Mostrando entradas con la etiqueta años. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta años. Mostrar todas las entradas

martes, 14 de agosto de 2018

CUANDO BAJAN LOS ÁNGELES



Ayer cumplí uno de los ritos de mis vacaciones veraniegas desde hace muchos años: comprar dos números diferentes y con distinta terminación para “La lotería de Navidad”. De hecho, al centro comercial que acudí era con idea de ir al cine, pero fuimos muchos los que ese día debimos de pensar lo mismo, y al ver aquellas colas inmensas, quedaba claro que había gente para llenar todas las salas, nueve, en todas las sesiones y además colocados como las hamacas playeras tras un día ajetreado, uno encima de otro. Y me dije a mí mismo: “No es plan”.

Todos los años igual, gente por todos lados, como si de una superproducción americana se tratara, y con miles de figurantes que además hacen muy bien su trabajo, hacemos muy bien nuestro trabajo: molestar y molestar.

Era un día que tenía toda la pinta de que iba a acabar mal, la experiencia de los años en tus huesos te lo dice, como cuando viene cambio de tiempo. Y sin embargo, con todo en contra, en un paseo marítimo también atestado de turistas y manteros, unas notas primero bosquejadas como un rumor, me dieron la pista.

Era “City of stars”, tocada con ukelele y violín. Seguro que fue el momento pero…, no se puede tocar también, debería de ser delito. 

Dibujar belleza sonora, además en un entorno, en apariencia al menos, tampoco colaborativo, es como quemar las naves de primeras o apostar en el casino por un número que nunca ha existido.  Pero las dos jóvenes que en aquel momento servían para traer tanta dulzura, también te hacían sentir que aún hay esperanza. Que en la juventud no todo es botellón, ni comida rápida. Da gusto, debe de ser muy raro, que algo tan bonito te mueva todo lo que llevas dentro, y sientas que dos lágrimas luchan por reabrir unos lagrimales que hace mucho tiempo la realidad los había sellado.

Creo que cuando las descubrí llevaban poco tiempo tocando porque no había nadie parado observándolas. Y poco a poco nos fuimos agrupando, así en la distancia. Como no queriendo asustar a aquella belleza sonora.

Tampoco quise identificar la procedencia de aquellos ángeles, quizás porque el cielo no tenga un idioma definido. Apenas fueron media docena de canciones, con un espectacular  en su sencillez “Somewhere over the Rainbow”, basada en esa versión de Israel Kamakawiwo'ole, que si existiera una especie de diccionario sonoro de qué es la belleza, seguro que estaría en una de las primeras posiciones.

No quise grabar la actuación con el móvil, por aquello de que quizás al repetirlo posteriormente se pudiera perder la magia,  y sólo voy a publicar una de las fotos, como prueba de que no me he inventado nada. El cielo existe, pero está en momentos como el de ayer, y me siento un privilegiado por haberlo vivido.

Los que me siguen habitualmente ya conocen mi humor ácido. Y ayer mientras saboreaba el momento solo pude decir, y sin pasar por el filtro de mi mente: "Y Belén Esteban millonaria...". Una mujer que estaba a mi lado me oyó y me miró muy fijamente. Quedó claro que entendió por qué lo decía, y se dió por aludida. El que se pica...

*FOTO: F.E. PEREZ RUIZ-POVEDA



jueves, 10 de agosto de 2017

SIETE AÑOS YA


Muy buenos días-tardes-noches,
Mi intención al escribir este blog es el crear un lazo de unión entre vosotros, que nunca sabré cuántos ni quiénes sois, y éste que os escribe, que se cree uno más de la especie humana, y que considera que sus opiniones pueden encontrar algún reflejo en vuestras vidas.
Es también mi intención que ésto sea una especie de diario, en cierta manera novelado, y que yo me evada de los problemas diarios mientras os hago quizás esbozar una sonrisa, con eso me daría por bien pagado.

Y…ya han pasado siete años de esos párrafos, de esas intenciones, que inauguraban este blog que ya avisaba desde ese primer momento que era un tanto novelado, como la vida misma, donde hay muchas verdades, tantas como personas interesadas.

Estos años han servido para comprobar que la realidad supera muchas veces la ficción, y que, a veces, si tuvieras que diferenciar en una ficticia rueda de reconocimiento qué es verdad y qué es mentira, más de una vez nos confundiríamos.

