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jueves, 16 de abril de 2015

NADA PERSONAL



¿No te ha dado por pensar alguna vez que lo que hay entre tú y el cartero es pura atracción? No importa que vivas en un segundo, o en un tercero, no importa que el botón de tu casa esté a trasmano, que siempre te aprieta tu ojo a primera hora de la mañana. Porque no nos engañemos, llamar sobre las nueve de la mañana al timbre de tu casasolo al tuyo, varias veces, para que se pare el mundo, es eso, meterte el dedo en el ojo más que llamar al timbre.

Y si le dices algo por el telefonillo cuando te pide por favor que le abras la puerta, él te contesta: -Mire, señora, me pagan para esto, y estoy en mi horario laboral. Si no me quiere abrir, no lo haga, y vendré mañana. Yo lo que me digan, pero a lo mejor era algo urgente…

Tú tienes una vez de bajo impresionante, especialmente si es la primera palabra que dices a alguien para “inaugurar” el día, pero el cartero tras meterte el dedo en el ojo en forma de llamar al timbre no repara en el profundo matiz de tu voz y te llama “señora”. No es nada personal, solo cumple con su trabajo, pero te llama “señora”. Y si tú te cabreas, eres un maleducado, y tienes un humor del “carallo”, como diría tu amigo que ha vivido quince años en A Coruña.

La vida  está llena de momentos que no son personales pero que van amoldando tu alma, y la quieren hacer cada vez más pequeña, pero la culpa siempre es tuya por tomártelo como no debes. El gobierno tiene que tomar unas medidas que no son bienvenidas pero no le queda más remedio, debido a la crisis que hay. Y no vamos a recordar de quién es la culpa por haber vivido por encima de sus posibilidades…

A lo mejor tu mujer te acaba de dejar, pero no es tampoco nada personal, la culpa en realidad no era tuya, es de ella. Ha cambiado a lo largo de estos años no en la misma dirección que lo has hecho tú, ya perdonarás, pero son cosas que pasan. No ha habido un tercero,  pero por casualidades de la vida, mañana te vas a enterar, que ya está con otro. Pero no es nada personal…

Y tú en cambio tienes la mala suerte de que te afectan esa cantidad de cosas no personales  que como flechas se te van clavando a lo largo de tu existencia. Y sabes que aunque vives, o sobrevives en Donosti, tú, precisamente tú, no tienes nada de San Sebastián, el mártir.

Y te acuerdas de la mala suerte de estar en el paro por un E.R.E. que tampoco era nada personal pero que dejó a parte del “personal” en el paro. Y tienes que seguir viviendo, aunque de vez en cuando te sigan metiendo el dedo en el ojo con cosas no personales, y  sólo eres tu quien se lo toma de mala manera. Y además, tienes el mal gusto de recordar cosas injustas que no atañen a los demás, y que ya incluso hace años que pasaron.

*FOTO: DE LA RED


jueves, 9 de abril de 2015

EL PUENTE, COMO COMIENZO DE UN VIAJE



Nunca me había pasado. Hoy he tenido que dejar de soñar, en la cama, como Dios manda, porque en ese sueño debía dinero. No hace falta ser un lince para pensar, que puede ser, tan solo puede ser, uno de los síntomas de la crisis.

Como ya he dicho aquí alguna vez, “el vecino del mundo”, este blog, y el otro que tengo de pintura, nacieron a modo de daño colateral, o mejor dicho como manera de dar rienda suelta a mis inquietudes, y evitar así que éstas me devoraran, ya que víctima, junto a otras veintinueve personas, de un E.R.E. (como muchas veces, injusto) tuve que irme al paro, de hecho el finiquito lo firmé como “regalo de cumpleaños”, el día de mis 55 años. La vida es así de irónica, y sin sentimientos. Porque aquí los sentimientos los ponemos nosotros, si queremos, o si podemos.

¡Bueno! Pues eso, que en las épocas de vacas gordas, algunas veces tenía pesadillas porque, había días, o mejor dicho, noches, en las que no me cuadraban las cuentas, o porque discrepaba con el jefe. ¡Siempre en el mundo de los sueños! Sin embargo, ahora, cuando el destino te hace que te refugies más en ellos, a modo de Edén, o refugio de paz en un mundo convulso (espero que no sea como prolegómeno al más allá final),  no puedes hacerlo, porque digamos que llevas tus miedos de “despierto” al mundo irreal.

Siempre me han atraído los puentes, de hecho acabo de pintar uno. A ciencia cierta nunca he sabido la razón de esa atracción. Viéndolo a posteriori quizás pueda ser una metáfora sobre separación de mundos, de modos de vida, y esa unión que debe de haber entre ambos. Porque un puente se puede entender como una unión, o una separación. Una especie de frontera o bisagra entre dos mundos.

Alguna vez ya he explicado aquí la unión que tienen para este vecino del mundo, tanto la escritura como la pintura. Los dos se encuentran en un mundo que empieza detrás de una hoja, o lienzo, en blanco, y depende de cómo vayas “quitando” ese blanco, lo que hay detrás de esa cortina va apareciendo, pero siempre dependiendo del arte que tenga el que intenta pasar ese telón blanco.


Hoy, por lo que se ve, he tenido problemas de aterrizaje entre el mundo real e irreal, o hiperrealista vaya usted a saber. Me ha fallado el puente, en este caso el de aterrizaje, pero siempre un puente. Ese que siempre me ha atraído, quizás porque sugiere muchas cosas, incluso puede tener mucho de sexo, por aquello de nexo de unión, y porque nos permite ir a otros lugares, nunca a la vista, y siempre más cerca del corazón.

*CUADRO: "PUENTE EN EL SEÑORÍO DE BERTIZ", obra al óleo de PATXIPE.