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martes, 23 de enero de 2018

RECORDANDO A GREGORIO


Todos tenemos días que por una u otra razón son muy significativos, y para este vecino del mundo, tal día como hoy, 23 de Enero, pero de 1995, lo es en especial, y muy triste por cierto. Ese día ETA mató a Gregorio Ordoñez, y con ello cometió, al sentir popular, junto con el asesinato de Miguel Ángel Blanco, dos años después, uno de sus más importantes errores.

Es evidente que la vida de una persona es tan importante como la de otra cualquiera, porque la vida no debiera de tener precio, pero Gregorio Ordoñez, al margen de su paisaje político, era una persona del pueblo y para el pueblo.

¿Por qué le mataron? Evidentemente nunca hay, o debería de haber, una razón para acabar con la vida de nadie, pero era un objetivo muy asequible, siempre rechazó la protección oficial y era de costumbres, por decirlo de alguna manera, fijas. Y lo más importante, estaba claro que la repercusión de un acto como el que tristemente ocurrió iba a ser, como fue, grandísima.

Siempre le recordaré, era fácil encontrarlo, los domingos al mediodía, junto a los cines Astoria mientras paseaba por la acera, el coche de su hijo de un año.

Este vecino nunca comulgó con sus ideas políticas, pero cuando te encuentras con lo que se dice, “un buen hombre”, sabes reconocerlo, y Don Gregorio, siempre merecerá, al menos en la memoria de este vecino del mundo, un gran respeto.

Siempre recordaré su gran lucha, se lo puso como meta y no paró hasta conseguir, que Donosti volviera a tener plaza de toros. Aunque no ha pasado muchísimo tiempo, entonces las corridas de toros no tenían mala prensa por culpa, o gracias a unos cuantos,  y muchos recordaban todavía con muchísimo cariño a la antigua plaza, El Chofre, por lo que Gregorio, como ya comentado, no paró hasta conseguirla. Con el tiempo, y ya faltando él, se supo que no le gustaban especialmente los toros, pero siempre creyó que era muy bueno para el turismo de la ciudad.

Hoy hubiera sido un contertulio de cualquier programa televisivo de los que no tienen precio, porque nunca dejaba a nadie indiferente cada vez que acudía a un programa de televisión siendo totalmente visceral.
Por una de esas casualidades de la vida, con el tiempo pusieron una calle a su nombre, muy cerca de donde vivo, y cada vez que paso por ella pienso que ya la gente más joven no sabrá ni quién fue ni lo que le ocurrió.

En el momento de morir era diputado del Parlamento Vasco y teniente de alcalde del Ayuntamiento donostiarra. Cuatro meses después, en las elecciones municipales, el PP se convertiría en el partido más votado en San Sebastián con el 23,84% de los votos. Y el ayuntamiento le concedió a título póstumo la Medalla de Oro.


Siempre es, como hoy, momento para recordar, como le hubiera descrito Antonio Machado, “a un hombre, en el buen sentido de la palabra, bueno”. Y Don Gregorio Ordoñez, seguro que lo fue.

*FOTO: DE LA RED

viernes, 21 de julio de 2017

LOS MALOS TAMBIÉN PUEDEN TENER GLAMUR


Siempre se ha dicho, que la muerte iguala a todos, pero claro está, y el fallecimiento del Señor Blesa es un claro ejemplo de ello, de que una cosa es el dicho popular, y otra, la verdad verdadera.

El día del, legalmente se supone que demostrado vía autopsia, “suicidio” de Don Miguel Blesa, como pilló por sorpresa a todos, es lo que tiene el suicidio,  se oyeron todo tipo de comentarios, más en contra de él que a favor, ocurre con los polvos y los lodos. 

Sin embargo, lo del día después ha sido copar una gran parte de medios informativos por los adláteres del poder y similares, para recordarnos lo malos que han sido esos jubilados airados que le esperaban un día y otro en la calle para recordar al Señor Blesa lo malo que era. Y que actitudes como esa son las que han llevado, al que un día fue hombre importante en la economía española, al suicidio. Por cierto, y más de uno llamará a este vecino del mundo, como mínimo, malpensado: ¿Nadie se ha parado a pensar que quizás no se debería haber incinerado el cuerpo todavía?

España, por mucho que se empeñen los anti-taurinos, que al final ganarán la batalla, siempre será el país que inventó la plaza de toros. Y ese concepto, el de la arena de la batalla y los burladeros, donde ponerse a salvo, ha servido también para la vida diaria.

Uno, en su trabajo, hace lo que cree que tiene que hacer, y si tiene poder, muchas veces pega mil capotazos al personal antes de sacarlo del ruedo del trabajo-vida, patas arriba, y, mientras, mira a la puerta de toriles, esperando a otro para seguir toreando. ¿Si las cosas se ponen feas? Siempre tenemos el burladero para ponerse a resguardo. 

