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lunes, 12 de diciembre de 2016

PASARELA DONOSTIARRA, O UNA FOTO BUSCANDO EXPLICACIÓN...


Lo bueno que tiene vivir en una ciudad como San SebastiánDonosti para sus habitantes y enamorados, es ese poder intrínseco que tienen sus moradores y visitantes, de poder caminar entre fotografías de historia, salitre y cemento. De poder mezclarse con su horizonte.


Días con sus correspondientes noches en las que todos los gatos son pardos, pero como estamos en la ciudad que estamos, por supuesto que los gatos necesitan ser, tienen que ser, también de pedigrí. Calles, paisajes, en los que caminando, observando, quizás puedas encontrar la cara oculta de la foto perfecta. Ese ángulo que no habías contemplado, y que te sugiere durante unos segundos otra cosa. Puede ser el comienzo de algo efímero, como el abrir de una puerta a algo desconocido, una ciudad olvidada, o sin descubrir quizás, dentro de otra.


Sin embargo, hoy, revisando unas instantáneas tomadas de Donosti en Diciembre, una foto ha jugado a ser traviesa, y mientras siempre se ha dicho, al menos desde que se inventó la fotografía, de que una imagen vale más que mil palabras, una imagen determinada, la que mostramos al principio, ha jugado a necesitar palabras para explicar los mundos que puede abrir.


Ese viaje, quizás a los infiernos, que sugieren esas escaleras que se ocultan, no se pierden, en esa mar que parece ahora en calma. Esa cara B que se puede encontrar tras una cara A a enmarcar. El yin y el yang pero disfrazados de vida diaria. Lo que las luces de la pista central, del paisaje central, no pueden alumbrar. 



Y para remarcar que todo transcurre en una ciudad de foto, de ser observada siempre, ese final de barandilla en primer término, que nos recuerda y enfatiza que nosotros somos los mirones, estamos en una situación pasiva, de observador de escaparate de una pasarela, no de estrellas, sino bajo ellas. Pasarela de frágiles principios pero bien iluminados, y finales sobre arenas movedizas si la marea lo requiere, si el guión de una tragedia lo necesita para ser redondeada, por esos movimientos subterráneos que se disfrazan de calma chicha: la vida misma hecha foto.

*FOTO: F.E. PÉREZ RUIZ-POVEDA

sábado, 28 de febrero de 2015

EL ELIXIR MÁGICO


Si hablamos de MAGIA, así en mayúsculas, en general siempre nos imaginamos momentos fantásticos, imposibles, de ingravidez alejada de las reglas que rigen lo terrestre. Y es lo que tiene la magia, que indefectiblemente va unida a otra palabra: truco; una especie deYinYang, dos caras de una misma moneda. Lo fantástico de lo real. Lo extraordinario de la rutina.

Y es que si nos negamos a creer en la Magia, no podemos negarnos a creer al menos en esos momentos mágicos, que convierten un algo cotidiano en algo más, trascendente y único.

Youtube” es ese maremágnum/archivo, en el que podemos encontrar de todo, y en el que aquel que crea en el JUICIO FINAL, también con mayúsculas, tiene que ser lo más parecido posible a ir sacando los archivos de nuestra manera de proceder en la Tierra.  Y esta misma mañana me he topado, fisgando en ese archivo inmenso, con uno de esos momentos mágicos, que ya no volverán, pero que como todo lo mágico perdurará en nuestra epidermis, ese lienzo donde se plasman nuestras emociones. Esa unión que se dio entre dos grandes voces: Rocío Jurado y Mónica Naranjo, para aquel show, y disco, que fue una especie de testamento artístico de la primera.

Esa versión de "Punto de partida”, es la representación del “arte” en mayúsculas. Una conexión entre la música, y una representación teatralizada, que solo se iba a dar esa única vez. En el caso de Rocío Jurado, por razones obvias, estaba muy malita, y Mónica Naranjo, posteriormente, tiene dicho que se niega a cantarla desde ese momento, porque le resulta doloroso. Y además seamos realistas, alcanzado el cenit, lo demás siempre es pura imitación o un mero recordar de que ya no puedes llegar. Si te ha tocado una vez la lotería de la magia, con su premio gordo, ya lo demás siempre será, como mucho, la pedrea.
En esa versión, las dos artistas, y siendo decorosos, no cantan con sus respectivas gargantas, sino con… sus entrañas, con la experiencia de sus vidas, de sus recuerdos, y todo rezuma a un momento único.



Esa magia nos hace trascender a un algo más, a otra escala del hombre y de la mujer, en el que sobran las palabras, y lo importante es el sentimiento. La magia nos produce sentimiento, en un primer lugar, de elevarnos sobre el suelo, y escaparnos de toda regla que nos rige y por lo tanto de lo que nos hace pequeños.


Hoy, viendo y recordando, he logrado un momento mágico, y eso también es la vida, momentos normales aderezados de sentimientos perfumados únicos, teñidos de placidez, melancolía y un punto de magia, metidos en el frasco de nuestro corazón. Allí donde viven nuestros mejores momentos, reside ese elixir mágico.



*FOTO Y VIDEO: DE LA RED