña Úrsula por estar como está, terriblemente bella, eso le ocurrirá en Cuba, y en mi pueblo, si va, porque todo español sin necesidad de ser navarro o maño, lleva dentro a un “pequeño brutico”, que mitad por timidez  y mitad por no quedarse corto se pasa de frenada.


Queremos que la gente famosa sea dicharachera, sin respuestas repetidas y amaneradas, que dé juego, pero eso sí que no se pase ni un pelo, porque sólo nosotros nos podemos desmadrar en nuestra intimidad, como Aznar hablando catalán. Y a los famosos cuando hay luz y taquígrafos si se pasan, pues eso, “leña al mono que es de goma”.  Y eso nunca es verdad, es de carne, hueso y sensibilidad, a la que muchas veces nos importa un pito dañar amparados en la multitud, aunque solo sea en forma de opinión, pero eso sí tan afilada como el canto de una piedra.


¿En realidad queremos opiniones puras y duras, o solo las políticamente correctas y  que no dañen a nuestro postureo como juez y, la mayoría de las veces, parte?



Sigamos dando caña a troche y moche, en este caso es un decir, y esperemos que no al propio blog, y solo oiremos propaganda pura y dura sobre el producto que es lo que en el fondo les ha llevado a estar ese día en tal o cual programa. Y entonces, como poco, nos vamos a aburrir “una jartá”.


*FOTO: DE LA RED

miércoles, 27 de abril de 2016

TWEETS PARA UNA EMBAJADA


Ante tanto comentario triunfalista sobre el estreno de la nueva serie “La embajada” y ser ganadora en el “share” de ese día, este vecino del mundo  se ha tomado un día (día y medio) para pensárselo y que se enfriaran sus sensaciones, complicadas, intentando ser más justo.


Como durante la emisión del capítulo, este vecino fue redactando tweets sobre sus opiniones a tiempo real, se va a basar en ellos. El orden en este post no tiene por qué coincidir con el orden real mandado por twitter. 


"Creo que la embajada real de Tailandia, si la hay, va  a estar sin candidatos para ir, durante mucho, mucho, tiempo."
Y a pesar de esa sentencia, y sin ahondar en razones por no “estropear” el argumento a futuros espectadores, la serie puede ser buena publicidad para que las nuevas generaciones estudien para diplomáticos. Según ésta, "es un continuo  no parar”, en todo.
El argumento, el thriller,  en todo caso ocurre en una embajada como pudiera transcurrir en un hotel, o en un bufete de abogados.


Serie  realizada para que los pobres estemos contentos de no tener mucho dinero y ser corruptos y cornudos.
Sería un lado optimista de verlo, porque el argumento recuerda bastante a nuestra actualidad en alguna autonomía de nuestra piel de toro y, claro está, a muchas otras series.


He cerrado un momento los ojos y me he perdido dos polvos  y tres corrupciones.
Este vecino se ha imaginado a los guionistas de la serie como si estuvieran rellenando una quiniela con el método de los dados, y según iban lanzándolos, ahora uno le era infiel a su esposa, como que  ella le adornaba la frente a él, mientras ya buscaba nuevos horizontes. Una especie de Sodoma y Gomorra pero ataviados con lo último en grandes marcas de moda. Y que conste que este vecino del mundo no es estrecho de miras, pero viéndoles a esos personajes en sus lides amatorias, no tienen tiempo material para trabajar.


Carlos Bardem está que se sale, y Raúl Arévalo haciendo amigos desde el primer fotograma.
Lo del Señor Bardem, Carlos, si transcurre el argumento como parece, puede ser curioso, porque su personaje es el primer malo malísimo que detectamos, y que visto lo visto en el primer capítulo, puede resultar al final “una hermanita de la caridad”, en comparación con lo que parece adivinarse hay encerrado entre las paredes de la embajada, ya que él, y es un detalle, va de frente.

En cuanto a Raúl Arévalo juega, al menos por ahora, a ser el gran tapado, malo y posiblemente cruel.


Por un momento, al final, me ha parecido que Úrsula Corberó hacía un remake del papel de Megan Montaner en "Sin identidad".
Y es curioso, porque además la Señorita Montaner también aparece por la embajada. Y es que los productores si en algo no han escatimado es en nombres, bellezas, y epidermis, de actores y actrices del momento.
Por cierto, y no es una crítica, sino constatar un hecho, el comportamiento del personaje de la Señorita Corberó recuerda muy mucho a su manera de comportarse en la mayoría de sus entrevistas, dando la sensación de que “pasaba por allí”, pero mucho se teme este vecino, que sea la calma que precede a la tormenta, y que ese personaje, aparentemente alocado, va a sufrir bastante.


Demasiado esquemático todo. Si estornudas te pierdes dos datos. Y dentro de poco necesitaremos un mapa, para situarnos”.
Sensación de que el tiempo que ha durado el capítulo no he parado de trabajar. He acabado agotado”.
“He tenido la sensación durante todo el capítulo que era el enunciado de un problema, y gordo”.
Estos tres últimos “tweets” han sido agrupados a la hora de redactar este post porque están íntimamente relacionados, y pertenecen al lado, según la opinión de este vecino del mundo, de la parte negativa.


Demasiado condensado todo para poder disfrutarlo. Hay una duda en este vecino: ¿Será toda la serie así, o esa sensación de demasiadas cosas, que llega al agobio, puede ser motivado “solo” por ser la presentación de personajes y drama?


Personalmente, y sin intentar condicionar a nadie, este vecino va a dar de margen otro capítulo a la serie, y si sigue teniendo las mismas sensaciones, se va de Tailandia en busca de nuevas aventuras en otra película, o serie.


Por cierto, y ya para terminar, este vecino brinda una idea, y gratis. Le hubiera parecido más interesante la misma propuesta pero al revés, es decir, una embajada tailandesa  en España, y los problemas que pudieran surgir entre los tailandeses y los nativos, pudiendo incluso adentrarse en el terreno de la comedia.

*FOTO: DE LA RED