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domingo, 25 de mayo de 2014

LA OTRA FINAL DE CHAMPIONS

En primer lugar, este vecino quiere aclarar que ayer cuando comenzó el partido de fútbol, sus ojos eran los de un niño, repleto de inocencia, y excitación, solo pensaba en ese caramelo que se le ofrecía por televisión. Sin embargo, a medida que se fueron desarrollando los acontecimientos, la visión del niño se transformó en la de un hombre hecho y derecho en la que a medida que transcurría el partido, conseguir que la utopía se convirtiera en realidad al principio parecía posible, pero luego quedó patente que el dinero y el poder siempre tienden a lo mismo.
“El estadio de la luz” se convirtió en un circo romano en el que las capas y ramas de laurel se habían metamorfoseado en Armani y poder. Es curioso, cuando siempre se describe que el fútbol es el deporte del pueblo, y sin embargo los mejores sitios son, no para los que han roto su hucha para cumplir sus sueños de toda una vida, sino para aquellos que quieren seguir saliendo en la foto a toda costa, y además sin pagar un euro.
Todo fue medianamente bien, hasta el segundo gol del Real Madrid, y las expresiones de felicidad de su presidente, Florentino Pérez. Sin embargo, para que todo quedara patente, el saludo con el ex-presidente del gobierno Sr. Aznar, devolvió a las retinas de este vecino, antiguas imágenes, por supuesto en blanco y negro, de aquel equipo que era el equipo de todo un régimen, y el vino de la celebración de una presunta victoria colchonera se truncó en vino agriado y echado a perder.
El pobre consigue fabricarse unas alas para sobrevolar la realidad diaria, pero al final el sol del poder siempre las destruye.
Los prolegómenos, con un futbolista modelo (esto último en todas sus acepciones) que esta vez no podía jugar por acumulación de tarjetas, paseando por lo que sería el campo de batalla, enfundado en un impecable Emidio Tucci, ya hacía atisbar que aquello, como siempre, se decantaría a favor del todopoderoso.
Se puede dejar las entrañas y la última gota de sangre en el campo de juego, pero al final, y ya seguimos hablando de trajes, el fondo de armario es el que es, y no hay ni placenta de caballo que lo cambie.
A este vecino los cinco minutos de más de la segunda parte le parecieron excesivos, pero podía colar ya que las fuerzas estaban muy mermadas, y la pérdida de tiempo era evidente, pero fue lo suficiente para que cambiaran las tornas y la transformación de la utopía en realidad no fuera posible.
Es curioso además que el futbolista que cambió el resultado final y que ganaran los de siempre, es alguien que no es sospechoso de nada, un hombre con sabor a pueblo en todos sus poros, Sergio Ramos, y que sin ser ese su fin, claro está, ayudó una vez más a que el poder siempre gane. Y este vecino se acordó de esas autonomías en las que un día sí y el otro también, se destapan casos de corrupción del partido en el poder, y “el pueblo” les sigue votando.
Este blogger se acordó, aunque él era niño, de aquel verano del 68 en París, y donde los estudiantes tocaron una vez más la utopía, e intentaron que los sueños de un mundo diferente se hicieran realidad.
Sea lo que fuera, el resultado final es a todas luces pornográfico y cruel, en el que se tenía que sumar a la fiesta, no podía ser de otra manera, un Cristiano Ronaldo, que lo mismo que la cabra tira al monte, él aprovecha cualquier momento para mostrar su percha (¿incitando a posibles marcas publicitarias?), quitándose esa camiseta que tanto le paga y de la que él dice que está muy orgulloso, pero se la quita.
Lo de ayer fue algo más que un partido de fútbol, y tristemente todos lo sabemos. Es el futuro que siempre nos espera.

*FOTO: DE LA RED

lunes, 17 de febrero de 2014

EFECTO PERRO

En el piso de arriba, el perro del vecino lloriquea.
Aquí no tenemos gallos que nos despierten al amanecer, pero sí perros. Ahora debería decir eso de que también hay perros de dos patas, pero en ese caso pondría muy mal al perro, y no es mi intención, ya que además tengo uno, Afgano, mi bichon frisé. Por cierto, con Afgano siempre he tenido un problema. No estoy seguro si en realidad no habla, o es que está eternamente enfadado conmigo, y no me habla a mí.
En cierta manera, ese tipo de situaciones, un perro que ladre en el vecindario, son detalles que nos recuerdan que estamos rodeados de naturaleza, y que por muy conectados que estemos a las nuevas tecnologías, que como llevamos ya mucho tiempo hablando de ellas, ya no son tan nuevas, en realidad provenimos de las cavernas. Y que antes no existía ni Armani, ni tan siquiera Amancio Ortega, y que si no  eras un poco avezado en el arte de la caza, no llevabas ni taparrabo, con las vergüenzas al aire.
Y quizás todo se trate de eso, de disfrazar las vergüenzas de la mejor manera posible, tras mucho tipo de barniz, para que brillemos a pesar de todo.
Hablando de Amancio Ortega. Bien mirado, este señor, al que dicho sea de paso, este vecino del mundo no conoce de nada, es heredero directo de los antiguos conquistadores, al que no le ha hecho falta ni una espada, solo una buena idea, y mucho, mucho trabajo, para conquistar el mundo, y hacer realidad esa máxima del Siglo de Oro español, de que en nuestro imperio no se ponía el sol, aunque en este caso, el imperio sea solo suyo.  Otra cosa ya será los damnificados, o los daños colaterales, como se dice ahora, que todo imperio pueda causar.
Y con lo de los daños colaterales entramos en el terreno de los eufemismos, de los que son verdaderos magos los políticos, como decir eso de que “el poder debe de estar en el pueblo”, lo cual no estaría nada mal. Salvo con la diferencia de que quien dice eso, en realidad está pensando que el pueblo es él, porque que sepa este vecino, al menos él, no ha firmado ningún papel para que nadie hable en su nombre.
En el piso de arriba, el perro del vecino lloriquea, y debajo hay otro vecino que no para de darle vueltas a la cabeza, y solo va a conseguir marearse, o incluso en el peor de los casos, hasta desnucarse.

*FOTO: DE LA RED