Sin ir más lejos, esa noticia que hemos conocido estos días, de que el ayuntamiento de Ponteareas, en Pontevedra, aprobó este lunes pasado la concesión de un plus de productividad a los funcionarios que hagan al menos el 90% de su jornada laboral, podría hacernos reír a carcajadas, con ese incentivo por hacer lo que se comprometieron a hacer cuando fueron contratados, sino fuera porque es real, y se conformen además, con un 10% de “escaqueo”.

Con noticias así, este vecino del mundo siempre recuerda esas películas con historias de Luis García Berlanga y Rafael Azcona, en las que las situaciones imaginadas serían más creíbles que las reales.

Siempre recordaré cuando en los comienzos de este blog, un compañero de trabajo (de ese al que me habían alejado mediante un ERE, y que en cierta manera fue la razón de inaugurar un blog que sirviera de terapia y de fuga), al enterarse de que tenía un blog, me preguntó quién me pagaba y cuánto ganaba. 

Hay preguntas que no sólo definen al que las hace, sino que pueden transformarle de persona a personaje.

Un blog, una ventana desde la que expresar ideas, sentimientos, opiniones, quizás no podrá cambiar el estado de las cosas, pero al menos puede servir para avisar a esos que forman parte de la actualidad, y que muchas veces se creen tan listos como para engañar a la mayoría, de que harán lo que quieran o los dejen, pero que nosotros nos hemos dado cuenta.


No hay peor opción que darlo todo por perdido, con esa cantinela  de “siempre ha sido así, y será”. Y en esas estamos, y estaremos.

*FOTO: DE LA RED

domingo, 8 de mayo de 2016

VACIANDO EL LIMBO



Cualquiera que practique un arte, aunque sea simplemente como hobby, me entenderá cuando digo que hay momentos en que  a la obra en potencia, que tienes entre manos, no le ves salida, una terminación que te guste. 


Te has quedado atascado, te gusta lo que ves, pero no cómo terminarlo. Y como al menos a este vecino del mundo le gusta pintar varios cuadros a la vez, vas dando preferencia a otros, y ese, el de la indecisión, se va quedando en una especie de limbo.


Tanto en escribir como en pintar, de los cuales en ambos me considero como mero aprendiz, es muy importante  el saber dar algo por terminado. Y en el caso del  cuadro que acompaña a este texto, ha estado inacabado unos veinte años más o menos. Lo he tenido colgado en mi casa, y yo sólo sabía que estaba inacabado, y que tarde o temprano, él y yo, teníamos algo pendiente.


Que no me pregunte nadie por qué ha sido ahora el momento, porque no lo sé, pero hay algo que te lo indica, y estos días lo he sentido. Ha sido una sensación como que el cuadro (una vista general de las casas viejas, muchas de ellas ya no existen, al menos  con esa apariencia, junto al río Deva, en Elgóibar) tenía un candado que me impedía acceder a él. Y estos días, al parecer, he encontrado la llave, y he obtenido con su conclusión una sensación de tranquilidad, de deber cumplido, al mismo tiempo que he vaciado, y cerrado, ese limbo que una vez creé.


De todas las maneras, la sensación que he tenido con este cuadro durante todos estos años, ha sido cuando menos singular. Porque a este vecino del mundo, cuando termina algo, le ocurre incluso con los textos de este blog, que al volverlos a leer, o contemplarlos en el caso de los cuadros, al  cabo de un tiempo, no los siente para nada como suyos. Es una sensación, como ya he dicho, muy extraña, porque en muchos casos, recuerdo hasta el momento que los realicé, pero de ahí no pasa. Sin embargo, con este cuadro ha habido una especie de cordón umbilical no cortado.


Es curioso, porque ahora que lo pienso, cada vez que me paraba frente a él en la pared en que estaba colgado, en realidad tenía la sensación de que era él el que me ponía caras de interrogación y de esperanza.


Quizás, en el fondo, ha habido un exceso de responsabilidad mal entendida ante un paisaje de mi niñez que siempre me deslumbró. Tal vez ha sido como pintar un recuerdo; y ya se sabe, que los recuerdos conviene no "menearlos", porque siempre están bien como están, y quizás por eso los recordamos.



Los recuerdos siempre vienen con el Photoshop incorporado, para bien o para mal, es lo que hace que se quede fijo en tu mente, y no se pierda en el desierto del olvido.

*CUADRO: "ELGOIBAR, CASAS VIEJAS JUNTO AL RÍO", DE PATXIPE.