Y burladeros hay unos cuantos: las leyes (que siempre protegen al empresario); la política, o, el poder de hacer creer que todos son iguales hasta que te sacan el voto; la muerte, que da una especie de visado para ya no poder hablar mal del difunto; y la religión, o ese poder sanador que tiene, por el cual tú, te puedes ir a la tumba tranquilo, porque sabes que Dios saldará tus cuentas pendientes en el más allá, y no sabes que si Dios existiera sería una multinacional que guarda sus intereses, seguro que también, en un paraíso fiscal del más allá.

A todos estos burladeros también hay que añadir uno especialmente pensado últimamente, para los partidos políticos: la dimisión, de cualquier integrante, especialmente en problemas con la ley, hace que ya el partido se crea con derecho a desvincularse de todo acto realizado por él o ella, cuando todavía pertenecía a sus filas.

Por cierto, y  recordando todavía el burladero de la religión,  seguro que ni Dios perdonaría lo del Señor Eduardo Inda ayer, poniendo en la diana de la culpa , a todos esos perjudicados por las decisiones profesionales del Señor Blesa. 

Parece que en España el derecho al pataleo, o practicar “la venganza del chinito”, que meaba en la sopa del que previamente le había puteado, mientras le hacía una reverencia servicial, se debe de prohibir por ley. Cuando el Señor Inda, si por algo se caracteriza precisamente, es por lanzar los primeros trapos sucios, que él cree tener, al que le molesta por ir en contra de sus intereses morales o profesionales, que de todo debe haber.

Y ya para terminar, el Señor Blesa siempre me ha recordado mucho físicamente, y no lo he oído por ningún lado, a aquel gran actor, en todos los sentidos, que fue Robert Ryan, en la foto al comienzo del artículo, y que demostró mil veces en pantalla que los malos también pueden tener glamour, del bueno, del que no se compra con dinero. Aunque siempre ha habido una gran diferencia entre los dos: Mr. Ryan fingía en sus trabajos, era actor, que era malo.

*FOTO: DE LA RED


jueves, 11 de septiembre de 2014

"POLIVALENTE" ES LA PALABRA Y EL ESPÍRITU

Se acaba de hacer público que en el próximo Festival de Cine de San Sebastián, en su 62 ediciónFernando Bovaira, productor cinematográfico español, presidirá el jurado oficial. Lo singular de las designaciones es que el cineasta ucraniano Oleg Sentsov, que se encuentra en la cárcel en Moscú, ha sido nombrado jurado honorífico. No, él no aparecerá en ningún momento en el citado festival, obviamente no puede, pero así se consigue hacer una llamada de atención a la situación del cineasta y a los denominados presos políticos. Como vulgarmente se suele decir aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, o en nuestro caso el Urumea por la Bella Easo,  se utiliza el festival para algo más.
Bien pensado, en realidad, ese es el espíritu que suele impregnar casi todas las  decisiones en Donosti. Que la naturaleza nos dota de una isla, Santa Clara, pues no va a estar solo por estar y para las fotos, que ya no se necesita ni comprar rollos para luego revelarlos, pues se pone un faro.
Que a su lado tenemos un monte, Igueldo, se le van colocando unas cuantas villas, y no unas villas cualquiera, muy caras por cierto, porque eso da un cierto estatus, o el dinero da el estatus…¡Vaya usted a saber! Pero no acaba con eso, pues como mínimo se inaugura, bueno hace más de un siglo que se hizo, un parque de atracciones, y una maravilla más: el funicular.
Y desde entonces no hemos parado. El campo de futbol costó, muchas discusiones y mucho dinero, pero todo se arregló haciendo un campo polivalente, que valiera para todo tipo de deporte, y alguno diría que para ninguno. Y además, locales para reuniones de la federación deportiva correspondiente, oficinas, tienda, y casa de cultura. ¿Alguien da más?
Y puestos a espíritu polivalente, no podemos olvidar la Plaza de toros de Illumbe, que se usa también como pista de baloncesto y lugar de ubicación de espectáculos temporales.
Lo más importante, de todas maneras, es que con tanta polivalencia no se debe de olvidar el espíritu primigenio que llevó a forjar cada uno de los proyectos, y que con el Festival de Cine no ocurra como con la Plaza de toros, que se hace de todo menos para lo que fue proyectada.
¡Ah!, Claro, es verdad, lo de la plaza de toros donostiarra no es un olvido. Es verdad. Es una prohibición; del  verbo “prohibir”, que según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (que limpia, brilla y da esplendor) significa: Vedar o impedir el uso o ejecución de algo. Y para este vecino, “vedar” e “impedir” cuando menos le sugiere que hay alguien que piensa y decide por él. Y en el más leve de los casos huele a otra época, en el que otros pensaban por él, y aquellos lodos…


*FOTO: DE LA RED